Alonso Suárez de la Fuente del Sauce

[1]​ Se le llamó el «obispo constructor» por las numerosas obras que mando realizar y sufragó.Su actividad edificatoria era enorme y los fondos destinados a ella parecían inacabables, hasta el punto en que se decía popularmente de él en Jaén que había descubierto el secreto de «la mesa de Salomón, bajo la cual siempre que se buscaba aparecían nuevas riquezas».Transcurrieron casi cinco siglos, durante los cuales el cuerpo se mantuvo en la cajonera, lo que en palabras del obispo Santiago García Aracil «hacía destacar a la catedral de Jaén por un hecho verdaderamente exótico y no elegante».[3]​ Así lo recuerda el texto escrito sobre su lápida, con la fecha de su enterramiento y la inscripción que reza en latín «Yace por fin inhumado».Cierta leyenda, muy extendida e incluso reflejada en alguna obra literaria,[cita requerida] cuenta que, debido a la impresión sufrida por Carmen Polo al contemplar la momia, dejó caer sobre el cuerpo del obispo el misal que portaba, quedando allí porque nadie se atrevió a recogerlo.