En ella las fuerzas anglo-egipcias comandadas por Horatio Kitchener derrotaron definitivamente a lo que quedaba de los ejércitos mahdistas bajo el mando de Abdallahi ibn Muhammad, conocido como el Califa, tras la igualmente desastrosa batalla de Omdurmán acaecida el año anterior.
Kitchener envió 8000 soldados bajo el mando del general Reginald Wingate para interceptarlas.
En ese momento las fuerzas del califa sudanés comprendían unos 10 000 efectivos, y con ellas decidió enfrentarse a los británicos en lugar de continuar retirándose.
Durante la noche Wingate se aproximó a su campamento desde los flancos este y norte.
Los últimos territorios de Darfur no colonizados fueron capturados por los británicos en 1916.