Puesto que Godunov aspiraba a asumir el trono si el hijo mayor de Iván el Terrible, el débil y apocado zar Teodoro I moría sin hijos, el único obstáculo para ese proyecto sería el zarévich Dmitri; por tanto, la muerte de este alimentaba las sospechas contra Godunov.
Tras este episodio, Basilio siguió sirviendo fielmente a Borís Godunov, incluso después que ser coronado zar.
Para justificar todos estos hechos, Basilio declaró luego públicamente que el verdadero Dimitri había sido asesinado y el zar reinante era un impostor.
Sin líderes hábiles y competentes, las fuerzas rusas parecían incapaces de oponerse a otra masiva invasión polaca que se dirigía sin oposición hacia Moscú.
Allí los invasores dispusieron que Basilio Shúiski fuese enviado a Varsovia por el hetman polaco Stanisław Żółkiewski, para ser mostrado como trofeo de guerra al rey Segismundo III Vasa y jurarle lealtad.