El desarrollo del primer avión italiano especializado de ataque estuvo a cargo del talentoso diseñador aeronáutico Cesare Palavicino, que anteriormente había trabajado para la firma Breda, para ingresar posteriormente en la compañía Caproni.
Además, se decidió instalar el motor Piaggio P.IX RC.40, más potente, carenado con un anillo Townend, y eliminar los voluminosos carenados del tren de aterrizaje, pasando a instalar las armas en las raíces alares.
Entonces se creía que el fuego desde tierra a un avión de vuelo rápido sería ineficaz, y, por lo tanto, no necesitaba blindaje.
La prueba de que esta teoría era totalmente errónea se comprobó dos años después en España, pero en ese momento pocos pensaban en ello.
En operación, los aviones de ataque Ca.305 y Ca.307 no destacaron en nada especial; la aeronave, si bien correspondía a las especificaciones emitidas, en realidad presentaba bajas características de vuelo; por lo que sus mediocres prestaciones llevaron a su rápido reemplazo por los modelos Ba.64 y Ba.65.
Solo siete aviones fueron enviados a Paraguay, mientras que los diez restantes recibieron números militares MM.75300-MM.75309.
Para guardar las apariencias, incluso emitieron una orden oficial para ellos y luego los enviaron a España durante la guerra civil, donde estaba previsto realizar sus pruebas de combate.
Los aviones fueron transferidos a la Scuola di Aviazione Navale donde fueron utilizados para entrenar pilotos en técnicas de bombardeo en picado.
Los AP.1 paraguayos entraron en servicio en 1939, y tres aviones que permanecían en servicio durante la Guerra civil paraguaya de 1947, realizaron algunas misiones de reconocimiento y ataque terrestre contra las fuerzas rebeldes.
Identificados con las marcas 32-1 al 32-10, en 1945 se les asignó la nueva identificación ES.4 (de Enseñanza Superior).