En un primer momento, la definición de esta voz era precisa, diciendo proyectil, que tiene dos condiciones esenciales, ser sólido o macizo y de figura esférica, la cual identifica al elemento lanzado con armas como catapultas y cañones.
Hoy presenta forma generalmente alargada terminada en una punta cónica o semiesférica.
Las balas normalmente no contienen explosivos[2] pero el golpe o daño al objetivo previsto transfiere energía cinética tras el impacto y penetración.
La bola de mosquete redonda original era más pequeña que el diámetro interior del cañón.
(Las balas que no se colocan firmemente sobre la pólvora corren el riesgo de explotar el cañón, con la condición conocida como "arranque corto").
Cargar fue un poco más difícil, particularmente cuando el orificio del cañón estaba sucio por disparos anteriores.
Hubo un cambio claro en la forma y función de la bala durante la primera mitad del siglo XIX.
[7][8] Las balas cuadradas tienen orígenes que son casi anteriores a la civilización y se usaban en hondas.