[3][4] Gallardo regentó su ganadería juntamente con sus hermanos perfilando la crianza del toro bravo hasta obtener un tipo de toro peculiar, especialmente en la suerte de varas.
A la muerte del ganadero en 1817, la vacada se disolvió en tres lotes que fueron a parar al ganadero gaditano Domingo Valera, quien se hizo con 500 cabezas de ganado que entremezcló con reses de origen Cabrera.
El segundo lote fue adquirido por Gaspar Montero quien, años más tarde, en 1833, se la vendería a Antonio Gil Herrera y éste, a su vez, a Juan Miura en 1842, iniciando la andadura del mítico hierro andaluz de Miura.
El nuevo ganadero empezó a desechar los distintos cruces que se habían realizado los anteriores propietarios para intentar recuperar la esencia de la casta Gallardo, creando un tipo de toro que, en líneas generales, ha subsistido hasta la actualidad.
[7] De igual manera, otras ganaderías actuales comparten ascendencia Gallardo por los mismos cruces que se han realizado y entre las que se encuentran Palha, Prieto de la Cal o Miura.