[1] Baltasar estudió en el colegio jesuita de Monterrey.
El rey Felipe II lo nombró gentilhombre de la boca en 1591 y le dice tenerlo para cosas más grandes.
[4] Durante el reinado de Felipe III fue nombrado embajador en la corte de los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia en Bruselas.
[11] Baltasar persuade a Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio, y logra hacer formar la Liga Católica en 1609.
Baltasar puso gran empeño en la buena conexión y política activa del eje Madrid-Praga/Viena.
[18] Zúñiga consideraba que la política pasiva del duque de Lerma permitía a los Ingleses y holandeses reforzarse.
Él decía que si no se podía frenar a Holanda se perderían las Indias, después Flandes, después Italia y por último la propia España.
Baltasar de Zúñiga se opuso a este plan y exigía la ayuda al Sacro Imperio.
Zúñiga estaba decidido a detener el proceso de decadencia y aspiraba el resurgimiento bajo los ideales de "'reformación"' y "'reputación"'.
[22] Para ello era necesario en 1618 dar ayuda militar y económica al emperador para sofocar el levantamiento en Bohemia, consiguiendo así el restablecimiento del prestigio y reputación de las dos ramas de la Casa de Austria.
Por lo contrario sus propuestas y decisiones se basaban en un amplio estudio de consideraciones políticas, religiosas, económicas y geoestratégicas en un contexto de pesimismo sobre el panorama internacional.
El rey Luis XIII de Francia instruye a su embajador en Bruselas para abrir la guerra en los Países Bajos y así obtener más libertad en sus empresas en Italia.
[27] Baltasar de Zúñiga había reconocido "que el prometernos que podemos conquistar a los holandeses es buscar lo imposible y engañarse uno mismo".
[28] Su resoluta conducta, apoyada por los Archiduques en Bruselas, motivó a los príncipes alemanes católicos a restituir la Liga Católica en 1619 bajo la dirección del príncipe Maximiliano de Baviera.
El rey Felipe III escribe el 6 de mayo de 1620 al archiduque Alberto para que se realice la invasión del Palatinado.
[34] La impresión de sus contemporáneos sobre Baltasar era la de un personaje prudente, flemático, afectuoso a las damas, que observaba cautelosamente lo que sucedía en el mundo.