Prieto de la Cal

[4]​ A la muerte del monarca, la "Real vacada" pasará a anunciarse como "Real Vacada de la Reina Nuestra Señora", con divisa plata y celeste"; aunque durante la Regencia será vendida en 1835.

Durante la segunda mitad del siglo XIX y hasta principios del siglo XX, los "veraguas" serán toros fundamentales para el desarrollo de la tauromaquia gracias a su bravura.

A su vez, este mismo hierro había pertenecido, con anterioridad, Fermín Martín Alonso quien se hizo con los toros del duque de Veragua en 1927.

Tal y como define García Sánchez[7]​ en su trabajo sobre el toro de lidia español, estos toros se caracterizan en su fenotipo por su gran trapío, morrillo prominente y por estar, asimismo, degollados de papada.

Por lo que respecta a su comportamiento durante la lidia, se tratan de toros que tienen una salida muy espectacular, con poder, rematando en las tablas; duros y bravos en el caballo; y de faenas cortas.