Iglesia de Santa María la Real (Sangüesa)

Este distrito se desplegaba majestuosamente por los vastos valles orientales que colindaban con la vecina Corona aragonesa.

La ciudad se erige con gracia en la margen izquierda del río Aragón, cuyas aguas, como un hilo conductor, dan forma de manera definitiva a su trama urbana y, en gran medida, moldean su historia.

Este acto facilitó la llegada de nuevos pobladores que, por decisión real y una vez alejada la amenaza musulmana, se establecieron en la orilla izquierda del río Aragón, donde el padre del monarca tenía un palacio junto al puente.

Este nuevo emplazamiento, caracterizado por su topografía más llana y su accesibilidad para el abastecimiento, propició un rápido crecimiento de Sangüesa.

Esta decisión, motivada por la vocación jacobea y otros servicios, fomentó el establecimiento de numerosos complejos asistenciales para los peregrinos en Sangüesa "La Nueva".

En respuesta a esta nueva realidad, el recién coronado rey navarro, García Ramírez, no solo detuvo el incipiente crecimiento de la ciudad, sino que también la dotó de un ceñido cinturón amurallado defensivo.

En este período, propiciado además por su florecimiento económico, las primitivas y algo desfasadas parroquias románicas, entre las cuales se destaca la de Santa María Real, fueron sometidas a procesos de ampliación o remodelación.

Se considera a esta iglesia de estilo cisterciense, pero adaptada por la orden de San Juan, ya que, pese a lucir una recalcable sobriedad, también posee una gran decoración simbólica.

Por esta unión de maestros, trabajadores y artistas, cada uno con un influjo distinto y posiblemente trabajando en períodos diferentes sin haberse conocido, es el causante de la apariencia abigarrada o la discordancia estética que se observa hoy en día.

El resto de capiteles son pobres y sobrios acordes al estilo cisterniece.

Parte superior del pórtico: En el exterior, los muros están compuestos por hiladas de sillares regulares, lisos y severos.

Destaca la cabecera, la portada monumental y el cimborrio que tiene una aguja gótica.

En aquellos arcos de medio punto con diminutos capiteles vegetales y con volutas adosadas, se representan catorce figuras, doce de ellas representando a los apóstoles y las otras dos restantes a ángeles.

Todas poseen una rigidez, tanto en su vestimenta como en su semblante, aunque individualizados la mayoría con atributos, fisonomías corporales, y la forma de la barba.

En la parte superior sobresale la figura de un Pantocrátor y el Tetramorfos en su compañía.

Juicio Final: Cristo coronado sentado sobre su trono mientras bendice con su mano derecha al espectador, y rodeado del Tetramorfo en forma humana marcando la hora esperada en las sagradas escrituras.

Dintel: se describe una arquería de medio punto, donde se enmarcan las figuras de los doce apóstoles y en el medio la virgen María entronizada y coronada, con prendas elegantes, mientras sostiene al niño Dios.

Jambas: originalmente la portada tenía 5 columnas a cada lado, pero solo sobreviven 3 pares.

Las figuras femeninas del lado izquierdo son: en la parte más exterior, Santa María Magdalena, deducible fácilmente por la inscripción que lleva escrita en su cuerpo.

La falda le llega hasta los pies y está hecha con una gran destreza de las telas.

La iglesia está constituida por una planta de 3 naves que acaban en ábsides semicirculares.

Sobre el crucero de la nave se eleva una torre octogonal almenada con cúpula puntiaguda.

La nave central es más alta, ascendiendo a 13,8 m, en comparación con las laterales que tienen 11.2.

La iluminación viene del cimborrio hasta el hastial occidental, por lo que se produce un espacio interior notablemente oscuro debido a estas cubiertas y con contrastes lumínicos.

Las tres naves y los brazos del crucero se cubren con bóvedas de arcos cruzados que apean sobre los cuatro grandes pilares centrales cruciformes.

El culto a esta Virgen se extendió debido a la fama que adquirió para los peregrinajes de la época, y enraizó muy antiguamente -aunque no sabemos en qué momento exacto llegó el culto y su devoción en Navarra- en Sangüesa.

En la mano derecha lleva el lirio, símbolo de virginidad, y con la izquierda sostiene al Niño.

Es un prototipo mariano de estilo pleno gótico bastante difundido en la segunda mitad del siglo XIII.

Demostraba no solo unos claros fines religiosos, sino que incorporaba un prestigio.

Del románico al gótico en la arquitectura de Navarra : monasterios, iglesias y palacios.

Exterior de la iglesia de Santa María la Real.