Batalla de Millarapue

Posteriormente, intentó cambiar su política y negociar pero las tribus de la zona ya estaban decididas a dar batalla nuevamente.

[33]​ Barros Arana cree que no pudieron ser más de 8000 a 10 000 guerreros.

[8]​[38]​ El ejército siguió la marcha con la caballería formando la vanguardia y las dos alas cubiertas por la infantería aliada.

[37]​ Cuando el oficial se acercó con la vanguardia al cerro donde estaba la fortificación encontró que el camino estaba bloqueado por árboles cortados, entendiendo lo vulnerables que serían si intentaban abrirse paso moviéndolos decidió volver a informar a su superior.

Hurtado de Mendoza aceptó, pero sus oficiales le dijeron que era un ardid para introducir un espía en el campamento y ver sus defensas.

[41]​[42]​ Los españoles mejoraron las fortificaciones, redoblaron la guardia, cambiando los turnos cada hora para evitar que los vigías se durmieran, pusieron las cuerdas de sus arcabuces cerca de las fogatas para impedir que el rocío las humedeciese y cada tanto hacían disparar a la mitad de los cañones, impidiendo a sus hombres dormir profundamente y señalando a los araucanos que estaban atentos.

[6]​ Por último, Mariño de Lobera indica que los araucanos se aproximaron durante toda la noche para no ser vistos al campamento español.

Fue entonces que, por ser el día del apóstol san Andrés, se tocaron los ministriles y un clarín al amanecer.

[31]​ Probablemente apenas se sostenía en la silla, los mapuches aún no habían adoptado el uso de estos animales.

[31]​ Dividió sus fuerzas, una compañía la puso a cargo del capitán Rodrigo de Quiroga y otra, formada por 20 arcabuceros y 20 rodeleros, era mandada por el capitán Alonso de Reynoso para encarar al contingente araucano más cercano.

[49]​[50]​ Sin embargo, estas últimas tropas no obedecieron y cargaron, resultando dos de sus jinetes derribados.

Los indígenas estaban en ventaja, pues luchaban en una zona de laderas y llanos estrechos, permitiendo que sólo la infantería fuera efectiva.

[6]​ La caballería con Lorenzo Bernal del Mercado a la cabeza cargo dos veces pero no pudo romper las sólidas líneas araucanas, formadas por piqueros bien ordenados apoyados por arqueros y honderos que hacían caer una lluvia de proyectiles sobre los españoles.

Además, golpeaban con garrotes el rostro de los caballos, haciendo que los asustados animales se descontrolaran.

[56]​ Fue entonces que la artillería jugó un papel vital al disparar contra las densas filas de guerreros, desbaratándolas.

[46]​ Muchos indios murieron por las lanzas o espadas y otros se rindieron, recibiendo pequeños castigos antes de ser liberados.

Al ver esto, la división que luchaba de la derecha se retiró con pocas bajas.

[29]​[62]​ Fue parte de los veinte caciques ahorcados; según Vivar todos murieron felices y diciendo «más valía morir allí como valientes que no servir a los españoles».

[63]​ En su Historia General, Diego de Rosales (1674) dice que murieron 400 mapuches y se capturaron a otros 1000, siendo colgados 80 caciques poco después.

[46]​ El Compendio de Juan Ignacio Molina (1795) sólo dice que doce ulmenes y Galvarino fueron colgados.

[53]​ Inicialmente se creyó que el toqui había muerto, pero después de buscar su cuerpo entre los cadáveres no fue encontrado.

[29]​ Góngora Marmolejo corrobora esto, señalando que no hubo heridos graves y tampoco muertos.

[30]​ En cambio, Mariño de Lobero también dice que sólo hubo heridos en «no pequeño número».

[66]​ Inmediatamente después, los españoles avanzaron hasta Lebu y al día siguiente llegaron a las ruinas del fuerte de Tucapel.

El gobernador hizo saquear las aldeas cercanas por cuatro días, reuniendo maíz, frijoles y papas para alimentar a su ejército.