[1] Su padre había servido durante toda su carrera en Polonia, donde decidió permanecer tras su retiro.
[4] Su padre, a pesar de no hablar polaco, se casó, tras la muerte de su primera esposa cuando contaba con dos años, en segundas nupcias con una mujer polaca católica,[2] que apenas hablaba el ruso.
[5] Denikin, el último defensor del zarismo en Rusia, pasó la mayor parte de su vida en la pobreza.
[4] Denikin, criado en la Polonia donde la subordinación de las minorías era palpable,[4] aprendió polaco y asistió ocasionalmente a la misa católica con su madre.
[6] Su rechazo a los nacionalismos periféricos del Imperio, compartido con gran parte de los dirigentes del movimiento blanco durante la guerra civil rusa, tuvo notable importancia al perder este el respaldo de aquellos.
[6] Denikin se destacó entre todos por su firme oposición a los separatismos, manteniendo el lema de una «Rusia Grande, Unida e Indivisible».
[6] Cuando Denikin alcanzó la edad escolar la familia se trasladó nuevamente a Włocławek, donde asistió a las clases de una escuela donde la instrucción era en ruso pero se enseñaba también el alemán, que Denikin no aprendió por su falta de aptitud para los idiomas.
[7] A pesar de su calidad, el Gobierno apenas financiaba la escuela y los alumnos eran en general muy pobres.
[8] En 1892, recién graduado,[2] Denikin se unió a una unidad de artillería, donde sirvió los tres años siguientes.
[8] Buen oficial y dotado para las matemáticas, en 1895 se le permitió presentarse a los exámenes de ingreso a la Academia del Estado Mayor,[2] que formaba a la crema del Ejército y le podía permitir ascender más allá de los rangos bajos de la oficialidad.
[8] Empero, habiendo cambiado los baremos de entrada en el Estado Mayor, Denikin no fue admitido en este.
[2] Durante la guerra ruso-japonesa (1904-05), Denikin participó como jefe del Estado Mayor de una brigada, que apenas tomó parte en los combates.
[2] Aceptó con resignación pero sin alegría la Revolución de Febrero, como muchos otros oficiales.
[2] Tras el nombramiento de Lavr Kornílov como comandante en jefe del Ejército en el verano, pasó a dirigir las operaciones del frente suroccidental, donde había combatido al comienzo de la guerra.
[20] Kornílov aportó su prestigio contrarrevolucionario para atraer oficiales, mientras que Alexéyev contribuyó con sus contactos políticos y habilidad organizativa.
[16] Desde entonces hasta su exilio definitivo en abril de 1920 su vida se funde con la historia del movimiento contrarrevolucionario.
[25] Inexperto en cuestiones políticas[23] en las que su pasada actividad militar no le había dado experiencia alguna pero forzado como cabeza del movimiento antisoviético a definir un programa y a escoger colaboradores políticos, Denikin no eligió a los mejores ni fue capaz de exponer un programa político claro y atractivo, limitándose al nacionalismo.
[24] Este se considera un error crucial del movimiento, que trajo su derrota final junto a los reveses militares.
[29] En otras cuestiones Denikin simplemente optó por la vaguedad para evitar divisiones[10][26] y enfrentamientos: monárquico, se opuso, sin embargo, a la restauración de los Románov a pesar de la gran propaganda monárquica entre los oficiales,[30] y optó por proclamar que únicamente la Asamblea Constituyente Rusa podía decidir la forma del Estado;[31] partidario cada vez más convencido de la necesidad de una reforma agraria que entregase la tierra a los campesinos, su movimiento nunca aplicó ninguna.
[33] Como político se mostró mediocre, aunque honesto en medio de una gran corrupción.
[34] Modesto y amable, no se mostró, empero, como gran dirigente del movimiento.
[51] Wrangel fue relevado poco después, lográndose detener el avance soviético sólo a orillas del río Kubán en febrero de 1920.
[51] Sus lugartenientes, nunca bien avenidos, conspiraban cada vez más entre sí y contra Denikin.
La retirada había desorganizado al Ejército, desencadenado el caos entre la población civil y acentuado las atrocidades contra la comunidad judía.
[54] Tras una corta estancia en Londres se trasladó a Hungría, por el menor coste de la vida.
[54] Durante la Segunda Guerra Mundial declinó las ofertas para colaborar contra la URSS que le habían hecho los alemanes.
[10] Sin haber aprendido ninguno de los principales idiomas europeos, sobrevivió escribiendo y dando conferencias, pero pasando estrecheces.
[54] Desde 1945 hasta el día de su muerte se refugió en los Estados Unidos[10] a donde llegó con apenas 9 dólares.
Denikin escribió varios libros, entre ellos se encuentran: La confusión rusa (cinco volúmenes), El viejo ejército, Memorias de un oficial zarista, 1872-1916 y El camino de un oficial ruso (publicado póstumamente en 1953).