Castillo de Serpa

La primitiva ocupación humana de su emplazamiento se remonta a la prehistoria, posteriormente romanizada, cuando ya se llamaba Serpa, viviendo con el camino que conectaba Beja con el sur de Hispania.

Con la caída del Imperio Romano, conoció la presencia de alanos y vándalos, cuando se asentaron en la Bética, los suevos, cuando se expandieron hacia el Sur, y posteriormente, los visigodos, sucedieron, a partir del siglo VIII, a los musulmanes, que la fortificaron.

Volvió a la posesión musulmana durante la gran ofensiva almohade de Iacube Almançor al río Tajo (1191),[1]​ cuando los cristianos sólo permanecían en el poder desde Évora, en todo el Alentejo.

Más tarde, las fuerzas de D. Sancho II recuperarían estas tierras, conquistando Serpa en 1232 y entregando sus dominios a D. Fernando, hermano del soberano.

En el año 2000, como resultado de las fuertes tormentas en la región, una sección del muro fue destruida.

En el nivel más alto, junto a la pared, al norte, se implanta la alcazaba cuadrangular.

Originalmente tenía tres puertas monumentales (Porta de Moura al noreste, Porta de Beja al noroeste y la Porta de Sevilla al sur, esta última ya desaparecida) flanqueadas por dos torres cilíndricas achaflanadas, esta última con merlones pentagonales en los extremos.

Allí se encuentra el Museo Arqueológico de Serpa, donde se exponen los testimonios recuperados en la región del municipio, el Paleolítico, el Neolítico, la Edad de los Metales y la época romana.

Castillo de Serpa, Portugal: aspecto de la entrada.
Castillo de Serpa: aspecto de la entrada.
Castillo de Serpa: aspecto del interior.
Castillo de Serpa: torre del homenaje.