Gallabat es considerada tradicionalmente como la última gran batalla en que las armas blancas tuvieron un papel protagónico.
[5] Cuando los mahdistas se rebelaron contra los egipcios muchas guarniciones quedaron aisladas en Sudán a riesgo de ser aniquiladas.
Deseaba hacer una campaña contra este pero el clero y sus oficiales superiores lo presionaron para que enfrentará la amenaza mahdista primero.
[8] Los etíopes, desmoralizados por la muerte de su emperador empezaron a abandonar el campamento y la victoria fue para los mahdistas.
[11] El nuevo emperador continuó sus luchas contra los estados musulmanes y los diversos poderes coloniales, derrotó a los italianos en Adua (1896) y colaboró con 15 000 hombres con los británicos en una ofensiva conjunta contra el estado islámico de Daraawiish pero fueron derrotados por 20 000 enemigos cerca de Harar (1901).
[12][13] Para los mahdistas las consecuencias fueron graves, muchos de sus mejores soldados murieron en la batalla, debilitando así su poder militar.
El califa decidió prudentemente detener las ofensivas en Etiopía y estas se redujeron en meros asaltos fronterizos menores.