Nació en Lomákino, Óblast de Nizhni Nóvgorod, Vlásov estudió inicialmente en un seminario, pero renunció durante la Revolución rusa y en 1919 se unió al Ejército Rojo, sirviendo en Ucrania, el Cáucaso y Crimea.
Fue enviado a China como asesor militar del gobierno de Chiang Kai-Shek entre 1938 y 1939, quién le concedió la Orden del Dragón Dorado (algunas fuentes la llaman de la Luna Blanca) por sus servicios.
Por supuesto, las autoridades hitlerianas nunca pensaron en armar a los soviéticos y permitirles organizarse, ni mucho menos estar en los puntos claves del frente.
El mismo Vlásov usó un uniforme y gorra de oficial sin marcas ni rangos durante todo su período colaboracionista.
Vlásov no se adhirió jamás a las políticas antisemitas ni al ideario nazi de sus captores, ni en sus discursos de arenga estiló estas ideas: sus discursos solo estaban dirigidos contra Stalin.
Sin embargo, esta conducta de nada le valió a Vlásov y sus hombres: supo que apenas se los capturara iban a ser ejecutados sumariamente en el mismo lugar que se los detuviera por expresa orden de Stalin.
Al finalizar la batalla, y adivinando las intenciones de venganza soviéticas, Vlásov y sus hombres huyeron al oeste, e intentaron entregarse a los ejércitos anglo-estadounidense.
El resto fue enviado a campos de trabajo forzado del Gulag, donde miles murieron.
En 2001 se intentó rehabilitar el nombre de Andréi Vlásov, calificándolo como una víctima del período estalinista.
Sin embargo, se dictaminó que Vlásov no cumplía con los requerimientos para rehabilitar su nombre y su caso fue cerrado.