La ciudad forma parte del lugar Patrimonio de la Humanidad «Monumentos Blancos de Vladímir y Súzdal», declarado así por la UNESCO en el año 1992.
Tras pasar por épocas en que su importancia declinó, la ciudad se afirmó como un centro religioso de primer orden, contando con numerosos monasterios y con un elevado número de iglesias en relación con sus habitantes (llegó a contar con cuarenta iglesias para cuatrocientas familias).
El Monasterio del Salvador y San Eutimio data de 1352 y alberga numerosos edificios religiosos de los siglos XVI y XVII, una colección de antiguos libros rusos y el túmulo del príncipe Dmitri Pozharski, héroe del levantamiento ruso de 1612 contra la dominación polaca.
El monasterio sirvió además desde 1764 hasta los años 1950 como cárcel para disidentes religiosos y políticos.
Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como campo de internamiento del Ejército Rojo y formó por ello parte del sistema Gulag.