Bristol Cars no tiene concesionarios ni distribuidores, por lo que trata directamente con sus clientes; aunque tienen una sala de exposición en Kensington, en Londres.
Sus productos todavía se hacen a mano, necesitando 4 veces más tiempo de trabajo humano para ser completado que otros vehículos similares.
Suelen tener grandes espacios para el equipaje; pues la rueda de repuesto va alojada tras un panel en la aleta frontal izquierda; dejando la derecha para la batería y los fusibles.
De esta manera, no se ocupa espacio en otras partes donde sería más útil.
Con un mantenimiento normal, Bristol asegura que el vehículo sobrevivirá a su dueño.
Debido a esta exclusividad, un cierto tipo de compradores se sienten atraídos hacia sus productos.
Los Bristol de segunda mano se consideran generalmente clásicos, debido a su calidad, rareza y su precio original.
Desde entonces, hasta hoy, todos los Bristol, incluyendo los modelos de la gama actual, equipan motores Chrysler.
Su intención es comenzar a trabajar en una producción del Bristol 411, bajo la modalidad de FIA Continuation Series.