Muchos poetas y escritores han dejado huella en su obra como Antonio Machado; Pedro Bonifacio Palacios, Almafuerte; Miguel Hernández, o Pablo Neruda.
Sus primeros contactos con la música se remontan a su época de estudiante en San Rafael.
Fue en esta época cuando adoptó el nombre de Alberto Cortez, pues a los miembros de la orquesta no les resultaba muy comercial el apellido García y como vivía en la calle Hernán Cortés alguien sugirió el nombre de Alberto Cortés, que finalmente se remozó terminándolo en zeta y sin tilde.
Van den Steen le pidió que grabara un EP con temas populares en Argentina, el Sucu Sucu, Sabor a mí, Las palmeras y Un día de sol, y que tuvo como resultado el primer éxito discográfico de Alberto Cortez.
Los discos de Alberto ya empezaban a tener éxito en España y hacia allá encaminaron sus pasos.
Fue todo un acontecimiento en una España en plena dictadura franquista escuchar a este tipo de autores.
Estos discos cruzaron hasta México y llegaron a Jacobo Zabludovsky, prestigioso periodista de Canal 2, luego Televisa, quien se los presentó al público mexicano como algo insólito y maravilloso, pues un joven había conseguido musicalizar a grandes poetas del siglo de oro español.
Allí tenía que resolver el asunto del servicio militar obligatorio.
Como la prensa se había hecho eco del ingreso de Alberto Cortez en el ejército, algo cuestionado por muchos, se presentó vestido de soldado y con el pelo rapado en los Sábados Circulares para confirmar que sí estaba cumpliendo con sus obligaciones militares.
A Alberto le costó triunfar en su propia tierra pues no fue hasta 1978, en el Teatro Coliseo de Buenos Aires, cuando tuvo su primer gran éxito.
En enero de 1994 Facundo Cabral viajó a Madrid para trabajar en ello en la casa de Alberto Cortez y de ahí surgió Lo Cortez no quita lo Cabral, ingenioso título en donde se combinaban canciones y textos poéticos y humorísticos acompañados únicamente en el escenario por Ricardo Miralles como director musical al piano.
Lo Cortez no quita lo Cabral retomó su actividad en Estados Unidos en mayo de 1998.
Alberto Cortez siguió su actividad profesional con giras por América y España con distintos tipos de formaciones que iban desde el concierto más intimista acompañado únicamente por un piano de cola hasta actuaciones con orquestas sinfónicas.