El mar de Irlanda (en inglés Irish Sea, en galés Môr Iwerddon, en bretón Mor Iwerzhon, en irlandés Muir Éireann, en latín Oceanus Hibernicus) es un pequeño mar interior situado en Europa occidental, que separa las dos principales islas británicas: al oeste, la isla de Irlanda y, al este, la isla de Gran Bretaña.
Davids (Gales), en Hulks, Snekkars, Keels y Cogs[2] hasta el puerto de Wexford (Leinster).
[3] Los Tudor cruzaron el mar de Irlanda para invadirlo en 1529 en carabelas y carracas.
Cuando el hielo se retiró hace 10 000 años, el lago volvió a conectarse con el mar.
Otra fuente de contaminación radiactiva puede ser la Dundrennan Range en el Solway Firth.
Más al norte están Holy Loch (ya clausurado) y Faslane, donde submarinos nucleares sirvieron durante la Guerra Fría.
Después del accidente de Chernóbil, cayó sobre la zona lluvia conteniendo Cs-137 y otros materiales.
A pesar de la contaminación, aún hay una vasta flora y fauna en el mar.
Irlanda no tiene ninguna conexión por puente o túnel con el continente y la mayoría de los intercambios son hechos por vía marítima.
Las discusiones para conectar Inglaterra con Irlanda se iniciaron en 1895, con una aplicación de 15.000 libras esterlinas frente al coste de realizar perforaciones y sondeos en el Canal Norte para analizar si un túnel entre Irlanda y Escocia era factible.
Otra ruta es entre Dublín y Holyhead, propuesta en 1997 por la reconocida firma británica de ingenieros, Symonds, sería utilizada por tren.
El éxito del puente de Øresund, de 15 km, entre Malmö (Suecia) y Copenhague (Dinamarca), que ha propiciado una importante integración económica entre las dos ciudades, desde su inauguración en el año 2000, sugiere que la ruta Dublín-Holyhead es la más prometedora.
Al igual que en la cuenca oriental del Mar de Irlanda, el yacimiento principal es la arenisca Sherwood del Triásico inferior, cubierta por fangolitas y evaporitas triásicas más jóvenes.
El momento en que se genera el gas presenta el mayor riesgo de exploración.