El término municipal está atravesado por la Autovía de Castilla A-62 entre los pK 200 y 205, además de por la carretera de Burgos a Portugal por Salamanca N-620, alternativa convencional a la anterior, por la carretera autonómica CL-605 que permite la comunicación con Fuentesaúco y con Cantalapiedra, y por la carretera provincial ZA-604, que se dirige a Fuentelapeña.
El relieve del municipio es predominantemente llano, pero a cierta altitud y con elevaciones aisladas, propio de la Meseta Norte, contando con algunos arroyos tributarios del río Guareña, entre los que destacan el arroyo de San Moral y el arroyo de la Ermita, que confluyen en la parte noreste del núcleo urbano.
Las cerámicas tardorromanas y altomedievales halladas en el lugar sitúan el origen del asentamiento entre el siglo V y el siglo VII prolongándose hasta el año 1000, por lo que sobrevivió la crisis derivada de la conquista musulmana en el 711.
[5][6] El actual asentamiento de Cañizal está situado más al sur.
[6] Respecto al trascendental acontecimiento del siglo XVI conocido como Guerra de las Comunidades, Cañizal se mantuvo al lado del rey Carlos I como muestran diversos documentos históricos.
Pera esta situación se vio mejorada con el tiempo, principalmente como consecuencia de tres factores.
Todas estas circunstancias dotaron a la villa de unas peculiaridades que contribuyeron sin duda a su engrandecimiento y que tuvieron como reflejo un crecimiento demográfico constante durante el siglo XVI y además fuera el único municipio del valle del Guareña que no sufrió la crisis poblacional del siglo XVII.
Y en sus cercanías se inicia «La Marcha Paralela» de ambos ejércitos hacia Salamanca.
Las calles se individualizan mediante pilastras toscanas y en la calle central se abre la puerta de ingreso con arco adintelado, bocelón quebrado y dos pilastras cajeadas.
Del edificio destacan sus amplias bóvedas, sus firmes paredes y sus hermosos retablos.
Se celebra el 8 de septiembre con diversos actos religiosos y distintos festejos taurinos.
Tras el pregón, las peñas y acompañantes se dirigen a la ermita para pedir la protección de la patrona durante las fiestas.