[7] Sin embargo, la fórmula fue objetada por el gobierno peruano liderado por el también dictador Francisco Morales Bermúdez;[n 1] los acuerdos firmados entre Bolivia y Chile se disolvieron y las relaciones entre ambos países se quebraron en 1978,[4][8] sin llegar a implementar ninguna de las propuestas originales.
[15] Entre 1947 y 1950, hubo conversaciones entre Bolivia y Chile para iniciar negociaciones con el fin de otorgar una salida al mar para Bolivia; sin embargo, las gestiones quedaron estancadas por la negativa recepción en la opinión pública de ambas naciones.
Hugo Banzer derrocó al militar izquierdista Juan José Torres en 1971, mientras que Augusto Pinochet asumió el mando del Chile tras el golpe de Estado contra el presidente socialista Salvador Allende en 1973.
Según investigaciones de historiadores como Sebastián Hurtado y Joaquín Fermandois, el gobierno chileno, liderado por Augusto Pinochet, temía una invasión peruana liderada por el general Juan Velasco Alvarado, quien buscaba recuperar territorios perdidos durante la guerra del Pacífico.
[17] Chile realizó un minado fronterizo a fin de evitar una invasión; para ello fueron instaladas unas 180 mil minas antitanque y antipersonales en todas las fronteras de Chile entre 1975 y 1990.
[17][19][20][21] En 1975, el gobierno peruano, fortalecido por una masiva adquisición de armamento soviético y europeo, elaboró un plan denominado "Negro" que buscaba invadir territorio chileno, con el día D fijado para el 6 de agosto.
[22] El continuo aislamiento internacional que vivía Chile desde la instalación del dictadura militar y las continuas acciones en su contra en foros internacionales forzaron al gobierno chileno a buscar acuerdos con otros gobiernos, siendo el boliviano uno de los más cercanos.
Las instalaciones estatales, como el aeropuerto de Chacalluta y el tramo del ferrocarril entre Arica y Visviri, serían adquiridas por Bolivia a precio de reposición, mientras que los derechos privados serían respetados.
Esto dejó en claro que no existía oposición significativa, internacional o doméstica, a una negativa peruana y el gobierno peruano decidió vetar el acuerdo de manera oficial.
[40] Lo habría realizado simplemente como un gesto meramente simbólico de buena voluntad para hacer parecer a Chile como dispuesto a solucionar la disputa ofreciendo una propuesta que fracasaría por situaciones fuera de su control.