Es una de las tres parroquias que sobreviven hoy en la ciudad, siendo las otras dos El Salvador y San Pablo.
En el siglo XVIII, y hasta su extinción efectiva en 1851, se convirtió en sede de la colegiata de Sta María del Alcázar, que había fundado el obispo Rodrigo Fernández de Narváez a principios del siglo XV.
Sobre el arco, un nicho con la imagen de San Andrés flanqueado por los escudos del Obispo Suárez.
La torre tiene una crestería calada con gárgolas y flamencos.
Originalmente estos escudos se encontraban en la colegiata de Santa María del Alcázar.