Alberto Castillo (cantante)

Hace su debut profesional en los años 1930 y comienza una exitosa carrera en 1941 con una gran interpretación del tango de Alfredo Pelala Recuerdo.

Con un estilo absolutamente original, con aspectos quizás vinculados al aire cachador (humorístico) y arrabalero de Rosita Quiroga, Sofía Bozán o Tita Merello, Castillo mostró su capacidad de interpretar temas de lo más diversos merced a una voz con afinación perfecta, magistral en el uso de los matices y la media voz, que podía imprimir a su canto tanto la ternura o dramatismo que requerían algunos como el tono evocador o humorístico para otros.

Se posesionaba del escenario desde que llegaba mostrando su pañuelo cayendo del bolsillo derecho del saco cruzado, el cuello de su camisa desabrochado, la corbata floja, su modo de tomar el micrófono e inclinarlo hacia uno y otro lado, su derecha junto a la boca como si estuviera en la calle, sus ademanes y un modo muy especial de cantar proyectado las vocales.

Su particular fraseo era lo que los bailarines necesitaban y apreciaban; con su voz le ponía ritmo a los pies y él hacía con su garganta lo que otros con el piano o los bandoneones.

Más adelante incorporó a su repertorio el candombe, que en sus espectáculos matizó con bailarines negros.

Unos ejemplos de ellos son La barra de la esquina (1950) donde hace una pareja amorosa con María Concepción César, y "Buenos Aires, mi tierra querida" junto a la actriz Norma Giménez en 1951.

Alberto Castillo durante una grabación, circa 1945.