Alarico II tuvo que abandonar Tolosa, la capital de los visigodos, en el año 507 perseguido por los francos, y se refugió en España.
Don Rodrigo fue ese rey, y del palacio solo queda la cueva que se supone oculta maravillosos tesoros.
Según la leyenda, el rey visigodo abrió o rompió cada candado, llegó a una primera sala, que parecía un lugar de oración, avanzó y llegó a una segunda, supuestamente de ceremonias, llegó a una tercera que tenía un cofre, el rey lo hizo abrir: había un lienzo con dibujos de guerreros a caballo y espadas curvas, con una inscripción que dice "cuando ojos humanos vean este lienzo, estas criaturas dominarán la tierra santa" (supuestamente estos corresponderían a los musulmanes que invadieron el reino al año siguiente).
También es el lugar en donde podemos encontrar dos capillas medievales de origen templario, construidas sobre un conjunto tumular de origen megalítico, en donde se desarrolló el culto a la diosa madre y que fue utilizada por Toribio para esconder las reliquias que llevó consigo.
Es más, según Cimadevilla, los caballeros templarios pudieron llevar a cabo excavaciones en este lugar en busca de antiguos objetos sagrados y los manuscritos secretos del rey Salomón.
En 1803 se investigó en Carcasona un pozo en el que, según la leyenda, había un gran tesoro godo.
Tras su muerte en 1917, hubo tan gran número de personas buscando un supuesto tesoro visigodo más importante que el oro, que las autoridades han prohibido cavar en todo el término municipal.
A raíz de nuevas modas, actualmente se relaciona su tesoro con el Santo Grial.