Aunque los indios estaban organizados en tres grandes cuerpos sólo pudieron atacar por un lado debido al terreno pantanoso donde estaba el ejército de Valdivia.
Esta acción en vez de lograr el escarmiento que los españoles deseaban, solo logró afianzar más el odio al "huinca" invasor y reforzar entre los naturales que los conquistadores eran crueles y sanguinarios, por tanto debían pelear por su tierra hasta el derramamiento de sangre.
La batalla y sus consecuencias se transmitieron oralmente entre los mapuches, tal como lo describiría el cacique Pelantaro, 48 años más tarde, en 1598, al jesuita Jesús de Barba, en ese entonces prisionero de los mapuches: Pedro de Valdivia ordenó en esta campaña y batalla.
Jerónimo de Vivar escribió como participante en esta campaña y batalla.
No se sabe si Alonso de Góngora Marmolejo estaba en esta batalla.