Sacarosa

No esta en equilibrio con la forma abierta (carbonilica) puesto que los carbonos anoméricos de sus dos unidades monosacáridos constituyentes se hallan unidos entre sí, covalentemente mediante un enlace O-glicosídico.

El resto de sacarosa pasa al intestino delgado, donde la enzima sacarasa la convierte en glucosa y fructosa.

Existen muchas controversias sobre el daño que ocasiona el consumo de sacarosa, y varias teorías al respecto.

Por su sabor agradable el ser humano tiende a un consumo exagerado, lo que raramente se da en la naturaleza.

Sin embargo, en la sociedad industrializada, su disponibilidad es alta y su precio bajo, por lo que se sobrepasa con facilidad los límites razonables de su consumo.

Debido a ello, la sacarosa es limitada en la dieta por razones de salud, ya que un consumo descontroladamente alto produce una carga glucémica elevada.

[6]​[7]​ Como resultado, las moléculas de glucosa y fructosa son absorbidas hacia el torrente sanguíneo.

Se ha sugerido que la sacarosa contenida en las bebidas (como las gaseosas) está relacionada con la obesidad y podría estarlo en la resistencia a la insulina.

[10]​ Otro estudio en ratas encontró que una dieta rica en sacarosa desarrolló hipertrigliceridemia, hiperglucemia y resistencia a la insulina.

La extensa utilización de la sacarosa se debe a su poder endulzante[4]​ y sus propiedades funcionales como consistencia.

Sacarosa granulada.