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Caída de la dictadura de Primo de Rivera

Primo de Rivera pronunció un discurso ante los reyes en 1927, durante la conmemoración del 25 aniversario de la subida al trono de Alfonso XIII.

La caída de la Dictadura de Primo de Rivera se produjo el 28 de enero de 1930, cuando el general Miguel Primo de Rivera se vio obligado a presentar su dimisión al rey de España, Alfonso XIII , que éste aceptó, dando paso a la Dictablanda de Dámaso Berenguer . El fin de la dictadura de Primo de Rivera supuso la culminación de un proceso iniciado varios meses antes.

La historiadora Genoveva García Queipo de Llano sitúa el inicio de la crisis de la dictadura a mediados de 1928, cuando confluyeron varios factores: el agravamiento de la diabetes del dictador , que poco después de dejar el poder llevaría a su muerte; el fracaso de la dictadura en instaurar un nuevo régimen; y el creciente papel de la oposición, a la que se sumó un sector del Ejército que organizó varias conspiraciones armadas contra el régimen. [1] Ángeles Barrio Alonso lo sitúa algo antes, a finales de 1927, cuando con la constitución de la Asamblea Consultiva Nacional quedó claro que Primo de Rivera, a pesar de que desde el principio había presentado su régimen como «temporal», no tenía intención de volver a la situación anterior al golpe de Estado de septiembre de 1923. [ 2]

Por su parte, Alejandro Quiroga retrasa el inicio de la crisis a enero de 1929 cuando se produjo la insurrección encabezada por José Sánchez Guerra y, pese a su fracaso, "logró mostrar las grietas de un régimen con menos apoyo del que pretendía". "Ciertamente, hasta principios de 1929 nada indicaba que el régimen primorverista estuviera en crisis", añade Alejandro Quiroga. [3] Coincide con Quiroga Francisco Alía Miranda : "Desde el alzamiento de enero de 1929, las cosas nunca volvieron a ser iguales para la dictadura. El propio Primo de Rivera lo confesaría tras su renuncia al diario porteño La Nación : "...me dieron la desalentadora impresión de que el Ejército, que con tanta corrección, lealtad y civismo había estado del lado de la dictadura, se distanciaba de ella". [4]

Pérdida de apoyo: ruptura de la “alianza de 1923”.

Los sectores sociales y políticos que inicialmente habían prestado su apoyo a la Dictadura —formando la «alianza de 1923», como la llamó Shlomo Ben-Ami— [5] fueron retirándole paulatinamente su apoyo: los nacionalismos periféricos cuando la dictadura incumplió su promesa de «descentralización» y acabó disolviendo la Mancomunitat de Cataluña ; las organizaciones empresariales descontentas con la creciente influencia de la UGT en las relaciones laborales —«la UGT fortaleció sus organizaciones y empezó a extenderlas a la agricultura, lo que subvirtió las relaciones tradicionales entre jornaleros y empresarios en el campo. En las ciudades, donde dominaban los pequeños y medianos empresarios, el auge del poder sindical se tradujo en obligaciones respecto a horarios, jerarquías de oficios, definición de tareas y salarios a los que no estaban acostumbrados», afirma Santos Juliá ; los sectores intelectuales y universitarios que abandonaron sus «expectativas benévolas», desilusionados con su « regeneracionismo » conservador; diversos grupos sociales y políticos liberales que veían cómo la Dictadura pretendía perpetuarse en el poder, incumpliendo su promesa de ser un "régimen temporal"; etc. [6] Asimismo, la progresiva pérdida de apoyo social y político hizo que el rey, según Santos Juliá, empezara "a considerar que quizá la Corona corría algún riesgo si continuaba atada a la figura del dictador". [6]

Empleadores

La política económica proteccionista e intervencionista de la Dictadura perjudicó los intereses de determinados sectores económicos que, por ello, fueron retirándoles paulatinamente su apoyo. Fue el caso de los propietarios del sector agrícola comercializado que se quejaron de la política de altos aranceles porque perjudicaba las exportaciones de aceite, vino y naranjas —así lo expresó, por ejemplo, la Cámara de Comercio de Valencia ya en octubre de 1923—. O el de los comerciantes, ya que la política proteccionista supuso precios elevados en el mercado interior, limitando su volumen de actividad y reduciendo sus beneficios —sin embargo, Primo de Rivera les achacó la subida de los precios, achacándolo al «lujo excesivo» de sus tiendas—. [7]

Las pequeñas y medianas empresas también protestaron contra la política intervencionista que consideraban encaminada a favorecer a las grandes empresas monopolistas y perjudicar también al consumidor porque «la libre competencia es condición indispensable para una producción de mejor calidad y más barata», como afirmó el Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Industria y Navegación a finales de 1925, y reiteró a principios de 1929: «El Gobierno ha abandonado hace tiempo su función armonizadora. Invade ahora un terreno que, por las exigencias naturales de la vida económica, debe permanecer cerrado a toda intervención oficial». La Confederación Gremial Española , la asociación de pequeños productores que había apoyado con entusiasmo el golpe de Primo de Rivera, también criticó «la actuación de los comités reguladores de la producción nacional» y «la concesión de monopolios, del tipo que sea», ya que «sólo con absoluta libertad en el establecimiento de empresas se estimulará la iniciativa individual y se impulsará la mejora de la producción». [8]

Eduardo Aunós , Ministro de Trabajo y principal impulsor de la Organización Empresarial Nacional.

El aumento de los impuestos, un «obstáculo para el normal desarrollo de la producción», según la patronal, y las medidas contra el fraude fiscal, como la obligación de llevar un «libro diario de ventas», fueron también objeto de protestas. Una organización patronal se quejaba de que era «una pesadilla constante para los comerciantes e industriales ser presentados como los únicos defraudadores fiscales», a pesar de que eran ellos los que habían recibido todo el «peso de la reforma fiscal». [9] Las grandes empresas también se quejaron de los altos impuestos y en 1929 empezaron también a criticar la política económica intervencionista, que tanto les había beneficiado hasta entonces, por la carga fiscal que suponía. [10]

Los empresarios y los empresarios se oponían aún más a la política social del régimen, que, según ellos, había "multiplicado las ventajas de la legislación social" y se estaba llevando a cabo a costa de ellos, pues se veían obligados a pagar más impuestos para financiarla. Los Comités Paritarios de la Organización Empresarial Nacional fueron objeto de una dura campaña contra ellos por parte de las asociaciones patronales que exigían su eliminación o su reforma, campaña en la que tomó parte activa la prensa conservadora y católica, sobre todo cuando estos sectores percibieron que los grandes beneficiarios del sistema empresarial , que siempre habían defendido, no eran los Sindicatos Libres sino los socialistas de la UGT. Los empresarios se quejaban de que los Comités Paritarios no fueran órganos dedicados exclusivamente a la conciliación y al arbitraje, sino que se ocupaban de materias que hasta entonces habían sido monopolio exclusivo de los empresarios, como, por ejemplo, la disciplina o la organización del trabajo. Llegaron a decir que en los comités paritarios "se está desarrollando actualmente la lucha de clases más grave de nuestra historia". El ministro de Trabajo Eduardo Aunós respondió que los comités paritarios eran un instrumento clave en la « revolución desde arriba » de Primo de Rivera, el único que podía evitar «una revolución catastrófica y anárquica desde abajo», cuyas principales víctimas serían las clases propietarias. [11]

Ejército: rebelión de artillería e intentos de golpe de Estado

La unidad mostrada por el Ejército durante el golpe de Estado de Primo de Rivera , nada más obtener el apoyo del Rey, [12] no se mantuvo por mucho tiempo y "de hecho, la oposición de importantes sectores del Ejército fue uno de los factores determinantes de la caída de Primo", apuntaba Alejandro Quiroga. [13] [14] "Cuando el orden social ya no estaba inmediatamente amenazado, el problema marroquí se había solucionado y el rey empezó a dar signos inequívocos de desagrado por la dictadura, se hizo evidente un creciente distanciamiento de las fuerzas armadas hacia Primo de Rivera", afirmaba Shlomo Ben-Ami . [15] Según Eduardo González Calleja , en ello influyó mucho la política militar de la Dictadura, que «resultó caótica y contradictoria» como se pudo comprobar en la cuestión de Marruecos —primero defendiendo la posición « abandonista », apoyada por los militares junteros y cuestionada por los militares africanistas , y luego la intervencionista, defendida por los africanistas y criticada por los júnior— y en la política de ascensos, convertida en «el reino de la contradicción y la arbitrariedad». [16] Una opinión compartida por José Luis Gómez Navarro: «A partir de septiembre de 1925, toda la política militar de la dictadura, desde el desarrollo de la guerra de Marruecos con el desembarco de Alhucemas hasta los cambios en los sistemas de ascensos, supuso el triunfo del espíritu y el modelo del ejército africanista sobre este de los junteros , reabriendo y agravando este enfrentamiento». [17]

El rey Alfonso XIII , con uniforme de capitán general, pasa revista a las tropas. Tras él, el dictador Primo de Rivera y a su izquierda, el general Joaquín Milans del Bosch , capitán general de Cataluña y, posteriormente, jefe de la Casa Militar del Rey.

La gestión de los ascensos había sido siempre un asunto muy controvertido, sobre todo en la Infantería, ya que los junteros defendían que sólo se tuviera en cuenta la antigüedad, mientras que los africanistas apoyaban los méritos de guerra. Progresivamente, la Dictadura se hizo con el control de la Junta de Clasificación de Generales y Coroneles, por lo que fue Primo de Rivera quien en última instancia decidió los ascensos, premiando a los militares afines y castigando a los críticos. [17] [18] Un Real Decreto de 4 de julio de 1926 estableció que no era necesario comunicar las razones por las que no se había ascendido a determinados jefes y oficiales y les negó además cualquier posibilidad de recurso. La arbitrariedad resultante en los ascensos —que se puso de manifiesto sobre todo tras el desembarco de Alhucemas en el que se produjo un aluvión de ascensos por méritos de guerra— motivó el distanciamiento de algunos jefes y oficiales que comenzaron a conspirar contra la Dictadura contactando con políticos de los partidos del turno desalojado del poder. “Muchas de las memorias y obras políticas escritas por militares durante estos años y los posteriores revelan agravios personales, más que una militancia antidictatorial basada en profundas convicciones ideológicas”, afirmó González Calleja. [18] “La concentración del poder en manos del Marqués de Estella (algo habitual en su forma de gobernar) y su arbitrariedad a la hora de ejercerlo (también un primorriverista clásico), decretando fulgurantes ascensos dentro del Ejército, generalmente de africanistas, llevaron a numerosos generales y coroneles a posicionarse paulatinamente en contra del dictador”, enfatizó Alejandro Quiroga. [13]

En este contexto de enfrentamientos internos, el 20 de febrero de 1927 se decretó el restablecimiento de la Academia General Militar , que ya había existido en Toledo entre 1882 y 1893, con el objetivo, no sólo de mejorar la formación de los oficiales, sino también de restablecer «la unidad de la familia militar fomentando la camaradería», según Eduardo González Calleja. Este mismo historiador interpreta el nombramiento del general Franco como su director «como un gesto de reconciliación con los africanistas, logrado tras las operaciones del verano de 1925 ». [19] Alejandro Quiroga hace una valoración similar: «El nombramiento de Francisco Franco como director de la Academia General Militar de Zaragoza no hizo más que confirmar el sesgo africanista del dictador a ojos de muchos jefes peninsulares y oficiales próximos a las Juntas ». [13] También coinciden Javier Moreno Luzón y José Luis Gómez-Navarro. [20] [21]

Escudo de la Academia de Artillería de Segovia, que fue clausurada por orden de Primo de Rivera durante el conflicto con el Cuerpo de Artillería.

El principal conflicto militar al que tuvo que hacer frente la Dictadura fue la rebelión de la Artillería, que se oponía a la supresión, mediante un Real Decreto de 9 de junio de 1926, de la escala cerrada —ascensos por antigüedad— que estaba en vigor en ese Cuerpo, así como en el resto de cuerpos más técnicos del Ejército —Ingenieros y Sanidad Militar—. Las protestas no se hicieron esperar y llegaron hasta el rey, al que pidieron la derogación del decreto y la destitución de Primo de Rivera. El rey intervino, lo que tuvo sus efectos, ya que el dictador se vio obligado a pactar un pacto verbal con los artilleros, también para impedir que se sumaran al golpe de Estado que tramaba el general Aguilera, y que sería conocido como la Sanjuanada : los ascensos por méritos de guerra sólo se concederían excepcionalmente y serían susceptibles de recurso ante la Sala Tercera del Tribunal Supremo . [22] [23] [24]

Sin embargo, la tregua sólo duró un mes porque el Gobierno, superado el peligro de la «Sanjuanada», aprobó el 26 de julio de 1926 un Real Decreto por el que se otorgaba la facultad de conceder ascensos «especiales» en determinadas circunstancias, lo que volvió a levantar las protestas de los artilleros, ya que establecía el principio del ascenso por elección. El 4 de septiembre, los jefes y oficiales en activo iniciaron un «plante» consistente en la reclusión voluntaria en sus cuarteles. Al día siguiente Primo de Rivera decretó el estado de guerra en toda España, cerró la Academia de Artillería de Segovia y suspendió de empleo, sueldo y privilegios a todos los oficiales en activo —unos 1200— excepto a los destinados en Marruecos, al tiempo que se hizo con el control de los Parques de Artillería. Estas medidas, que contaron con el pleno respaldo del rey, [25] supusieron la disolución de facto del Cuerpo de Artillería. Los artilleros finalmente cedieron y en diciembre fueron restituidos en sus funciones tras aceptar la reforma y comprometerse a ser leales al rey y al Gobierno. Sin embargo, «la indignación contra el régimen y el rey fue duradera», pues los artilleros participaron a partir de entonces en todas las conspiraciones antidictatoriales, como la que estalló en Ciudad Real y Valencia a principios de 1929. Tras el fracaso de la conspiración, Primo de Rivera disolvió de nuevo el Cuerpo de Artillería y clausuró definitivamente la Academia de Artillería de Segovia, lo que ahondó el distanciamiento de los artilleros respecto del régimen. [24] [26]

Aunque Alfonso XIII apoyó a Primo de Rivera, el conflicto con los artilleros dañó gravemente la relación entre el rey y Primo de Rivera, ya que cuando el monarca intentó mediar, este se opuso radicalmente, amenazando con dimitir y recordando al rey que el Ejército estaba bajo su mando. [23] [27] [28] Por otra parte, la aceptación por parte del rey de la disolución del ejército fue interpretada por los artilleros como una connivencia entre Alfonso XIII y Primo de Rivera. [29] [30] Así, "el conflicto con los artilleros no dejó de tener repercusiones en los años siguientes, y la más importante de ellas fue que acentuó el progresivo distanciamiento respecto del rey". Por otra parte, la disolución también "aumentó el distanciamiento [de la Dictadura] de amplios sectores de la aristócrata [27] que se horrorizaron al ver cómo se iba clausurando un cuerpo con gran número de nobles entre sus miembros" y de otros cuerpos de escala cerrada como el de Ingenieros y el de Sanidad Militar. [13]

Hubo dos intentonas golpistas para desbancar a Primo de Rivera del poder y volver al sistema constitucional. La primera fue conocida como la Sanjuanada porque estaba prevista para el 24 de junio de 1926. En la conspiración participaron los generales liberales Valeriano Weyler y Francisco Aguilera, y destacados miembros de la «vieja política» como Melquiades Álvarez , que redactó el manifiesto A la Nación y al Ejército de Mar y Tierra. [27] [31] El oficial de enlace con los anarquistas fue el capitán Fermín Galán , que encabezaría la sublevación de Jaca de diciembre de 1930, durante la Dictablanda de Dámaso Berenguer . [32] «La indecisión, la variada composición de los conspiradores —un mosaico, en palabras del dictador— y la falta de objetivos claros y concretos llevaron al fracaso de la Sanjuanada », afirmó Francisco Alía Miranda . [33] “En reacción a este intento de golpe, el dictador repartió multas a diestro y siniestro”. [34]

El segundo intento de golpe de Estado se produjo en enero de 1929 y tuvo como escenarios principales Valencia y Ciudad Real . [35] El líder civil del movimiento fue el político conservador José Sánchez Guerra y el jefe militar el general Eduardo López Ochoa , aunque el verdadero cerebro de la conspiración fue Miguel Villanueva . [1] [36] [37] Los artilleros fueron los protagonistas del alzamiento en la ciudad manchega. Se hicieron con gran facilidad con el control de la ciudad, pero desistieron al comprobar que estaban solos, ya que ninguna de las guarniciones comprometidas se había sumado al pronunciamiento. [38] [39] [40] [41] A pesar del fracaso, "la noticia del alzamiento de los artilleros manchegos fue publicada en los más importantes diarios nacionales e internacionales, lo que dio señales de desasosiego en el interior del país y de descrédito en el exterior. Los tribunales de justicia [que impusieron penas leves e incluso absolvieron a algunos de los implicados, como el propio Sánchez Guerra] dieron el golpe definitivo al dictador". [42]

Primo de Rivera decidió castigar a los artilleros por la participación de algunos de ellos en el golpe de Estado y en un consejo de ministros celebrado el 19 de febrero presidido por Alfonso XIII se aprobó un decreto por el que se disolvía de nuevo el cuerpo. «El rey, partidario de medidas menos drásticas y más clementes, se opuso; pero, tras una larga discusión, acabó firmando el decreto». Un general de artillería realista escribió en una carta a Primo de Rivera: «Deben pasar varias generaciones antes de que los artilleros olviden lo que el rey les prometió sin cumplirlo». Otro artillero, Antonio Cordón , éste republicano, escribió en sus memorias Trayectoria (memorias de un artillero ): «La indignación de los artilleros contra Primo de Rivera se extendió también al soberano, pues la mayoría, incluso muchos monárquicos, consideraban que el Rey no debía haber firmado el decreto». [43] [44]

Los intentos de golpe de Estado eran una novedad que había legitimado a la propia Dictadura —era lícito recurrir a la fuerza militar (como el antiguo pronunciamiento ) para derrocar a un gobierno y cambiar un régimen— y «en este sentido, la Dictadura era como un retorno a la política del siglo XIX», decía Santos Juliá . [45] Una observación compartida por Javier Moreno Luzón : «La victoria del golpe de Estado de 1923 , validado por Alfonso XIII, había vuelto a abrir la caja de los truenos, ya que legitimaba el uso de la violencia, o de las amenazas armadas, con el objetivo de trastocar la situación política. Las costumbres insurreccionales del siglo XIX, que habían quedado acorraladas —o al menos disminuidas— durante los casi cincuenta años de la Restauración, volvieron con actualizaciones del siglo XX». [46]

De hecho, el intento de golpe de Estado de enero de 1929, aunque fracasó, «mostró a todo el país que Primo no tenía el control total del Ejército, por mucho que se jactara de ello». Así lo confirmó cuando el Consejo Superior de Guerra y Marina rebajó las condenas iniciales y anuló las penas de muerte y cadena perpetua impuestas en consejo de guerra a los artilleros de Ciudad Real. Más aún cuando en octubre de 1929 el tribunal militar que le juzgó absolvió a José Sánchez Guerra , argumentando que sus acciones habían sido lícitas porque iban dirigidas contra un régimen ilegal. [39] [47] «Primo montó en cólera». [48]

Por otra parte, las fricciones internas «estimularon el proceso de radicalización de un sector minoritario del Ejército», especialmente tras el frustrado golpe de Estado de enero de 1929 encabezado por Sánchez Guerra. [49] [50] En mayo el general Weyler, directamente implicado en el golpe, escribió al dirigente socialista Indalecio Prieto que era necesario «actuar sin vacilaciones ni debilidad» contra «la reacción [que] nos tiene inmovilizados». «El estado de cosas en España mueve mi espíritu a la desesperación. Declaro que nunca he conocido amenaza tan feroz y tenaz contra nuestra ideología democrática», le dijo también. [51] Poco después, un grupo de oficiales, entre ellos Ramón Franco , Juan Hernández Sarabia , Arturo Menéndez, Fermín Galán y Ángel García Hernández —los dos últimos lideraron el alzamiento de Jaca ; los tres primeros ocuparon importantes puestos durante la Segunda República— fundaron la clandestina Unión Militar Republicana . El manifiesto que hicieron público decía: “Queremos ir a una República esencialmente democrática mediante un movimiento popular apoyado por el Ejército”. [52]

José Luis Gómez-Navarro señalaba que "el resultado de las políticas militares de la dictadura y la implicación de Alfonso XIII en ellas, ya fuera con un papel activo y dirigente, ya como máximo responsable político del régimen y con poder para firmar o no los decretos que se le sometían, tuvo consecuencias letales para las relaciones entre Alfonso XIII y las Fuerzas Armadas. [...] La figura del rey-soldado, del rey defensor de las Fuerzas Armadas, quedó pulverizada para estos sectores [perjudicados por la política militar de Primo de Rivera] a lo largo de la dictadura. Así, estos sectores del ejército derivaron de un sentimiento antidictatorial a un sentimiento antimonárquico, o al menos antialfonsista. [...] En 1923 había un ejército relativamente unido, aunque frágil, y al servicio del rey. Por el contrario, en 1930, el ejército sufría una profunda división y sectores importantes del mismo se sentían muy distanciados de la monarquía y algunos incluso luchaban abiertamente por el republicanismo. Esta transformación fue sin duda un efecto de la dictadura". [53]

Rebelión universitaria

Las primeras protestas estudiantiles tuvieron lugar en la primavera de 1925, promovidas por la recién creada Unión Liberal de Estudiantes (ULE), que agrupaba a los estudiantes republicanos. El incidente más grave lo protagonizaron los alumnos de la Escuela de Ingenieros Agrónomos, encabezados por Antonio María Sbert, que no acudieron a un acto presidido por el rey en protesta porque Primo de Rivera rechazó la petición que querían presentarle por no estar hecha "por el trámite reglamentario". La reacción del dictador fue expulsar a Sbert de la Escuela y confinarlo en Cuenca. [54]

Edificio de la antigua Universidad Central de Madrid en la calle San Bernardo .

A finales de 1926 Sbert y otros dos estudiantes crearon en Madrid la Federación Universitaria Escolar (FUE), como alternativa a la hasta entonces hegemónica Asociación de Estudiantes Católicos (AEC). La primera huelga importante convocada por la FUE fue en marzo de 1928 en protesta por la causa abierta al profesor Luis Jiménez de Asúa por una conferencia que impartió en la Universidad de Murcia sobre el control de la natalidad, pero el movimiento más importante promovido por la FUE fue la protesta contra la Ley Callejo promulgada en mayo de 1928, cuyo artículo 53 permitía a los dos centros privados de enseñanza superior existentes entonces en España, ambos propiedad de la Iglesia católica —los Agustinos de El Escorial , y los Jesuitas de Deusto— expedir títulos universitarios. [55] [56] [57] En principio, como ha señalado Eduardo González Calleja, se trató de "una respuesta de autodefensa de los estudiantes que se encaminaban hacia los profesionales liberales frente a la plétora de licenciados procedentes de los centros docentes confesionales". [55]

Eduardo Callejo de la Cuesta , Ministro de Instrucción Pública, impulsor de la conocida como Ley Callejo, que provocó protestas de estudiantes universitarios movilizados por la Federación Universitaria Escolar (FUE).

La protesta contra la Ley Callejo se hizo más intensa en 1929 —en ese año ya había 60.000 estudiantes matriculados cuando en 1923 sólo había 22.000—. [58] De hecho, «la reanudación de la revuelta universitaria en marzo de 1929 fue el primer gran acto de oposición al régimen tras el intento de Ciudad Real y Valencia ». [56] El 27 de febrero una asamblea de asociaciones de estudiantes convocó una huelga para el 7 de marzo. El Gobierno respondió con la expulsión de la universidad (y de todas las universidades españolas) del dirigente de la FUE Sbert, lo que enardeció aún más los ánimos. En la fecha prevista se produjeron motines y manifestaciones callejeras, que tuvieron una gran repercusión pública, pues fueron las primeras que se celebraban en el interior de España contra la Dictadura y la Monarquía. Los estudiantes invadieron las facultades, destrozaron efigies del rey —al que apodaban irónicamente «Alfonso el universitario» o «Alfonso el sabio»— y ondearon la bandera roja de la FUE mientras se enfrentaban con la policía. En la fachada del Palacio Real apareció la expresiva pintada «Se alquila» y una estatua de Alfonso XIII fue decapitada y manchada con pintura roja con apariencia de sangre. También hubo manifestaciones y disturbios en otras universidades, donde en ocasiones, como en Madrid, se gritó «¡No somos artilleros!». El 9 de marzo Primo de Rivera destituyó al rector de la Universidad de Madrid y a los decanos de todas las facultades, siendo sustituidos por un Comisariado Regia. El día 10 la policía y la Guardia Civil asaltaron los edificios universitarios, mientras los estudiantes apedreaban la casa del dictador y la sede del periódico conservador ABC. El día 11 Primo de Rivera ordenó al Ejército ocupar las facultades y amenazó con la pérdida de la matrícula a todos los estudiantes que persistieran en la huelga. Sólo volvieron a clase los que apoyaban a la Asociación de Estudiantes Católicos (5%). Los días siguientes los estudiantes continuaron la huelga y levantaron barricadas en el centro de la capital y quemaron quioscos del periódico católico El Debate . El día 13 se produjeron graves incidentes en Valladolid y Valencia. El 16 de marzo el gobierno cerró la Universidad Central de Madrid, a la que siguió el cierre de otras seis en toda España. Más de cien profesores y catedráticos mostraron su solidaridad con los estudiantes y algunos de ellos, como José Ortega y Gasset , Luis Jiménez de Asúa , Felipe Sánchez Román , Fernando de los Ríos y Alfonso García-Valdecasas , renunciaron a sus cátedras. [59] [60] [61] [62]

Tras un periodo de cierta calma, el 9 de abril se reanudaron los disturbios y las universidades volvieron a cerrarse. Éstas reabrieron el 24 de abril y la mayoría de los estudiantes volvieron a clase. Una semana antes la Universidad de Barcelona fue clausurada tras enfrentamientos entre estudiantes y juventudes de la Unión Patriótica ( JUP ) que habían sido movilizadas por la Dictadura para acabar con la huelga y a las que se había autorizado a llevar revólveres (aunque este permiso fue posteriormente revocado). El 19 de mayo Primo de Rivera empezó a ceder restituyendo a las autoridades académicas en sus funciones y anulando las sanciones a los estudiantes, y finalmente el 21 de septiembre derogó el polémico artículo 53 de la Ley Callejo . [59] [60]

Cartel de la Exposición Iberoamericana de Sevilla inaugurada por el rey Alfonso XIII y el dictador el 9 de mayo de 1929. Asegurar su éxito, así como el de Barcelona , ​​fue una de las razones que llevaron a Primo de Rivera a rendirse definitivamente a la rebelión estudiantil.

La capitulación final de Primo de Rivera ante el movimiento estudiantil se debió también a la presión del mundo empresarial y a la necesidad de asegurar la celebración de las exposiciones de Barcelona y Sevilla . La Cámara de Comercio de Madrid pidió al gobierno que cediese a las reivindicaciones estudiantiles "en beneficio del comercio", y el periódico conservador ABC pidió "indulgencia" hacia los estudiantes "para garantizar el éxito de las exposiciones internacionales" de Sevilla y Barcelona que se inauguraron a principios de mayo de ese año. Primo de Rivera también era consciente de que el malestar estudiantil podía poner en peligro no sólo las exposiciones, sino también la reunión de la Asamblea de la Sociedad de Naciones que se iba a celebrar en Madrid. [63] [64] "La cuestión de su reputación en el extranjero obsesionaba a Primo", advirtió Alejandro Quiroga. Un ejemplo de la preocupación del dictador fue la publicación, en pleno apogeo de la revuelta estudiantil, de un folleto de la Oficina Española de Turismo en Londres en el que se afirmaba que "el público británico era víctima de una información alarmista promovida deliberadamente [por] [...] la escoria revolucionaria con la intención de hacer fracasar las exposiciones de Barcelona y Sevilla , como parte de una maniobra calculada en su propio beneficio". [65]

Alejandro Quiroga ha señalado que "si algo demostró la revuelta universitaria fue la muy limitada influencia de la JUP entre los estudiantes universitarios y, por extensión, entre la juventud de clase media urbana. A diferencia de los jóvenes fascistas [italianos]... la JUP se mostró inepta a la hora de frenar las movilizaciones antidictatoriales". [66] Tampoco la propaganda desplegada por los medios oficiales, como el diario La Nación , acusando a los estudiantes de estar manipulados por los "malos españoles" y por los "enemigos del Régimen" y la movilización de la Unión Patriótica y la celebración de numerosos actos en homenaje al dictador, en los que el propio Primo de Rivera participó en muchas ocasiones, para "resaltar ante los extranjeros la verdadera opinión nacional", [67] pusieron fin a la revuelta. En este sentido, "las exposiciones de Barcelona y Sevilla adquirieron un carácter propagandístico aún más relevante del que ya tenían para Primo". El 9 de mayo, el rey Alfonso XIII, acompañado del dictador, inauguró el de Sevilla y diez días después el de Barcelona. [68]

La derogación del artículo 53, sin embargo, no detuvo la protesta estudiantil —"una dictadura que capitula es un régimen derrotado, y los estudiantes lo sabían bien", afirma Ben-Ami—. [69] [61] La FUE exigió la rehabilitación de Sbert, el levantamiento de las sanciones contra los profesores y el reconocimiento de la libertad de asociación de los estudiantes. Así, la agitación estudiantil se reanudó el 22 de enero de 1930. [64] [70] "El 28 de enero, Primo de Rivera presentó su dimisión al rey, con el eco del clamor estudiantil todavía resonando en sus oídos", comenta Shlomo Ben-Ami. [69]

Oposición de los intelectuales

Como ha señalado Shlomo Ben-Ami , Primo de Rivera «no hizo el menor esfuerzo por ganarse a los intelectuales. Hombre de acción, despreciaba a los «semiintelectuales», hombres de letras y palabras, por los que decía sentir una mezcla de piedad y desdén». [71] De hecho, «los intelectuales fueron un verdadero dolor de cabeza para el dictador», afirma Francisco Alía Miranda . [72]

El primer conflicto de la Dictadura con los intelectuales se produjo pocas semanas después del golpe y tuvo como epicentro el Ateneo de Madrid cuando a mediados de noviembre de 1923 la Junta presidida por Ángel Ossorio dimitió y suspendió las actividades previstas en protesta por la presencia de un delegado del Gobierno en cada uno de los actos a celebrar, para evitar criticar al Directorio como ya había ocurrido en la conferencia pronunciada el 7 de noviembre por el exdiputado Rodrigo Soriano titulada " Ayer, hoy y mañana ". El 31 de enero de 1924 se celebraron elecciones, ganando la candidatura presidida por el "conciliador" Armando Palacio Valdés , pero éste dimitió tres semanas después al reaparecer los debates políticos en el seno de la institución, que fue clausurada el 22 de febrero por orden de Primo de Rivera. [73] [74] Lo mismo le ocurrió al año siguiente, por ejemplo, al Ateneo de Ciudad Real. [74]

Miguel de Unamuno se exilia en París (1925).

Soneto escrito en el exilio por Miguel de Unamuno dedicado a Primo Rivera con motivo de su nombramiento en 1926 como doctor honoris causa por la Universidad de Salamanca , de quien el dictador le había privado de su cargo de rector.

No me mueve, Miguel, admirarte,
la forma como has alcanzado el poder,
ni admiro esa parodia de partido,
con que ahora pretendes protegerte.
Ni admiro tu habilidad ni tu arte,
amordazando a un pueblo entumecido,
ni admiro la asamblea que has urdido,
para que siempre te tenga que soportar.
Admirarte, Miguel, de un modo
tan ferviente, tan místico y sincero,
que no puedas tener ni tregua ni pausa
para la distinguida audacia y la frescura
de aceptar la birreta honoris causa,
sin causa, honor ni cultura.

El siguiente conflicto tuvo como protagonista al escritor y profesor Miguel de Unamuno , quien fue desterrado el 21 de enero de 1924 a la isla de Fuerteventura por haber publicado en el semanario argentino Nosotros una carta en la que calificaba al dictador de «botarate sin más cerebro que un grillo». [75] [76] Un mes después, el 22 de febrero de 1924, el mismo día del cierre del Ateneo de Madrid, la prensa publicó la suspensión de empleo y sueldo de Unamuno y la pérdida de todos sus puestos académicos en la Universidad de Salamanca . Meses después Unamuno no se acogió a la amnistía decretada el 4 de julio de 1924 por el Directorio y se autoexilió en Francia —al salir de Fuerteventura dijo: «Volveré, no con mi libertad, que nada importa, sino con la vuestra»—, [77] convirtiéndose, como ha señalado Eduardo González Calleja , en «el mito más perdurable del movimiento de oposición intelectual al régimen». [78] Allí se sumó a las críticas del escritor republicano Vicente Blasco Ibáñez que publicó dos panfletos contra la Dictadura y contra el rey —uno de ellos titulado Alphonse XIII demasqué (Alfonso XIII desenmascarado)— que fueron introducidos clandestinamente en España. [72] [79]

Poco después de la sanción a Unamuno se produjo la primera protesta colectiva de intelectuales contra la Dictadura. Se trataba de un manifiesto de marzo de 1924 contra la persecución de la lengua catalana , que había sido redactado por Pedro Sáinz Rodríguez . Tres meses después apareció un nuevo manifiesto crítico con la Dictadura con motivo de la creación de la Unión Patriótica y que fue firmado por 175 personas, entre ellas Sáinz Rodríguez y José Ortega y Gasset . Este último fue contestado con una "nota oficial" desdeñosa de Primo de Rivera, que "fue la primera señal del violento antiintelectualismo que a partir de 1926 se apoderaría del dictador y erosionaría irreversiblemente sus relaciones con la élite de inteligencia española", afirma González Calleja. [80]

El siguiente conflicto también involucró al profesor Sáinz Rodríguez, quien criticó a la Dictadura en la apertura del año académico 1924-1925 en la Universidad Central. El 27 de octubre de 1924 se organizó un banquete en su honor en el Hotel Palace al que asistieron 300 comensales, entre ellos destacados políticos de los partidos de la época . Fue disuelto por la policía entre gritos a favor de la libertad, después de que se pronunciaran varios discursos antidictatoriales. Entre los detenidos se encontraban los generales Dámaso Berenguer y Leopoldo Sarabia, que también habían asistido al banquete. [81]

Monumento a Ramón y Cajal en el Parque del Retiro de Madrid , cuya inauguración el 24 de abril de 1926 provocó un nuevo enfrentamiento entre Primo de Rivera y los intelectuales críticos con su régimen.

El enfrentamiento definitivo entre Primo de Rivera y los intelectuales críticos con su régimen se produjo con motivo de la inauguración de un monumento en homenaje a Santiago Ramón y Cajal en el parque del Retiro de Madrid el 24 de abril de 1926. Cuando el dictador supo que se iba a organizar una ceremonia paralela, publicó una nota oficiosa contra quienes se "llaman intelectuales". Unos días después los estudiantes protestaron por la ocupación de la cátedra que Unamuno había dejado vacante en la Universidad de Salamanca, con quien el profesor Luis Jiménez de Asúa expresó su solidaridad, por lo que fue deportado a las islas Chafarinas el 30 de abril, de donde pudo regresar el 18 de mayo gracias a la amnistía dictada con motivo del cuadragésimo cumpleaños del Rey. [82] [83]

A partir de entonces proliferaron los ensayos críticos con la Dictadura y la Monarquía y que reclamaban la instauración de un régimen democrático. Asimismo, en junio de 1928 se fundó la Liga de Educación Social, integrada por los más destacados intelectuales contrarios al régimen: Luis Jiménez de Asúa , Gregorio Marañón , Ramón María del Valle-Inclán , Ramón Pérez de Ayala y Manuel Azaña . Por el contrario, otros intelectuales apoyaron la Dictadura, adoptando posiciones antidemocráticas y antiliberales, como Ramiro de Maeztu y Eugenio D'Ors , lo que les acercó a la ultraderecha tradicional, representada por José María Pemán y José Pemartín. [84] En abril de 1929 Federico García Lorca y Pedro Salinas, dos destacados poetas de la llamada Generación del 27 cuyos miembros no se habían inmiscuido en cuestiones políticas (sí lo harían durante la Segunda República , mayoritariamente a favor de ella), publicaron una carta abierta a los intelectuales en la que expresaban su oposición al « apoliticismo » y apelaban a los hombres de sensibilidad liberal. [85]

Según Eduardo González Calleja, [86]

La persecución que sufrió a manos de la Dictadura un sector destacado de la intelectualidad española la llevó a recrear la fraseología liberadora heredada de la Revolución Francesa , y a transformarse —a veces, muy a su pesar— en guía del pueblo. [...] Con la Dictablanda de Dámaso Berenguer , intelectuales como los conocidos casos de Ortega y Azorín dieron el paso definitivo de una actitud crítica hacia la Monarquía a un compromiso militante con la República.

Conflicto con el clero catalán

El único conflicto que tuvo la Dictadura con la Iglesia católica fue por la resistencia de los obispos catalanes, encabezados por el arzobispo de Tarragona, Francesc Vidal i Barraquer , y el obispo de Barcelona Josep Miralles, a ordenar a los párrocos que predicaran en castellano. Primo de Rivera presionó a la Santa Sede para obligarles a obedecer, amenazando incluso con crear una Iglesia nacional si no lo hacían. Finalmente Roma cedió y entre mediados de 1928 y principios de 1929 los prelados catalanes recibieron cinco decretos con indicaciones sobre el uso del catalán en la liturgia y sobre las normas de conducta que debían seguir en materia política —Primo de Rivera había acusado al clero catalán de favorecer el «separatismo»—. [87]

Crisis monetaria y financiera

Anverso y reverso de un billete de 25 pesetas emitido por el Banco de España en 1928.

Uno de los puntos clave de la propaganda de la Dictadura había sido que había conseguido restablecer el valor de la peseta —la «depreciación de la moneda» había sido una de las razones esgrimidas para justificar el golpe de Estado—. Cuando Primo de Rivera llegó al poder, el tipo de cambio del dólar era de 7,50 pesetas, y en los años siguientes la moneda española se revaluó tanto frente al dólar como frente a la libra esterlina . En 1927 el tipo de cambio del dólar era de 5,18 pesetas —y el de la libra esterlina de algo menos de 28 pesetas—. [88] El problema fue que la revaluación de la peseta fue en gran medida artificial, ya que se debió principalmente a los movimientos especulativos de capital extranjero atraídos por los altos tipos de interés y por las perspectivas alcistas de la moneda —que respondieron a la disminución del déficit de la balanza comercial y, sobre todo, a la consolidación del régimen dictatorial con la victoria en la Guerra del Rif y el paso del Directorio Militar al Directorio Civil en diciembre de 1925—. [89]

La revaluación de la peseta, por otra parte, alertó a los sectores exportadores, encabezados por los industriales catalanes, que protestaron porque dificultaba las ventas al exterior. Francesc Cambó acusó al gobierno de fomentar la especulación con la moneda. [90] Primo de Rivera y su ministro de Hacienda, José Calvo Sotelo , por su parte, vieron la subida de la peseta como «el símbolo del resurgimiento de la nación», y destacaron que se acercaba a su paridad con el oro fijada en 25,22 pesetas por libra esterlina. «¡Paridad con el oro para la peseta! ¡Viva España!», dijeron, lo que alimentó aún más la especulación con la moneda española. [88]

Los miembros del Directorio Civil de Primo de Rivera en diciembre de 1925. En primera fila, de izquierda a derecha, Eduardo Callejo (Instrucción Pública), José Yanguas (Estado), José Calvo Sotelo (Hacienda), Severiano Martínez Anido (Interior), Miguel Primo de Rivera (Presidente), Conde de Guadalhorce (Obras Públicas), Honorio Cornejo (Marina) y Eduardo Aunós (Laborista).

Pero en 1928 el movimiento especulativo cambió de signo —el capital extranjero empezó a salir del país— y se inició una progresiva depreciación de la peseta, alimentada por las dudas sobre la continuidad del régimen y por el elevado déficit presupuestario del Estado, que en 1928 superaba los 1000 millones de pesetas —el programa de obras públicas, que había sido otro de los logros destacados por la propaganda de la Dictadura, se estaba financiando con la emisión de deuda pública, ya que los ingresos del Estado no habían aumentado al no haberse implantado ninguna reforma fiscal—. La respuesta del ministro de Hacienda, José Calvo Sotelo, fue crear en junio de 1928 un Comité de Intervención Cambiaria (CIC) con un fondo de 500 millones de pesetas para intervenir en el mercado de Londres y sostener la peseta, llevándola a la paridad con el oro —«para Calvo Sotelo, una peseta inestable o una peseta estable a un tipo de cambio devaluado... era «incompatible con el vigor de la Patria», afirma Ben-Ami—. [88] Pero pronto se demostró que la medida era insuficiente —Calvo Sotelo llegó a culpar a los «enemigos» del régimen de la pérdida de valor de la peseta—. La siguiente se pactó en diciembre de 1928 —una subida de medio punto de los tipos de interés— , que no funcionó, como tampoco lo hizo el intento de restringir las importaciones para reducir el déficit de la balanza comercial . [91]

Anverso y reverso de un billete de 50 pesetas emitido por el Banco de España en 1928.

En octubre de 1929 se suspendió la política de intervención cambiaria porque los 500 millones de pesetas del CIC ya se habían gastado y no habían servido de nada, pues la peseta había seguido cayendo —la libra costaba entonces 35 pesetas—. [92] Al mes siguiente se decidió atajar uno de los problemas básicos, el elevado déficit presupuestario, y se puso fin a los Presupuestos Extraordinarios, el artificio contable que Calvo Sotelo había ideado para aumentar el gasto público sin aumentar aparentemente el déficit, pero Calvo Sotelo seguía negándose a devaluar la peseta, porque la consideraba una decisión «antipatriótica» —implicaba también reconocer la debilidad de la Dictadura—. Su alternativa era emitir un nuevo préstamo por 350 millones de pesetas a suscribir por los bancos españoles, confiando, según Eduardo González Calleja, «en que el patriotismo del capitalismo español cubriría la emisión». Pero el préstamo fracasó estrepitosamente y Calvo Sotelo no tuvo más remedio que dimitir el 21 de enero de 1930, sólo una semana antes de la dimisión de Primo de Rivera. [93] La paridad de la peseta había caído a 40 pesetas por libra, "una realidad difícil de digerir", comentó Ben-Ami. [94]

Respecto a la influencia de la crisis monetaria y financiera en la caída de Primo de Rivera, el historiador Eduardo González Calleja afirma lo siguiente: [95]

La pérdida de confianza en las fuerzas económicas también influyó en la caída de Primo, que había reconocido a finales de año [1929] el fracaso de su política monetaria. Dada la obsesión primorverista de identificar la situación cambiaria con la solidez del régimen, las devaluaciones contribuyeron decisivamente al descrédito de la Dictadura.

Según Shlomo Ben-Ami , [96]

A medida que se hicieron evidentes los fracasos financieros del régimen, la pérdida de confianza de los ricos en su futuro político se hizo más pronunciada. Era un círculo vicioso, como explicó la asociación económica Sociedad de Amigos del País de Barcelona en un manifiesto público. La falta de perspectiva política del régimen, afirmaba, no podía inspirar confianza en el mercado monetario. Pero la confianza entre los capitalistas españoles, "alarmados" y "presos de pánico", sólo podría restaurarse mediante una estabilización política que no vieron venir. [...] Las fluctuaciones del tipo de cambio de la peseta se convirtieron en la pesadilla de los empresarios... El Consejo Superior de las Cámaras de Comercio, Industria y Navegación protestó en términos muy airados: "Hay una honda alarma que produce el hecho de que [las] ​​oscilaciones [de la peseta] con tendencia progresiva no son ya diarias, sino agudas por horas. La gravedad del caso y los perjuicios que causa justifican el nerviosismo de la gran masa de productores y comerciantes, y, sobre todo, del comercio obligado a soportar las variaciones del valor internacional de la peseta, que ni para comprar ni para vender en el extranjero permiten adoptar una posición firme, o que, al menos, prometa no destruir la perspectiva de ningún negocio".

Crecimiento de la oposición

Francisco Alía Miranda ubica el crecimiento de la oposición a la dictadura en el interior del país a partir de 1926 cuando tomó el relevo de la oposición exterior organizada desde París, pues entre 1923 y 1925 “todas las fuerzas políticas opositoras permanecieron en la sombra, a la espera de una buena ocasión para resucitar”, “dada la enorme popularidad de la dictadura” durante esos tres años. Desde la constitución del Directorio Civil en diciembre de 1925 quedó claro que la dictadura pretendía perpetuarse en el poder abandonando su promesa inicial de tener un “carácter provisional”. [97]

Monárquicos

José Sánchez Guerra en 1932.

Los partidos de turno, el Partido Conservador (España) y el Partido Liberal , [98] prácticamente desaparecieron como consecuencia de su alejamiento del poder, el cierre de las Cortes y la política de « descuaje del caciquismo ». [99] [100] «Su clientela se dispersó en pocos días». [101] Buena parte de sus notables, que al principio de la Dictadura habían permanecido a la expectativa, [102] rompieron con el rey al comprobar que Alfonso XIII lo apoyaba firmemente sin importarle violar la Constitución de 1876. [ 103] [104] [105] Entre éstos se encontraba el conservador José Sánchez Guerra , que se convirtió en el símbolo del legalismo constitucional —se negaba a ser «monárquico de la Monarquía absoluta»—. Por otra parte, otros políticos decidieron colaborar con la Dictadura, como el conservador Juan de la Cierva o los mauristas ( José Calvo Sotelo , José Antonio Gamazo, César de la Mora o César Silió, aunque Antonio Maura rompió con Primo de Rivera en 1924. [106] [107] [108] Otros, como el conservador Gabino Bugallal , adoptaron una actitud pasiva, confiando en que sería el propio rey quien pondría fin a la dictadura y restablecería la vigencia de la Constitución . [109]

Los antiguos miembros de los partidos del giro más críticos con Alfonso XIII, como Sánchez Guerra o Manuel de Burgos y Mazo, del partido conservador, o Santiago Alba , del partido liberal, se incorporaron al Bloque Constitucional fundado por el reformista Melquiades Álvarez , que abogaba por la abdicación del rey y la convocatoria de Cortes Constituyentes . [110] [111] [112] Otros irían aún más lejos y se sumarían abiertamente al bando republicano, como Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura Gamazo , que fundaron la Derecha Liberal Republicana . [110]

Poco después de que Primo de Rivera anunciase el 5 de septiembre de 1926 su firme intención de institucionalizar su régimen —«¿Para qué vamos a resucitar ese artificio o artilugio llamado Parlamento?», declaró el dictador—, [113] Sánchez Guerra envió una carta al rey en la que le comunicaba que la convocatoria de la proyectada Asamblea Nacional Consultiva supondría «la ruptura definitiva y la destitución inmediata del Monarca, si no de la Monarquía, de todos los hombres monárquicos constitucionales de España», idea que reiteró al entrevistarse con él el 22 de septiembre en San Sebastián —la Asamblea suponía «la abrogación definitiva y total del régimen parlamentario y de la Constitución», le volvió a decir—. Para Sánchez Guerra, la convocatoria de la Asamblea era «un acto ilegítimo y faccioso» y prometió que si finalmente se producía ese acontecimiento se exiliaría de España, promesa que cumplió al año siguiente, el 12 de septiembre de 1927, el mismo día en que Alfonso XIII, tras resistirse durante más de un año, [114] firmó el decreto de convocatoria. [115] [116] En el manifiesto hecho público por Sánchez Guerra, en el que incluía la carta que había enviado al rey un año antes, proponía la convocatoria de unas Cortes a través de las cuales «la nación soberana dispondría libremente de su destino y establecería las reglas dentro de las cuales los futuros gobernantes habrían de moverse y desarrollar su acción». Al manifiesto se adhirieron varios miembros destacados de la «vieja política», como Miguel Villanueva , el conde de Romanones , Francisco Bergamín , Manuel de Burgos y Mazo, Niceto Alcalá-Zamora y Joaquín Chapaprieta . [106] [117] [118] También se sumaron el reformista Melquiades Álvarez y algunos miembros de la Alianza Republicana como Alejandro Lerroux o Melquiades Álvarez, e incluso el anarquista Ángel Pestaña . Un diplomático francés comunicó a su gobierno el mes siguiente, octubre de 1927: «el sentimiento de hostilidad contra el rey se amplifica de forma increíble». [118] Por esa época se publicaron dos biografías de Fernando VII , «un claro subterfugio para criticar al rey y eludir la censura», según Miguel Martorell Linares. Una se titulaba El rey felón y los seis años inicuos; la otra Los seis años malditos. [119]

Quince meses después del manifiesto en el que proponía la convocatoria de Cortes Constituyentes sin darles ese nombre, Sánchez Guerra encabezó el intento de golpe de Estado de enero de 1929. [ 120] [121] [122] Si el coste militar de este fallido golpe de Estado fue elevado, «debido a la división del Ejército y al fortalecimiento de la corriente prerrepublicana en él, sobre todo por parte de los artilleros, el coste político no fue menos despreciable. La mayor parte de los dirigentes políticos de la Restauración implicados se distanciaron definitivamente de Alfonso XIII y muchos de la monarquía, declarándose no sólo antialfonsistas, sino abiertamente republicanos». Por tanto, desde entonces «las cosas nunca volvieron a ser iguales para la dictadura». [4]

Republicanos

Manuel Azaña en 1932 cuando era presidente del gobierno durante la Segunda República Española .

Los republicanos se vieron reforzados por la aparición de un nuevo partido, Acción Republicana . Su promotor fue Manuel Azaña , antiguo miembro del Partido Reformista de Melquiades Álvarez . Azaña, como la mayoría de las personalidades que abandonaron el partido tras el golpe de Estado de Primo de Rivera , había renunciado al proyecto reformista de alcanzar la democracia en el seno de la Monarquía, y apostaba ya por la República, como manifestó en el manifiesto Apelación a la República que hizo público en mayo de 1924. Para lograrlo se proponía crear «una nueva conjunción republicano-socialista capaz de oponer al bloque aplastante de las fuerzas oscurantistas, la resistencia primero, la contraofensiva después de la voluntad liberal latente bajo la resignación mentirosa del país». [123]

Azaña criticó a los viejos republicanos como Alejandro Lerroux o Vicente Blasco Ibáñez y propuso un nuevo republicanismo . Esta iniciativa tomó forma en mayo de 1925 con el nacimiento del llamado « Grupo de Acción Republicana », que estaba integrado por intelectuales, algunos de ellos, como Azaña, del Partido Reformista, como Ramón Pérez de Ayala o José Giral , y otros no, como Luis Jiménez de Asúa , Luis Araquistain , Honorato de Castro o Martí y Jara. [124]

La unión entre el nuevo y el viejo republicanismo se alcanzó el 11 de febrero de 1926, con la fundación de la Alianza Republicana , el mismo día en el que se celebraba el aniversario de la Primera República Española . [125] [126] Formaban parte de la Alianza el antiguo Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux y el Partido Republicano Democrático Federal , junto a las nuevas formaciones de Acción Republicana de Azaña y el Partido Republicano Catalán , fundado por Marcelino Domingo y Lluís Companys . [127]

El manifiesto hecho público por la Alianza Republicana el mismo día de su creación pedía la convocatoria de «unas Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal, en las que lucharemos por la proclamación del régimen republicano». El manifiesto fue ampliamente apoyado por los centros republicanos, unos 450, que decían agrupar a unas 100.000 personas. Todos los partidos firmantes se comprometían a permanecer unidos hasta la caída de la Dictadura. [128] La Junta Provisional de la Alianza estaba formada por Manuel Hilario Ayuso Iglesias, Roberto Castrovido , Marcelino Domingo , Alejandro Lerroux y Manuel Azaña . [129]

Alejandro Lerroux.

El mismo año de la fundación de la Alianza Republicana circuló una carta de Alejandro Lerroux en la que explicaba las razones de la "dolorosa decepción" que le había producido la dictadura: [130]

La dictadura militar, que pudo y debió ser una salvadora, una solución a tantos y difíciles problemas nacionales, no ha resultado ser más que una dolorosa desilusión, que ha consumido estérilmente la energía moral colectiva en que consiste la esperanza de un pueblo mesiánico en un redentor providencial. [...] Al poco tiempo de ponerse en marcha la dictadura demostró su incompetencia, consumiendo el prestigio de que estaba rodeada, y no habiendo querido someterse al Rey . No ha conseguido la independencia respecto de Palacio. En la hora actual, aun cuando el Directorio se ha despopularizado por completo, su peor enemigo es el Rey, que conspira constantemente contra Primo de Rivera.

Según la historiadora Ángeles Barrio Alonso, "la importancia de la Alianza radicó en que representó una renovación del republicanismo capaz de lograr, como quedó demostrado a raíz de la proclamación de la Segunda República Española , lo que hasta entonces no había sido posible: atraer al proyecto político de la República a una base social fundamentalmente urbana, de clase media y media baja, así como a amplios sectores de la clase obrera". [131]

La Alianza participó en el fallido golpe de Estado de junio de 1926, conocido como la Sanjuanada . En abril el Comité de la Alianza Republicana se reunió en un domicilio particular de Madrid con el general Francisco Aguilera para darle su apoyo. [132] También apoyó activamente el intento de golpe de Estado de enero de 1929 encabezado por José Sánchez Guerra . En los meses siguientes los republicanos federales abandonaron la Alianza y el Partido Radical de Lerroux sufrió una escisión por la izquierda liderada por Álvaro de Albornoz , a quien se unió Marcelino Domingo , quien creó el Partido Republicano Radical-Socialista , de ideología obrerista , anticlerical y laicista . Sin embargo, estas deserciones no debilitaron a la Alianza, que en julio de 1929 afirmaba contar con unos 200.000 miembros. [129]

Según Shlomo Ben-Ami, el crecimiento del republicanismo estuvo estrechamente relacionado con el descontento de las clases medias con la dictadura. El republicanismo "comenzó a abrazar y dar voz a la pequeña burguesía urbana , a los pequeños empresarios amenazados de quiebra por la presión fiscal y por el favoritismo del régimen hacia los monopolios, a los comerciantes que habían tenido que reducir el alcance de sus negocios a causa de la política de altos aranceles de la dictadura. Es revelador que los programas de la mayoría de los partidos republicanos hablaran de librecambio y de defensa de las pequeñas empresas, en contraposición al expansionismo y proteccionismo de las grandes empresas. Estos partidos también atrajeron a las clases profesionales, especialmente en provincias, donde a maestros, médicos, ingenieros y abogados les resultaba cada vez más difícil ganarse la vida decentemente, debido al alza constante de los precios y, a partir de 1929, a la escasez de nuevas oportunidades de trabajo. "Ir a la montaña piadosa " se había convertido ya en costumbre para las amas de casa de clase media ansiosas de mantener las apariencias de un nivel de vida "decente"". [133]

Nacionalistas catalanes, vascos y gallegos

Lluís Nicolau d'Olwer , líder de Acció Catalana .

Las dos organizaciones nacionalistas catalanas que se mostraron más activas en su oposición a la dictadura fueron Acció Catalana y, sobre todo, Estat Catalá . Respecto a la primera, como ha señalado Montserrat Baras, durante este periodo «sólo podemos hablar de actuaciones aisladas de individuos o grupos de notables y del mantenimiento de conexiones basadas principalmente en relaciones personales» porque Acció Catalana no era propiamente un partido político, sino un aplec de patriotes ['aglomeración de patriotas'], lo que explica también que sus dirigentes actuaran de forma diferente. Mientras su presidente Jaume Bofill i Mates se exiliaba voluntariamente en París, Lluís Nicolau d'Olwer llevaba el «caso catalán» a la Sociedad de Naciones [134] y Antoni Rovira i Virgili , líder del sector más republicano y socialmente avanzado, fundaba en 1927 un periódico propio, La Nau , del que surgiría un nuevo partido llamado Acció Republicana de Catalunya poco después de la caída de Primo de Rivera. [135]

En cuanto a Estat Català , liderado por Francesc Macià , optó decididamente por la vía insurreccional, creando los escamots y recaudando fondos para la compra de armas. [136] En enero de 1925 Macià fundó en París el Pacto de Alianza Libre, al que se adhirieron la CNT y los nacionalistas vascos y gallegos, creándose un Comité General Revolucionario, o Comité de Acción, que lideraría el levantamiento simultáneo en Cataluña y el País Vasco. [137]

En junio de 1925 grupos clandestinos de Estat Catalá y Acció Catalana organizaron el llamado complot del Garraf , un atentado fallido contra los reyes de España en los túneles ferroviarios de la costa del Garraf por donde debía pasar el tren que los debía llevar a Barcelona. [138]

Francesc Macià (derecha) con su abogado (izquierda) a punto de abandonar París tras el juicio por la trama fallida de Prats de Molló .

Tras el fracaso del golpe de Estado de Sanjuanada de junio de 1926, Macià puso en marcha la planeada invasión de Cataluña por parte de un pequeño ejército compuesto por escamots que tras cruzar la frontera por Prats de Molló , tomaría Olot y luego caería sobre Barcelona, ​​donde simultáneamente se declararía la huelga general, y con la colaboración de una parte de la guarnición se proclamaría la República Catalana . [139]

Pero la llamada trama Prats de Molló fue un desastre porque uno de los participantes, el italiano Riciotti Garibaldi , era un agente doble de Mussolini , que alertó a Primo de Rivera. [140] Así que la policía francesa, que también estaba alerta, tuvo pocas dificultades para detener cerca de la frontera española, entre el 2 y el 4 de noviembre, a la mayoría de los hombres implicados en la invasión (115). Macià también fue detenido y llevado con otros diecisiete implicados a París para ser juzgados. El juicio se celebró en enero de 1927 y fueron condenados a penas de prisión muy leves y desterrados a Bélgica. [141]

La trama y el proceso tuvieron un amplio eco internacional que dio «origen al persistente mito de l'Avi [Macià], precisamente en el momento de más baja popularidad de la Dictadura y sus cómplices en Cataluña». Macià desarrolló a partir de entonces una febril actividad propagandística en favor de la «causa catalana», especialmente en América Latina, que culminó en Cuba, donde en octubre de 1928 convocó una autodenominada Asamblea Constituyente del Separatismo Catalán , de la que surgiría el Partit Separatista Revolucionari Català y donde se aprobó la Constitución Provisional de la República Catalana . [142]

Portada del 20 de julio de 1923 del periódico Aberri , órgano oficial del Partido Nacionalista Vasco .

En cuanto a los nacionalistas vascos, el sector aberriano más radical que entonces controlaba el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y que fue el más duramente perseguido por la Dictadura —mientras que los moderados de la Comunión Nacionalista Vasca fueron relativamente tolerados—, optó como Estat Català por la vía insurreccional. En noviembre de 1924 doce aberrianos se reunieron en Ordizia con el activista irlandés Ambrosse Martin , pero todos fueron detenidos, lo mismo le ocurrió al líder de los aberrianos Elías Gallastegui cuando el 3 de mayo de 1925 encabezó un acto de afirmación nacionalista, aunque finalmente logró huir al País Vasco francés , donde a finales de año fundó un Comité por la Independencia Vasca, que editó el periódico Lenago Il ('Primero en Morir'), autodenominado Órgano Oficial del Ejército Voluntario Vasco . Al igual que los nacionalistas catalanes, los aberrianos también expusieron el «caso vasco» ante organismos internacionales y participaron en el Pacto de la Alianza Libre impulsado por Macià. Se planeó una operación que consistía en el desembarco en Bilbao de 300 combatientes armados que llevarían a cabo un alzamiento como el de Dublín en 1916. En cambio, los gudaris vascos no participaron en el complot de Prats de Molló . Gallastegui, al igual que Macià, realizó un viaje por Latinoamérica y Estados Unidos recorriendo los centros vascos. En México fundó la revista Patria Vasca , en Argentina lanzó el periódico Nación Vasca y en Nueva York volvió a editar Aberri . [143]

El nacionalismo gallego conservador encabezado por Vicente Risco y Antonio Losada había acogido con ciertas esperanzas la llegada de la Dictadura, pero al ser presionados para sumarse al partido único de la Dictadura, la Unión Patriótica , tanto Risco como Losada pasaron a las filas de la oposición. Sin embargo, las Irmandades da Fala sólo empezaron a actuar en 1928. Al año siguiente la Irmandade da Fala de A Coruña liderada por Antonio Villar Ponte se unió a los republicanos de Santiago Casares Quiroga , lo que daría lugar a la creación de la ORGA tras la caída de la Dictadura. [144]

Socialistas (y comunistas)

Francisco Largo Caballero (1927).

La colaboración con la Dictadura fracturó al socialismo español entre sus partidarios —encabezados por Francisco Largo Caballero , Julián Besteiro y Manuel Llaneza— y sus contrarios —encabezados por Indalecio Prieto y Teodomiro Menéndez— . [145] Cuando el 25 de octubre de 1925 Francisco Largo Caballero tomó posesión de un escaño en el Consejo de Estado , como miembro del Consejo del Trabajo que había absorbido al Instituto de Reformas Sociales, la ruptura se acentuó porque ese mismo día Indalecio Prieto dimitió de su cargo en el comité ejecutivo del PSOE en señal de protesta. [146]

Indalecio Prieto en 1936.

Tras la incorporación de la UGT a la Organización Corporativa Nacional creada en noviembre de 1926, el debate interno se reabrió con motivo de la invitación que hizo Primo de Rivera a los socialistas para participar en la Asamblea Consultiva Nacional que debía debatir un nuevo proyecto de Constitución. Ahora se trataba de una colaboración claramente política, y el sector contrario a la participación encabezado por Indalecio Prieto consiguió imponerse en los Congresos Extraordinarios del PSOE y la UGT de los días 7 y 8 de octubre de 1927, por lo que los socialistas anunciaron que no asistirían a la Asamblea Consultiva Nacional, lo que provocó en Primo de Rivera una profunda decepción [147] y constituyó un paso fundamental en el distanciamiento de los socialistas respecto de la Dictadura. [148]

La ruptura definitiva con la Dictadura se produjo en 1929 con motivo del proyecto de nueva Constitución corporativa y autoritaria presentado por la Asamblea Nacional Consultiva el 6 de julio. Tanto el PSOE como la UGT lo rechazaron y reclamaron una Constitución auténticamente democrática, que creían que sólo era posible con el advenimiento de la República. En un último intento por integrar a los socialistas en su proyecto, Primo de Rivera les ofreció cinco escaños en la Asamblea designada por ellos, pero los socialistas los rechazaron en un manifiesto titulado A la opinión pública hecho público el 13 de agosto. Largo Caballero, que se había distanciado de Julián Besteiro —que seguía defendiendo el colaboracionismo—, proclamó la voluntad de «realizar nuestros fines hasta un estado republicano de libertad y democracia, donde podamos alcanzar la plenitud del poder político que corresponde a nuestro creciente poder social». Tras la caída de la Dictadura, el PSOE y la UGT se adhirieron al Pacto de San Sebastián del que surgió el "comité revolucionario" que tras la proclamación de la Segunda República Española en abril de 1931 se convirtió en el Gobierno Provisional de la Segunda República Española , que contaba con tres ministros socialistas. [149] [150]

Por su parte, el Partido Comunista de España , a diferencia del PSOE, se posicionó desde el primer momento en contra de la Dictadura, aunque debido a su limitada fuerza, la detención de algunos de sus dirigentes fue suficiente para desactivarlo en el interior del país. En el exterior, su actividad se centró en París, donde realizaron actos de protesta con motivo de la visita de Primo de Rivera a la capital francesa el 14 de julio de 1926. Junto a los comunistas franceses publicaron dos manifiestos titulados Contra el fascismo y Por la libertad . [151]

Anarcosindicalistas

La implacable represión a la que la Dictadura sometió a la CNT —fue ilegalizada en mayo de 1924— [152] dio lugar a un debate interno entre sindicalistas como Joan Peiró y Ángel Pestaña , que abogaban por buscar fórmulas que permitieran a la CNT actuar dentro de la legalidad, y los anarquistas «puros» como Diego Abad de Santillán y Emilio López Arango, que acusaban a Peiró y Pestaña de «reformistas» y que defendían la «acción directa» y el espontaneismo revolucionario de las masas. Estos últimos encontraron un amplio apoyo entre los cenetistas exiliados en Francia, que en febrero de 1924 constituyeron en París un Comité de Relaciones Anarquistas que proponía el asalto al Estado mediante un «Ejército Revolucionario», por lo que fueron apodados por los sindicalistas con el despectivo apelativo de «anarcobolcheviques». [149]

El anarquista Juan García Oliver en 1936 cuando era ministro de Justicia en el gobierno de la Segunda República al comienzo de la guerra civil. Durante la Dictadura de Primo de Rivera defendió la "acción directa" para derrocarla.

La primera «acción directa» fue un intento de invasión de España desde Francia a través de Vera de Bidasoa ( Navarra ) y la frontera catalana, que tuvo lugar a principios de noviembre de 1924, y que fue acompañado de un intento de asalto al Cuartel de Atarazanas y al Cuartel General de Artillería de Barcelona. Las dos operaciones resultaron un completo fracaso, porque al parecer la policía española estaba informada de ellas. El 7 de noviembre se produjo un enfrentamiento armado en Vera de Bidasoa en el que murieron dos guardias civiles, un carabinero y tres insurrectos, y tres más resultaron heridos. Catorce revolucionarios fueron detenidos, y el resto logró huir a Hendaya , donde la Gendarmería detuvo a veinte españoles y un francés. En cuanto al grupo que debía invadir España por Cataluña, liderado por Francisco Ascaso y Juan García Oliver , fue interceptado por la Gendarmería , que había sido alertada por la policía española. Cuando intentaron cruzar la frontera fueron detenidos 22 insurrectos, mientras que el resto logró escapar. Los dirigentes anarquistas que lograron huir abandonaron Francia y buscaron refugio en Bélgica o Latinoamérica. Esta última fue el destino de Francisco Ascaso y Buenaventura Durruti , " Los Errantes ", donde desarrollaron "una extensa labor de propaganda anarquista plagada de acciones violentas rayanas en la delincuencia común". [153] [154]

El fracaso del intento de Vera de Bidasoa abrió el debate sobre la participación de la CNT en conspiraciones políticas para derrocar la Dictadura, lo que ahondó las diferencias entre los sindicalistas y los anarquistas «puros». En la primera discusión que tuvo lugar en el Congreso Nacional celebrado clandestinamente en Barcelona en abril de 1925, ganaron los primeros al aprobarse la propuesta de colaboración «con cuantas fuerzas tiendan a la destrucción del régimen vigente por medios violentos», aunque con la salvedad de que «estos pactos no implican que se contraigan compromisos de ninguna clase para limitar el alcance y desarrollo de la revolución que, en todo momento, debemos impulsar hasta sus extremos radicales y positivos». [155] El resultado de este acuerdo fue la entrada de la CNT en la Libre Alianza creada por el dirigente nacionalista catalán Francesc Macià y que organizaría la frustrada trama de Prats de Molló . [156]

Ángel Pestaña , defensor de la "vía sindicalista", en 1922 junto al político liberal Conde de Romanones (derecha).

En 1927 se inició la ruptura del sector sindicalista cuando Ángel Pestaña propuso como vía para recuperar la legalidad participar en las elecciones a los Comités Mixtos de la recién creada por la Dictadura Organización Nacional Corporativa, en la que la representación obrera estaba siendo monopolizada por la UGT, pero la propuesta fue rechazada por la mayoría encabezada por Joan Peiró, ya que rompía con los principios "apolíticos" que definieron a la CNT desde su fundación. La ruptura entre Peiró y Pestaña se consumó cuando éste fundó en Barcelona en octubre de 1929 una Unión Local de Sindicatos y Asociaciones Obreras ubicada al margen de la Federación Local de Sindicatos Unicos de Barcelona de la CNT, y además se acercó a los nacionalistas catalanes y republicanos para formar un frente antidictatorial. La ruptura duró poco porque la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930 impidió a la organización de Pestaña participar en la OCN, por lo que en marzo él y Peiró se reconciliaron. [157]

La fractura en el sector sindicalista favoreció el crecimiento del sector anarquista "puro" que defendía la coordinación orgánica entre la CNT y las organizaciones anarquistas. En concreto Diego Abad de Santillán en su obra El anarquismo en el movimiento obrero (1925) proponía recurrir a la táctica de la "trabazón" aplicada por la FORA argentina —que consistía en el establecimiento de órganos de enlace entre los sindicatos obreros y los grupos específicamente anarquistas— para asegurar el predominio libertario en la CNT. La organización específica de carácter anarquista que aplicaría en España la táctica del "trabazón" fue la FAI . [158]

La Federación Anarquista Ibérica (FAI) fue fundada en Valencia entre el 24 y el 26 de julio de 1927 a partir de la fusión de la Uniâo Anarquista Portuguesa, la Federación Nacional de grupos Anarquistas de España y la Federación de grupos Anarquistas de Lengua Española, fundada en Francia para la organización de los cenetistas exiliados. La FAI propugnaba el establecimiento de formas de representación orgánica de la FAI en los órganos de gobierno de la CNT —la trabazón— para asegurar el carácter anarcosindicalista de la Confederación. Según el historiador Eduardo González Calleja, «el objetivo declarado era la conversión de la FAI en la vanguardia inspiradora del sindicato» por lo que «sus miembros actuaban como militantes de choque, y se reunían en « grupos de afinidad » de tres a diez miembros, organizados a escala federal paralela a la CNT, con la que se coordinaban a través de los comités de relaciones y los comités de acción mistos [CNT-FAI]». [159]

Siguiendo la táctica de la «trabazón», la FAI controló el Comité de Acción de la CNT con sede en Badalona, ​​que entró en conflicto con el Comité Nacional presidido por Peiró y con sede en Mataró, porque la FAI proponía poner en marcha un movimiento insurreccional por su cuenta, contando con el apoyo de algunos militares afines como el capitán Fermín Galán , mientras que el Comité Nacional era partidario de participar en la conspiración encabezada por el conservador José Sánchez Guerra , que culminaría en el intento de golpe de Estado de enero de 1929. El fracaso del golpe obligó al Comité Nacional a dimitir, siendo sustituido por un Comité Nacional informal formado por Pestaña. [160]

Respuesta de la dictadura: aumento de la represión.

El general Severiano Martínez Anido , ministro de la Gobernación y mano derecha de Primo de Rivera, dirigió la política represiva del régimen, aplicando los mismos métodos "resueltos" que había empleado durante la "guerra social" en Cataluña (1919-1923) desde su puesto de gobernador civil de Barcelona.

La Dictadura reestructuró y amplió el servicio de policía, cuyo presupuesto aumentó considerablemente, y cuidó especialmente la acción policial en el exterior, que fue coordinada por el embajador en París, ya que la mayor parte de los exiliados y refugiados españoles vivían en Francia. El embajador José María Quiñones de León, además de presionar a las autoridades francesas para que los deportaran, como a Francesc Macià , y lograr la colaboración de la Sûreté , creó una oficina de propaganda en París . [161]

Tras la Sanjuanada , un Real Decreto publicado el 3 de julio de 1926 concedió al dictador poderes discrecionales para imponer «las sanciones que estén dentro de sus atribuciones y proponiéndome las que excedan de ella, incluso los destierros y deportaciones que estime necesarios, cualquiera que sea su número y la calidad de las personas que lo merezcan», sin otro límite que «el que las circunstancias y el bien de la patria indiquen y su rectitud y patriotismo le inspiren». Se estableció, además, que los sancionados no podrían recurrir ante los tribunales de justicia. [162]

El 17 de junio de 1928, otro Real Decreto impuso el permiso de la autoridad gubernativa para la celebración de actos políticos, lo que iba acompañado de confinamientos arbitrarios, multas exorbitantes y violaciones de correspondencia. [162]

El nuevo Código Penal aprobado en septiembre de 1928, y que sería derogado por la Segunda República Española , incluía en el delito de rebelión las huelgas y paros, así como consideraba como atentado a la autoridad la agresión a miembros del Somatén , aunque no ejercieran las funciones de su cargo. [163]

Primo de Rivera en San Sebastián en 1927.

El 22 de diciembre de 1928 se eliminaron los últimos obstáculos legales que aún quedaban para el control total del poder judicial por parte del gobierno. A partir de entonces el Directorio Civil podía "separar, destituir, suspender o trasladar a los magistrados, jueces y funcionarios judiciales sin necesidad de expediente ni informe previo y sin posibilidad de apelación o recurso", dice Eduardo González Calleja. [164]

Tras el fallido golpe de Estado encabezado por Sánchez Guerra en enero de 1929 , el Directorio Civil endureció las medidas represivas. Unos días después, el 4 de febrero, creó un Tribunal Especial vinculado a la Dirección General de Seguridad, que ponía prácticamente el poder judicial en manos del gobierno. El Tribunal estaría presidido por un juez militar e investigaría los casos que afectaran a la seguridad del Estado, pudiendo abrir sumarios rápidos por delitos de conspiración, rebelión, etc., lo que suponía en la práctica que el gobierno podía, por ejemplo, suspender de empleo y sueldo a aquellos funcionarios que fueran hostiles al régimen. La creación del Tribunal Especial vino acompañada de una Circular de la Presidencia del gobierno de 8 de febrero, que facultaba a la policía para supervisar conversaciones o actos que pudieran dar lugar a alteraciones del orden público, daba funciones policiales a la Unión Patriótica y al Somatén, y amenazaba con multas gubernamentales de hasta 25.000 pesetas y detenciones de catorce días a «cualquier persona que en lugar público pronosticara males para la patria o censurara a los ministros de la Corona o altas autoridades con fines de difamación o menoscabo de su autoridad y prestigio». Asimismo, se crearía un registro de funcionarios en el que, entre otras cosas, figuraría si «con publicidad y escándalo, se manifiestan como enemigos del régimen y pretenden desacreditarlo y menoscabarlo». [165] Por último, se hizo aún más restrictiva la censura de prensa, prohibiendo expresamente cualquier tipo de crítica a la gestión del gobierno, y se obligaba a los periódicos a insertar las «notas oficiosas» del Directorio Civil . [166]

En abril de 1929 se discutió un proyecto de Ley de Orden Público, que ampliaba los poderes discrecionales del gobierno para suprimir garantías constitucionales, proceder a detenciones y registros sin orden judicial, así como a la expulsión de extranjeros peligrosos, y declarar el estado de guerra. Esta reforma fue rechazada por el rey, lo que, según González Calleja, "precipitó la dimisión de Primo en enero de 1930". [167]

Deterioro progresivo de las relaciones con el rey.

El rey Alfonso XIII y el dictador Miguel Primo de Rivera . Las relaciones entre ambos se deterioraron a partir de 1927.

Como ha señalado Alejandro Quiroga, «las tensiones entre el monarca y el dictador fueron un factor determinante en el final del régimen de Primo Rivera». [168] Según Javier Moreno Luzón , «tras la euforia regeneracionista e imperialista de los primeros tiempos, [Alfonso XIII] sintió la necesidad de encontrar una solución legal al estado de excepción. O, lo que era lo mismo, de caminar hacia la normalidad». [169] José Luis Gómez-Navarro ha señalado que «la posición de Alfonso XIII ante el régimen primorriverista y con el propio dictador pasó por distintas etapas». Una primera que se extiende hasta principios de 1924 durante la que «Alfonso XIII se muestra entusiasmado con el régimen, en el que ve la posibilidad de realizar sus pensamientos y deseos». Una segunda, desde los primeros meses de 1924 hasta principios de 1926, en la que el monarca siguió dando «total apoyo al régimen y a sus políticas más importantes», «aunque sin el entusiasmo desbordante inicial». Una tercera, iniciada en diciembre de 1925, en la que «el rey siguió apoyando a la dictadura, pero sin defensas ardientes y entusiastas, al tiempo que marcaba distancias y la presionaba suavemente para «restaurar la normalidad». La cuarta y última etapa, en la que Alfonso XIII se propuso «deshacerse del dictador», se inició tras el fallido golpe de Estado de enero de 1929. [ 170]

El primer enfrentamiento serio entre Alfonso XIII y el general Primo de Rivera se produjo en 1927 con motivo de la creación de la Asamblea Consultiva Nacional , a la que el rey se opuso inicialmente, pero que finalmente aceptó y firmó el decreto de convocatoria en septiembre, tras haber resistido durante más de un año, consciente de que significaba la ruptura definitiva con la Constitución de 1876 que había jurado cumplir y hacer cumplir —de ahí el sobrenombre de «el rey perjuro» que empezó a extenderse—. [171] [172] [173] «A partir de entonces, y hasta principios de 1929, Alfonso XIII apoyará la Dictadura de forma «pasiva», con un alto grado de complicidad entre el monarca y el dictador en el plano ideológico, pero con un paulatino distanciamiento en el plano personal». [174] El distanciamiento del rey se hizo evidente el 13 de septiembre de 1928, cuando Alfonso XIII no acudió a la multitudinaria conmemoración del quinto aniversario del «movimiento» que dio inicio a la Dictadura . [175] [176]

Un nuevo choque se produjo a principios de febrero de 1929 cuando el rey, aconsejado por su madre María Cristina de Habsburgo , [177] se resistió a firmar el decreto que otorgaba poderes extraordinarios al Gobierno, al somatén y al partido único Unión Patriótica para la represión de las actividades «subversivas» tras el fallido golpe de Estado del mes anterior encabezado por Sánchez Guerra . [178] [179] Tres días después de que firmara el decreto, María Cristina falleció, lo que afectó profundamente al rey. [180] [181] [182] Javier Tusell y Genoveva García Queipo de Llano han señalado, por otra parte, que el fallido golpe de Estado dio a Alfonso XIII «la sensación definitiva de que la debilidad del régimen era patente y de que se abrían importantes interrogantes sobre el futuro. El dictador podía jugarse su destino político, pero el Rey tenía todos los motivos para ver confirmados desde ese momento los inminentes peligros que corría su Corona». [183]

Alfonso XIII con su madre María Cristina de Habsburgo en 1924. María Cristina asesoró repetidamente a su hijo en cuestiones políticas. Su muerte, el 6 de febrero de 1929, supuso un duro golpe para el rey. [184]

El siguiente enfrentamiento entre Alfonso XIII y Primo de Rivera se produjo sólo dos semanas después, cuando el rey se opuso a la disolución del cuerpo de artillería y a la aplicación de severas sanciones a sus jefes y oficiales, que se habían enfrentado a Primo de Rivera por la cuestión de los ascensos. Tras una agria discusión en el Consejo de Ministros presidido por el monarca, Alfonso XIII volvió a transigir y firmó el decreto fechado el 19 de febrero de 1929. [185] [186] "Una vez más, el enfrentamiento terminó con la victoria de Primo. Sin embargo, las relaciones entre ambos se habían ido deteriorando, hasta el punto de que el rey empezó a pensar que el dictador no contaba con el apoyo del ejército ni con el de la opinión popular.... Para colmo, la absolución de Sánchez Guerra por un tribunal militar dio la idea de que sectores del ejército ya no apoyaban a la dictadura. Todo ello debió convencer al rey de la conveniencia de deshacerse del dictador". [187]

"En el otoño de 1929 el régimen dictatorial había mostrado claramente su incapacidad para cumplir las dos condiciones por las que el rey lo había apoyado. En primer lugar, había dejado de ser un gobierno fuerte. Se producían problemas de orden público ( sublevaciones en Ciudad Real y Valencia , nuevos conflictos estudiantiles, etc.). En segundo lugar, el gobierno era incapaz de ponerse de acuerdo sobre el proyecto de la nueva Constitución y sobre los métodos para aprobarla. El rey, consciente de que Primo y su régimen contaban cada vez con menos apoyo en el ejército y en la opinión pública, le retiró su apoyo". [188] El embajador británico comunicó a su gobierno a finales de 1929: "El único poder sustancial en que país que no ha sido anulado, el del rey, aumenta en la misma medida en que disminuye el del dictador". [188]

Colapso final

Desde agosto de 1929 hasta enero de 1930

Según Javier Tusell y Genoveva García Queipo de Llano, «la decadencia definitiva del régimen dictatorial se remonta al verano de 1929». [189] En agosto, como respuesta a las duras críticas al proyecto de Constitución presentado el mes anterior por la Asamblea Nacional Constituyente , [190] [191] [192] Primo de Rivera, a quien tampoco le había gustado mucho el proyecto, [193] [194] propuso debatir en el seno de la Asamblea una salida consensuada a la Dictadura, a lo que solicitó la incorporación de personalidades de la «vieja política», representantes de las Reales Academias, las Universidades y los Colegios de Abogados, y de la UGT, pero todos ellos se negaron a participar, lo que, según Eduardo González Calleja , «rompió todos los puentes para una salida institucional a la Dictadura» y acentuó «la crisis terminal del régimen». [195] Además, al cuestionar el anteproyecto de Constitución “Primo estaba poniendo a su régimen en un callejón sin salida”, señaló Alejandro Quiroga. [196]

En octubre, el tribunal militar absolvió a José Sánchez Guerra , por haber encabezado el golpe de Estado de enero , argumentando que sus acciones habían sido lícitas porque iban dirigidas contra un régimen ilegal. [39] [197] "Primo montó en cólera. Sabía el daño que a ojos de amplios sectores de la opinión pública estaba haciendo a su régimen la absolución de Sánchez Guerra, al demostrar que el Marqués de Estella era incapaz de castigar a quienes se sublevaban contra la Dictadura. Para frenar la imagen de debilidad, declaró entonces que se mantendría en el poder hasta la culminación de su "obra". [48] En una nota oficial afirmó: "Sin plazos, por tanto, y, por el momento, alto en la marcha hacia la normalización". [198] Javier Tusell y Genoveva García Queipo de Llano conceden gran importancia a "la sentencia que exculpó a Sánchez Guerra de cualquier responsabilidad por su alzamiento" porque "hacía ilegítimo al régimen". [199]

Según Shlomo Ben-Ami , «los últimos meses de la dictadura fueron la agonía de un dictador desconcertado». «Agobiado por las dificultades acumuladas, el dictador perdió definitivamente la confianza en sí mismo y en consecuencia formuló una serie de planes de transición confusos y a menudo contradictorios», pero «ninguno encontró una acogida favorable». El objetivo de Primo era «pasar el poder de manera ordenada» y «que [el] legado y las instituciones de la dictadura fueran respetadas». [200] Javier Tusell y Genoveva García Queipo de Llano han afirmado que «el derrumbe de la Dictadura no se habría producido de no ser por su propia confusión estratégica, a la que se sumó, en la recta final, el deseo puro y simple, casi físico, de Primo de Rivera de abandonar el poder por cualquier medio necesario». [201] Sin embargo, Alejandro Quiroga ha advertido de que «el dictador nunca especificó cuándo iba a abandonar el poder». Tan tarde como el 26 de noviembre declaró que «aún no ha llegado el momento». "Sería debilidad y deserción propia de hombres que aceptaron gobernar en condiciones muy difíciles... dejarse impresionar y deprimir por charlatanerías clandestinas emanadas de sectores descontentos, empecinados en la rebeldía, que ni en cantidad ni en calidad representan la centésima parte del pueblo español", añadió. Alejandro Quiroga señala: "Ahora, a diferencia de años anteriores, la posibilidad de que Primo abandonara el poder empezó a hacerse más real en 1929, sencillamente porque se agravó la diabetes que sufría el dictador". [202]

Salón del restaurante Lhardy donde Primo de Rivera se reunió con su gobierno a principios de diciembre de 1929 para acordar el plan de transición que llevaría el nombre del restaurante, situado en la Carrera de San Jerónimo de Madrid .

Su plan definitivo de transición fue discutido en una cena de trabajo gubernamental, a la que asistió también el presidente de la Asamblea Consultiva Nacional José Yanguas Messía , celebrada en el restaurante Lhardy el 3 de diciembre en conmemoración del cuarto aniversario de la constitución del Directorio Civil . Allí Primo de Rivera confirmó su intención de proponer al rey el nombramiento de un gobierno de transición, que no sería «ni dictatorial ni constitucional», presidido por un civil «de corte derechista», que podría ser el conde de Guadalhorce, aunque no descartaba permanecer él mismo en el poder. [203] [204] [205] Primo les explicó su plan «que pasaba por la reapertura de la Asamblea Nacional en enero, la pronta celebración de elecciones municipales, a las que seguirían las provinciales, con la seguridad de que en ambas triunfaría la Unión Patriótica, y en el otoño de 1930 otras elecciones para la formación de un Parlamento semicompleto unicameral ». El plan se filtró a la prensa, lo que abrió un debate sobre cuándo se marcharía el dictador, lo que "no gustó" a Primo de Rivera, quien declaró que permanecería en su puesto "cueste lo que cueste" hasta que se restableciera una situación "seria y tranquilizadora". [204]

En medio de esta polémica, la noche del 7 de diciembre, víspera de la patrona del arma de infantería , se celebró un banquete presidido por el rey y Primo de Rivera, durante el cual los militares que asistieron trataron al dictador con frialdad, lo que, según Alejandro Quiroga, «no pasó desapercibido ni para Alfonso XIII, que comprendió que la Dictadura había perdido mucho del apoyo del Ejército y de la opinión pública», ni para Primo de Rivera. [206] «El rey recurrió entonces a los viejos políticos buscando un sustituto para el marqués de Estella, pero éstos se negaron a ofrecer una solución sin una previa convocatoria de las Cortes». [207]

El 31 de diciembre de 1929, el Consejo de Ministros presidido por el rey debatió el «plan Lhardy», pero «Alfonso XIII pidió unos días para reflexionar..., lo que supuso una retirada tácita de la confianza real y la apertura oficial de la última crisis del régimen», afirma González Calleja. [208] José Calvo Sotelo , ministro de Hacienda, escribió más tarde: «Ese día se firmó la sentencia de muerte de la dictadura». [207] [209] [210] [211] Según Shlomo Ben-Ami, durante la reunión del Consejo de Ministros, el rey «no pudo dejar de notar que se encontraba ante un gobierno incoherente, dirigido por un dictador desconcertado, que le presentaba un plan hecho a base de parches. El monarca advirtió también que, a pesar de la fachada de solidaridad que intentaban presentar, los ministros no apoyaban el plan de Lhardy o, al menos, estaban divididos al respecto». [209]

Primo de Rivera después del Consejo de Ministros con el rey declaró: [212]

Las clases aristocráticas... me odian... Los conservadores se niegan a sumarse a la dictadura... Los que mantienen más afinidades con la Iglesia ni asisten a la dictadura ni aplauden sus fines... Y la banca y las industrias porque pagan... más estrictamente los impuestos.... La clase patronal porque a la dictadura le interesa que a los trabajadores no les falten leyes de bienestar ni justicia social..., los funcionarios públicos (porque se les exige más puntualidad)..., así como otros sectores..., no apoyan calurosamente a la dictadura..., inconscientemente se unen a quienes dicen que ya está vieja, que está agotada.

Por esas mismas fechas empezó a gestarse una conspiración militar para derrocar la Dictadura, que tuvo su epicentro en Andalucía y se desarrollaba casi a la luz pública. [213] La conspiración estaba liderada por el mismo comité constitucionalista presidido por Miguel Villanueva que había organizado el fallido golpe de Estado de enero de 1929. Contaban con el general Manuel Goded , gobernador militar de Cádiz , dispuesto a una «repetición de la marcha de Alcolea » que debía comenzar en Cádiz el 15 de febrero, y también con la aquiescencia del rey Alfonso XIII, que, como ha señalado González Calleja, «había comprendido por fin que deshacerse de Primo cuanto antes era la única posibilidad que tenía para salvar su propia situación y la de la Monarquía». De hecho, el 18 de enero, el príncipe Carlos de Borbón , capitán general de Andalucía y buen amigo del general Goded, pidió a su primo que destituyera a Primo de Rivera —y éste a su vez pidió al Rey que aceptara su relevo por considerarle cómplice de la «conspiración andaluza», a lo que Alfonso XIII se negó—. [214] [215] [216] Lo mismo le dijo al Rey el hijo del conde de Romanones enviado por éste, con el fin de detener el golpe de Estado que se estaba preparando y cuyas consecuencias eran imprevisibles. [217]

El 21 de enero dimitió el ministro de Hacienda José Calvo Sotelo debido al estrepitoso fracaso de su política monetaria y financiera. [95] Primo de Rivera le sustituyó por el conde de los Andes , hombre de confianza del Rey, en un intento de recuperar el apoyo del monarca, pero no lo consiguió. [208] Al día siguiente, 22 de enero, se inició una nueva huelga en todas las universidades, que ya tenía un marcado carácter republicano y que fue apoyada por los sindicatos. [70] [218] Tres días después, el 25 de enero a las 21.30 horas de la noche, Primo de Rivera declaró a los periodistas que había convocado a su despacho: «Os aseguro que lo que no estoy dispuesto es a que me quiten el poder, más que otra cosa, y sobre todas las consideraciones, por el síntoma de descomposición anárquica que ello revelaría». Unas horas después redactó la consulta al Ejército y a la Marina sobre su continuidad en el poder. En ese momento Primo de Rivera supo que la insurrección que iba a dirigir el general Goded se había adelantado al 28 de enero. [219] O entre el 5 y el 8 de febrero. [220]

Domingo 26 de enero

Primo de Rivera hacia 1930.
Alfonso XIII en 1930.

El 26 de enero de 1930, Primo de Rivera hizo un último intento por frenar el golpe de Estado que se preparaba contra él, y cuya fecha había adelantado Goded, y también por hacer frente a las presiones de Alfonso XIII para que dimitiera. Ese día anunció mediante una "nota oficiosa" que iba a consultar a los diez capitanes generales (y a los jefes de los tres departamentos marítimos y de las fuerzas marroquíes y a los directores de la Guardia Civil, Carabineros e Inválidos), para que evaluasen la labor de la Dictadura y para que con su autoridad pudiesen zanjar las "intrigas altas y bajas" que se estaban produciendo en esos momentos. Debían hacer una "breve, discreta y reservada exploración" entre sus jefes de unidades y servicios para hacerle saber si aún "merece la confianza y el buen concepto del Ejército y la Marina". Si la respuesta era negativa, Primo devolvería "los poderes de jefe de la Dictadura y del Gobierno" a Alfonso XIII. [221] [222] [223] [224]

Según Eduardo González Calleja , "la famosa encuesta al Ejército fue un paso en falso en varios aspectos. En primer lugar, fue un reconocimiento tácito de que la legitimidad última del régimen permanecía en el Ejército, no en fantasmales plebiscitos populares o en ficciones pseudoparlamentarias. En segundo lugar, colocó a las Fuerzas Armadas, acuciadas por una grave crisis de disciplina interna, en la incómoda posición de tener que juzgar la labor y legalidad de un régimen que había sobrevivido casi exclusivamente gracias a su apoyo institucional. En tercer lugar, fue un desaire definitivo al rey, que había provocado la crisis de confianza, pero que, como en septiembre de 1923, se encontraba ante un hecho consumado que anulaba su poder de arbitraje, que había desaparecido de facto con la ruptura del consenso constitucional". [222] Esta última consideración es compartida por Shlomo Ben-Ami : «La apelación de Primo de Rivera a los generales fue un intento imposible de contragolpe, esta vez contra el rey. La afirmación de Primo de Rivera de que la opinión de los militares había sido la fuente de su elevación al poder era una afrenta a la corona y una violación del marco político en el que el soberano era la fuente suprema del poder». [225] También la comparten Alejandro Quiroga —«Primo apeló directamente al alto mando del Ejército, al que reconoció como la única instancia legítima de su dictadura, y privó al rey de su facultad de destituirlo»— [226] y Javier Moreno Luzón —«esta maniobra era intolerable para don Alfonso, ya que al incluir otra instancia decisoria ponía en cuestión la prerrogativa real de la libertad»—. [224]

Mientras esperaba la respuesta de sus compañeros generales, Primo de Rivera se entrevistó con el rey en torno a las tres de la tarde, aunque el encuentro no trascendió y no se sabe de qué hablaron. Según Alejandro Quiroga, es probable que el dictador "tratase de calmar la ira de Alfonso XII, que se daba perfectamente cuenta de lo que implicaba el movimiento del marqués de Estella. El monarca comprendió que Primo estaba asestando un "golpe" contra su capacidad para nombrar y destituir a los ministros de su Gobierno". Por la noche Primo de Rivera redactó un manifiesto “Al Pueblo y al Ejército” que nunca se hizo público y cuyo contenido solo se conoció casi cien años después, en 2016. [224] [227] En el manifiesto pedía que “el Rey deje de ser Rey y con su familia abandone inmediatamente el país” y “entonces será necesario proclamar la república y elevar a su presidencia a un hombre bueno, sabio, ecuánime y justo al que todos los españoles, incluso los de más sentimientos monárquicos y más ligados a la Familia Real, asistamos lealmente. La patria está por encima de todo”. [228] “Con este Rey no podrían ni los políticos anteriores, ni los futuros, si no completo mi obra limpiando la vida política española de este obstáculo”, se afirmaba también en el manifiesto. [224]

Lunes 27 de enero

El 27 de enero Primo de Rivera recibió las ambiguas respuestas de los capitanes generales [229] que se debían, según Shlomo Ben-Ami, a su deseo de distanciar al Ejército de la Dictadura, «un barco que se hunde» y a que la mayoría de ellos eran amigos del rey o muy leales a él como soberano. Todos ellos reiteraron su total obediencia al rey y al gobierno que contaba con su confianza. El más explícito en su respuesta fue el capitán general de Cataluña, general Emilio Barrera, estrecho colaborador y amigo personal de Primo de Rivera, que criticó abiertamente la consulta, al considerar que «tiene la apariencia de otro golpe de Estado» (contra el rey), añadiendo: «la consulta significa debilidad por una parte y por otra, mezclar al ejército en asuntos políticos, de los que debería mantenerse alejado. [...] Entonces [el 13 de septiembre de 1923] era lógica la intervención del ejército; en el caso de hoy tiene ya el significado de querer mezclarlo en lo que no es su función...». [230] [231] Los únicos que le mostraron un apoyo incondicional fueron el general Sanjurjo , director general de la Guardia Civil, y el capitán general de las Islas Baleares , Enrique Marzo Balaguer. [231] [232]

Martes 28 de enero: Primo de Rivera dimite

Según Shlomo Ben-Ami, Primo de Rivera, pese a la respuesta que había recibido de sus compañeros de armas, no estaba dispuesto a dimitir. El rey encargó al nuevo ministro de Hacienda y hombre de su confianza, el conde de los Andes, que persuadiera al dictador, pero al final fue la intervención del general Severiano Martínez Anido , su amigo y ministro de la Gobernación, quien le convenció de no intentar resistirse. [231] [233] A las diez y media de la mañana Primo de Rivera, acompañado de Martínez Anido, acudió al Palacio de Oriente y presentó su dimisión al rey. En esa entrevista sugirió a Alfonso XIII que designara a los generales Martínez Anido, Emilio Barrera o Dámaso Berenguer para sucederle al frente de la Presidencia del Gobierno. Sin embargo, cuando Primo de Rivera abandonó Palacio no declaró a los periodistas que había dimitido y se limitó a decir que por la tarde se celebraría un consejo de ministros. La dimisión no se formalizaría y no se haría pública hasta las 20.45 horas tras una nueva visita a Palacio. A la salida Primo de Rivera anunció que había dimitido «por motivos personales y de salud» y que Alfonso XIII había encomendado «formar Gobierno al general Dámaso Berenguer, hombre discreto y reservado en sus juicios, de carácter sereno y muy querido en el país». [232] [234] [235]

Según Genoveva García Queipo de Llano y Javier Tusell , la dimisión de Primo de Rivera se debió a «su mala salud y [al] deseo que tenía de abandonar el ejercicio de sus responsabilidades». [213] [236] Esta apreciación no es compartida por otros historiadores como Shlomo Ben-Ami [233] o Alejandro Quiroga. Este último considera que la consulta a los capitanes generales «no fue una especie de «suicidio» político intencionado, sino más bien una apuesta bastante arriesgada para mantenerse en el cargo.... Otra cosa es que Primo de Rivera calculara mal, como fue el caso». [168]

Fachada principal del Hotel Pont Royal de París, situado en el barrio de Saint Germain-des-Prés . Allí murió el general Primo de Rivera el domingo 16 de marzo de 1930.

Tras su dimisión abandonó España —pasando por Barcelona donde se entrevistó con su amigo el capitán general Emilio Barrera, a quien, según reveló Eduardo Aunós catorce años después, le propuso encabezar un golpe de Estado, lo que él rechazó— [237] [238] y poco después murió en el Hotel Pont Royal de París. [213] [239] [240] [241] Según Ángeles Barrio Alonso, [242]

El sentimiento de frustración y abandono que debió sentir Primo de Rivera cuando, tras su dimisión forzosa en enero de 1930, se trasladó a París, probablemente aceleró su muerte, que se produjo dos meses después en completa soledad. Ni él ni sus colaboradores más directos —entre los que, además de Calvo Sotelo o Aunós, habría que citar a su propio hijo, José Antonio Primo de Rivera— pudieron comprender la poca benevolencia de la ciudadanía con lo que consideraban un balance muy positivo de un régimen, que habría liberado a España del separatismo , el sindicalismo, el déficit y la guerra.

Alejandro Quiroga sostiene una opinión similar a la de Ángeles Barrio: [243]

Primo se marchó de España herido y enfermo... Primo sentía que muchos sectores sociales no le reconocían la, a su juicio, gran labor que había realizado por España, aunque siguió convencido hasta sus últimos días de que el pueblo español estaba con él. Las injusticias y traiciones que creía haber sufrido le convertían en un hombre melancólico y algo resentido.

«Alfonso XIII, que llevaba seis años siendo un rey sin Constitución, nombró al general Dámaso Berenguer [entonces jefe de la casa militar del rey] [244] presidente del gobierno con el propósito de volver a la normalidad constitucional», afirma Santos Juliá. [245] Según González Calleja, «la designación de Berenguer como nuevo presidente del Gobierno dejó en ridículo las expectativas políticas de los constitucionalistas, que se basaban en la formación de un Gabinete presidido por José Sánchez Guerra , que convocaría Cortes Constituyentes. Tal solución fue rechazada de plano por don Alfonso, que parecía dispuesto a «seguir adelante» y no a retroceder, pues consideraba que «el primer día de las Cortes Constituyentes sería el último de mi reinado»». [246]

Véase también

Referencias

  1. ^ ab García Queipo de Llano 1997, p. 124.
  2. ^ Barrio Alonso 2004, pág. 88.
  3. ^ Quiroga 2022, p. 241..."Conviene no interpretar la crisis de la Dictadura y la caída del dictador de forma teleológica , buscando en 1927 y 1928 problemas que de forma "natural" acabarían explicando el colapso del régimen en enero de 1930. [...] De hecho, un informe de la embajada británica en Madrid afirmaba que 1928 había sido el año más pacífico en España desde que Primo tomó el poder".
  4. ^ ab Alía Miranda 2023, p. 182.
  5. ^ Ben-Ami 2012, pág. 289.
  6. ^ desde Julio 1999, pág. 67.
  7. ^ Ben-Ami 2012, págs. 289-290.
  8. ^ Ben-Ami 2012, págs. 290-293.
  9. ^ Ben-Ami 2012, pág. 294.
  10. ^ Ben-Ami 2012, pág. 297.
  11. ^ Ben-Ami 2012, págs. 298-300.
  12. ^ Gómez-Navarro 2003, p. 365,..."Ya desde principios del siglo XX, pero con mayor intensidad a partir de 1917 y de forma especialmente intensa a lo largo de 1922 y 1923, las fuerzas armadas construyeron su unidad en torno al monarca, al que consideraban la máxima autoridad militar. Gabriel Cardona lo señala muy tajantemente: "En 1923 no había un ejército constitucionalista, sino un ejército alfonsino, el principio de la autoridad estaba en el rey".
  13. ^ abcd Quiroga 2022, pág. 240.
  14. ^ Quiroga 2022, p. 182"Si en 1923 el apoyo del Ejército a Primo de Rivera era prácticamente unánime, a principios de 1929 eran muchos los sectores opuestos a él... debido a la política militar de la dictadura".
  15. ^ Ben-Ami 2012, pág. 321.
  16. ^ González Calleja 2005, pág. 75-76.
  17. ^ ab Gómez-Navarro 2003, p. 366.
  18. ^ ab González Calleja 2005, p. 76-78.
  19. ^ González Calleja 2005, pág. 82-83.
  20. ^ Moreno Luzón 2023, p. 492-493..."El compromiso del rey de su presidente con el ejército en África se pudo comprobar en el restablecimiento de la Academia General Militar.... Para dirigirla se eligió al antiguo jefe de la legión y caballero Francisco Franco, quien, al frente de un cuadro de profesores experimentados en Marruecos, puso en marcha un programa educativo de impronta nacionalista y monárquica. [Nada pudo satisfacer más a don Alfonso, y cuando visitó la escuela ratificó sus principios fundacionales".
  21. ^ Gómez-Navarro 2003, p. 370..."La dictadura consagró un nuevo ejército, el de África, al que dotó de medios y cuadros de mando selectos y en cuyos valores se basó para crear un modelo militar que se transmitió a los futuros oficiales. Se creó así la Academia General Militar, unificando la enseñanza de todas las armas en los primeros años y nombrando director al general Franco. Este nuevo modelo implicaba ascensos basados ​​en el mérito, la concepción del soldado valiente y heroico, etc., posiciones todas ellas muy próximas a las de los africanistas".
  22. ^ González Calleja 2005, pág. 78-79.
  23. ^ ab Moreno Luzón 2023, p. 492.
  24. ^ ab Gómez-Navarro 2003, p. 366-367.
  25. ^ Gómez-Navarro 2003, p. 367..."Alfonso XIII llegó a proponer al dictador que el consejo de guerra que juzgara a los oficiales responsables de la rebelión fuera condenado a muerte, aunque posteriormente la pena sería conmutada por la de cadena perpetua, y días después, cuando el teniente general Muñoz-Cobo le pidió que destituyera a Primo, éste le respondió: "Mire, lo primero es el régimen". Sin embargo, Alfonso XIII dedicó enormes esfuerzos en los meses siguientes, hasta finales de noviembre de 1926, a mediar entre los jefes y oficiales de artillería y Primo cuando se discutió la readmisión de dichos jefes y oficiales y sus condiciones".
  26. ^ González Calleja 2005, pág. 79-81.
  27. ^ abc Barrio Alonso 2004, pág. 96.
  28. ^ Gómez-Navarro 2003, pag. 367.
  29. ^ García Queipo de Llano 1997, p. 122-123.
  30. ^ Gómez-Navarro 2003, p. 367...,"El conflicto estaba aparentemente cerrado, Primo había ganado ambas batallas: con los artilleros y con el rey. Alfonso XIII, por su parte, había perdido ambas: ante Primo y ante los artilleros".
  31. Alía Miranda 2023, pág. 166-170.
  32. Alía Miranda 2023, pág. 166-167.
  33. ^ Alía Miranda 2023, p. 172... "Las levas impuestas a los participantes dejaron la puerta abierta a nuevas aventuras militares".
  34. ^ Moreno Luzón 2023, p. 491..."Con la singularidad de que no las calculó [las multas] en función de las actividades delictivas de cada uno, sino en función de su patrimonio particular. El conde de Romanones tuvo que pagar la astronómica cifra de medio millón de pesetas. Pero Marañón , que ni siquiera había intervenido en los hechos, salió peor parado y, además de la sanción económica, sufrió un mes de prisión. De poco les sirvió la cercanía de ambos a don Alfonso".
  35. ^ Tusell y García Queipo de Llano 2002, p. 567.
  36. ^ Alía Miranda 2023, p. 174-175..., "José Sánchez Guerra, una de las ausencias más notables en 1926, proclamó que el alzamiento era constitucionalista: pretendía simplemente derrocar a Primo de Rivera y convocar elecciones. El general Eduardo López Ochoa, que había fundado el año anterior junto con el general Gonzalo Queipo de Llano la Asociación Militar Republicana (AMR), fue más allá, pidiendo la convocatoria de Cortes Constituyentes y un referéndum para decidir entre monarquía o república".
  37. Moreno Luzón 2023, pág. 493-494.
  38. ^ Barrio Alonso 2004, pág. 95-96.
  39. ^ abc Quiroga 2022, pág. 240-241.
  40. ^ Tusell y García Queipo de Llano 2002, p. 568.
  41. Alía Miranda 2023, pág. 178-181.
  42. ^ Alía Miranda 2023, pág. 181.
  43. ^ Gómez-Navarro 2003, pag. 368.
  44. ^ Tusell y García Queipo de Llano 2002, p. 569.
  45. ^ Juliá 1999, p. 68-69"Todo el mundo comprendió que el recurso a las armas para conquistar el poder estaba nuevamente permitido; la imagen de los comités revolucionarios, los militares insurrectos y el pueblo en las calles, unidos en su propósito común contra el Rey, recuperó su empañado prestigio."
  46. ^ Moreno Luzón 2023, pág. 490.
  47. ^ Alía Miranda 2023, p. 181... "La sentencia fue un triunfo para él [Sánchez Guerra], sobre todo teniendo en cuenta el pedido fiscal de seis años y un día de prisión, y una clara derrota de la dictadura".
  48. ^ ab Quiroga 2022, pág. 241.
  49. ^ González Calleja 2005, pág. 81.
  50. ^ Gómez-Navarro 2003, p. 369..."Las principales víctimas de la política de ascensos... experimentaron con el tiempo una politización en sentido antidictatorial. Entre ellos encontramos a muchos generales importantes... que formaron el núcleo central de los conspiradores contra la dictadura y más tarde contra la monarquía".
  51. ^ Alía Miranda 2023, pág. 186.
  52. Alía Miranda 2023, pág. 186-187.
  53. ^ Gómez-Navarro 2003, pag. 368-370.
  54. ^ González Calleja 2005, pág. 89-90.
  55. ^ ab González Calleja 2005, p. 90-91.
  56. ^ ab Quiroga 2022, pág. 242.
  57. Alía Miranda 2023, pág. 151-152.
  58. ^ Alía Miranda 2023, p. 151... "Fruto de los cambios sociales y culturales de la época, con un auge económico que había permitido el surgimiento y aumento de las clases medias y urbanas."
  59. ^ ab González Calleja 2005, p. 91-93.
  60. ↑ ab Quiroga 2022, p. 242-244.
  61. ↑ ab Moreno Luzón 2023, p. 495.
  62. ^ Tusell y García Queipo de Llano 2002, págs. 573–574.
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  65. ^ Quiroga 2022, pág. 246.
  66. ^ Quiroga 2022, pág. 244-245.
  67. ^ Quiroga 2022, p. 245-247..."El propio dictador hizo una lectura de manual del gobierno conservador ante la revuelta universitaria y declaró que los estudiantes estaban divididos, que muchos querían ir a clases, que quienes apoyaban las huelgas tenían objetivos políticos y que los jóvenes eran manipulados por opositores a la Dictadura".
  68. ^ Quiroga 2022, p. 248-250,,.."El dictador sabía lo que estaba en juego y necesitaba las exposiciones para mostrar en el país y en el exterior una nación modernizada, un régimen fuerte y un dictador indiscutible al mando del país."
  69. ^Ab Ben-Ami 2012, pág. 319.
  70. ^ ab González Calleja 2005, p. 93.
  71. ^ Ben-Ami 2012, pág. 316.
  72. ↑ ab Alía Miranda 2023, p. 149.
  73. ^ González Calleja 2005, pág. 295-296.
  74. ^ ab Alía Miranda 2023, p. 152-153.
  75. ^ "El destierro de Unamuno y el ataque a la inteligencia" (en español).
  76. Alía Miranda 2023, pág. 149-150.
  77. ^ Alía Miranda 2023, pág. 150.
  78. ^ González Calleja 2005, pág. 296.
  79. ^ González Calleja 2005, pág. 297-298.
  80. ^ González Calleja 2005, pág. 296-297.
  81. ^ González Calleja 2005, pág. 297.
  82. ^ González Calleja 2005, pág. 300-301.
  83. ^ Alía Miranda 2023, pág. 151.
  84. ^ González Calleja 2005, pág. 301.
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  86. ^ González Calleja 2005, pág. 302.
  87. ^ González Calleja 2005, pág. 96-97.
  88. ^abc Ben-Ami 2012, pág. 306.
  89. ^ Ben-Ami 2012, pág. 305-306.
  90. ^ González Calleja 2005, pág. 250-251.
  91. ^ González Calleja 2005, pág. 252-253.
  92. ^ Ben-Ami 2012, pág. 309.
  93. ^ González Calleja 2005, pág. 253-254.
  94. ^ Ben-Ami 2012, pág. 310.
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  96. ^ Ben-Ami 2012, págs. 312-313.
  97. Alía Miranda 2023, pág. 159-160.
  98. ^ Martorell Linares 2003, p. 377,.."Asociaciones notables con una estructura organizativa débil".
  99. ^ Barrio Alonso 2004, pág. 97.
  100. ^ Gómez-Navarro 2003, p. 361-362...,"Se desplomaron espectacularmente... La desaparición de las elecciones, el cierre de las Cortes, la concentración y centralización del poder político y otras políticas puestas en marcha por el régimen primorverista acabaron con los partidos dinásticos y las organizaciones más próximas a ellos."
  101. ^ Martorell Linares 2003, pág. 377.
  102. ^ Martorell Linares 2003, p. 378,.." José Sánchez Guerra , jefe del Partido Conservador... anunció que su partido adoptaría una "retirada digna", absteniéndose de entorpecer "a los hombres que han asumido la ardua tarea de gobernar". No renunció, sin embargo, al "derecho de legítima defensa" si se diera el caso. También Romanones aconsejó a sus seguidores "no entorpecer la labor de los militares", aunque les prohibió "establecer vínculos y colaboraciones con ella". Desembarazados forzosamente del poder y sin apoyo social, los dirigentes de los partidos antaño gubernamentales se vieron obligados a esperar a que Primo cumpliera su promesa de abrir sólo "un breve paréntesis en la marcha constitucional de España". O a confiar, dado el caso contrario, en que el monarca les obligaría a cumplirla".
  103. ^ Moreno Luzón 2023, p. 491,.."Los mismos políticos que habían recordado a Alfonso XIII su deber de convocar las Cortes, para no violar la Constitución, exigían ahora con fuerza su plena vigencia".
  104. ^ Gómez-Navarro 2003, p. 362,-.."Estos políticos, por los que Alfonso XIII ya había tenido poca consideración durante años, fueron virando paulatinamente hacia posiciones republicanas, accidentalistas o al menos antialfonsistas".
  105. ^ Martorell Linares 2003, p. 378-381,..."Abundaron los realistas que rompieron sus relaciones con palacio."
  106. ^ ab González Calleja 2005, p. 318-320.
  107. Moreno Luzón 2023, pág. 485-486.
  108. ^ Martorell Linares 2003, pág. 377; 381-382.
  109. ^ Martorell Linares 2003, pág. 381.
  110. ^ ab Barrio Alonso 2004, pág. 97-98.
  111. ^ Moreno Luzón 2023, pág. 491.
  112. ^ Martorell Linares 2003, p. 385,.-."En su opinión, la monarquía sólo podría sobrevivir si se sometía a la nación y desaparecían las prerrogativas reales; aunque en este punto, los constitucionalistas no descartaban que el futuro de la monarquía pasara por el sacrificio de Alfonso XIII, ni que las Cortes constituyentes optaran por la república."
  113. ^ Martorell Linares 2003, pág. 382.
  114. ^ Gómez-Navarro 2003, p. 362-363,..."Desde mediados de 1926 hasta septiembre de 1927... Alfonso XIII había manifestado reiteradamente a Primo su oposición a convocar la asamblea con estas características por temor a una ruptura definitiva con los viejos políticos y a unir su destino al de la dictadura".
  115. ^ Gómez-Navarro 2003, pag. 363.---..«El rey sabía que su negativa a la firma implicaba la dimisión del dictador y comprometido. Primo había triunfado y el régimen había vuelto a recibir el apoyo del rey».
  116. ^ Martorell Linares 2003, p. 382-383,.."Tal decisión reforzó la identificación entre rey y dictador, y la pérdida de credibilidad de este último arrastró consigo al monarca."
  117. ^ Moreno Luzón 2023, p. 486,..."Marcó la línea más coherente del liberalismo templado: si se creaba la Asamblea, se rompía el pacto constitucional que sustentaba el trono."
  118. ^ ab Martorell Linares 2003, p. 383-384.
  119. ^ Martorell Linares 2003, pág. 384-385.
  120. ^ Barrio Alonso 2004, pág. 98.
  121. Alía Miranda 2023, pág. 174-175.
  122. ^ Moreno Luzón 2023, pág. 486.
  123. ^ González Calleja 2005, pág. 323-324.
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  125. ^ García Queipo de Llano 1997, p. 121-122.
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  129. ^ ab González Calleja 2005, p. 325.
  130. ^ Alía Miranda 2023, pág. 160.
  131. ^ Barrio Alonso 2004, pág. 100.
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  133. ^ Ben-Ami 2012, pág. 320.
  134. ^ Baras 1984, págs. 51-53.
  135. ^ González Calleja 2005, pág. 351.
  136. ^ González Calleja 2005, pág. 351-353.
  137. ^ González Calleja 2005, pág. 353-354.
  138. ^ González Calleja 2005, pág. 354.
  139. ^ González Calleja 2005, pág. 355.
  140. ^ González Calleja 2005, pág. 356.
  141. ^ González Calleja 2005, pág. 356-357.
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  143. ^ González Calleja 2005, pág. 358-359.
  144. ^ González Calleja 2005, pág. 359-360.
  145. ^ González Calleja 2005, pág. 327-328.
  146. ^ González Calleja 2005, pág. 329.
  147. ^ González Calleja 2005, pág. 331-332.
  148. ^ Alía Miranda 2023, p. 185,...."Los socialistas comenzaron a separarse de Primo de Rivera a raíz de la sublevación de la artillería, en la que habían sido descubiertos, y de las masivas protestas de los estudiantes".
  149. ^ ab González Calleja 2005, p. 332-333.
  150. ^ Alía Miranda 2023, pág. 185.
  151. ^ Alía Miranda 2023, pág. 162.
  152. Alía Miranda 2023, pág. 160-161.
  153. ^ González Calleja 2005, pág. 340-342.
  154. ^ Alía Miranda 2023, pág. 161.
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  156. ^ González Calleja 2005, pág. 346.
  157. ^ González Calleja 2005, pág. 345-346.
  158. ^ González Calleja 2005, pág. 344.
  159. ^ González Calleja 2005, pág. 347-348.
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  161. ^ González Calleja 2005, pág. 59-60.
  162. ^ ab González Calleja 2005, p. 57.
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  166. ^ González Calleja 2005, pág. 55.
  167. ^ González Calleja 2005, pág. 59.
  168. ^ ab Quiroga 2022, pág. 237.
  169. ^ Moreno Luzón 2023, p. 483,.."Una noción muy ambigua, que podía adoptar sentidos opuestos: el retorno pleno a la Constitución de 1876 o el diseño de un nuevo orden constitucional. Ambas alternativas presentaban inconvenientes para el rey".
  170. ^ Gómez-Navarro 2003, pag. 353-360.
  171. ^ Quiroga 2022, p. 238..-."Significaba un paso más en la institucionalización de la Dictadura y cerraba la puerta a convocar algún día las Cortes de la Restauración si el monarca lo consideraba conveniente".
  172. Moreno Luzón 2023, p. 483; 485"La institucionalización de la dictadura implicó quemar las naves de la monarquía, impedir su regresión a posiciones anteriores, y arrebató [al rey] buena parte de sus partidarios, especialmente a los liberales y a los liberal-conservadores . [...] El rey, que había dejado pasar las cosas, se encontraba ahora ante el abismo de un incierto período constituyente".
  173. ^ Gómez-Navarro 2003, p. 363-364,..."El rey sabía que su negativa a firmar implicaba la dimisión del dictador y firmó. Primo había triunfado y el régimen había vuelto a contar con el apoyo del rey. La firma del decreto de convocatoria de la asamblea supuso una ruptura radical con los viejos políticos, que pensaron que el rey se había abandonado en manos de Primo y se había distanciado de él."
  174. ^ Quiroga 2022, pág. 238.
  175. ^ Moreno Luzón 2023, p. 484,..."El perfil del monarca, que acabó evitando los de carácter claramente partidista, como el quinto aniversario del pronunciamiento en 1928, tendió a predominar en las grandes celebraciones. Alfonso rechazó su encasillamiento en un papel secundario como el de Víctor Manuel en Italia ".
  176. ^ Tusell y García Queipo de Llano 2002, p. 575.
  177. ^ Gómez-Navarro 2003, p. 360...-"María Cristina se había opuesto a que el rey la firmara pensando que con ello se colocaba una vez más en una posición inconstitucional y se comprometía aún más con el régimen."
  178. ^ Quiroga 2022, pág. 238-239.
  179. ^ Gómez-Navarro 2003, pag. 360; 368.
  180. Moreno Luzón 2023, pág. 477-478..."Desde entonces Alfonso XIII se sintió impotente."
  181. ^ Gómez-Navarro 2003, p. 360,..."El rey se deprimió y desequilibró física y políticamente."
  182. ^ Tusell & García Queipo de Llano 2002, p. 571,..."En un estado muy deprimido, aparte de la confusión que podía derivar de una situación política muy complicada, se encontraba Alfonso XIII en el último año de la Dictadura".
  183. ^ Tusell y García Queipo de Llano 2002, págs. 569–570.
  184. ^ Tusell & García Queipo de Llano 2002, pp. 569–570, ..."Doña María Cristina, totalmente entregada a él durante tantos años, tuvo una destacada influencia en su modo de actuar y en las decisiones políticas concretas; había sido para él una consejera, a veces la principal."
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  187. ^ Gómez-Navarro 2003, p. 360-361.,..."En diciembre de 1929, Alfonso XIII comenzó a hacer esfuerzos desesperados por encontrar un sustituto al frente del gobierno. Las respuestas fueron negativas. Los viejos políticos no querían asumir la responsabilidad. El rey se encontró aislado".
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  190. ^ Quiroga 2022, p. 253...,"Estableció un Estado centralista, con un Parlamento unicameral y semiorgánico sin apenas poderes, un Ejecutivo reforzado y un Consejo del Reino con grandes atribuciones "moderadoras" del gobierno."
  191. ^ Moreno Luzón 2023, p. 489...,"[Primo de Rivera] se metió en un embrollo preconstituyente, sin principios claros entre sus heterogéneos seguidores, más allá del rechazo al sistema liberal y del mínimo común denominador del españolismo monárquico, corporativo, católico y contrarrevolucionario".
  192. ^ Tusell & García Queipo de Llano 2002, pp. 575–576, ..."Tenía el gravísimo inconveniente, desde el punto de vista de la Monarquía, de otorgarle poderes mucho mayores que los que tenía en la Constitución de 1876, de modo que su contenido podía atribuirse a la intervención real".
  193. ^ Quiroga 2022, p. 253,.."Él desconfiaba profundamente del poder depositado en este cuerpo [el Consejo del Reino] y del monarca".
  194. ^ Tusell & García Queipo de Llano 2002, pp. 575-576...-"No siendo un proyecto que respondiera a los deseos del dictador."
  195. ^ González Calleja 2005, pág. 373-374.
  196. ^ Quiroga 2022, pág. 253-254.
  197. ^ Alía Miranda 2023, p. 181,.."La sentencia fue un triunfo para él [Sánchez Guerra], sobre todo teniendo en cuenta el pedido fiscal de seis años y un día de prisión, y una clara derrota para la dictadura."
  198. ^ Tusell y García Queipo de Llano 2002, p. 582.
  199. ^ Tusell & García Queipo de Llano 2002, p. 582"No puede sorprender, pues, que la noticia fuera ocultada durante varios días por la censura de prensa y que corrieran rumores de una inmediata crisis gubernamental."
  200. ^ Ben-Ami 2012, págs. 340-342.
  201. ^ Tusell y García Queipo de Llano 2002, p. 579.
  202. ^ Quiroga 2022, pág. 254.
  203. ^ Ben-Ami 2012, pág. 374.
  204. ^ ab Quiroga 2022, pág. 255.
  205. ^ Tusell y García Queipo de Llano 2002, págs. 582–583.
  206. ^ Quiroga 2022, p. 255-256"Primo sabía que sin el apoyo del Ejército su régimen no podría sostenerse. Alfonso XIII, por su parte, comprendió que debía librarse del dictador si quería que la monarquía sobreviviera".
  207. ^ ab Quiroga 2022, pág. 256.
  208. ^ ab González Calleja 2005, p. 375.
  209. ^Ab Ben-Ami 2012, pág. 345.
  210. ^ Gómez-Navarro 2003, p. 361,..."Así lo percibieron, en efecto, los ministros. El rey había retirado su confianza y apoyo. La caída era cuestión de días y de oportunidad."
  211. ^ Tusell & García Queipo de Llano 2002, p. 583,..."El Rey demoró su respuesta y esto fue considerado por Calvo Sotelo como un testimonio de que por primera vez el dictador carecía de la confianza real."
  212. ^ Ben-Ami 2012, págs. 345-346.
  213. ↑ abc García Queipo de Llano 1997, p. 126.
  214. ^ Ben-Ami 2012, pág. 347.
  215. ^ Quiroga 2022, pág. 258-259.
  216. Alía Miranda 2023, pág. 182-183..."En la trama estaban representados "viejos políticos", como José Sánchez Guerra ; líderes republicanos, como Diego Martínez Barrio y Ángel Galarza , y socialistas como Fernando de los Ríos . También participaron militares, entre ellos del que Ramón Franco destacó por su popularidad".
  217. ^ González Calleja 2005, pág. 375-376.
  218. ^ Quiroga 2022, pág. 245; 258.
  219. ^ Quiroga 2022, pág. 259-261.
  220. ^ Alía Miranda 2023, pág. 183.
  221. ^ Quiroga 2022, p. 233,..."La jugada tenía un punto de desesperación, pero también de audacia. Era la apuesta final de un jugador que estaba dispuesto a perderlo todo, pero que confiaba en ganar. [...] Teniendo en cuenta que Primo había nombrado personalmente a los capitanes generales y a los directores de la Guardia Civil y de los Carabineros, parece claro que el marqués de Estella creía que sus subordinados le manifestarían abiertamente su apoyo y reforzarían así su figura de dictador".
  222. ^ ab González Calleja 2005, p. 377.
  223. Alía Miranda 2023, pág. 187-188.
  224. ↑ abcd Moreno Luzón 2023, p. 496.
  225. ^ Ben-Ami 2012, págs. 347-348.
  226. ^ Quiroga 2022, pág. 233.
  227. ^ Quiroga 2022, pág. 234.
  228. ^ Quiroga 2022, p. 234-235"Parece claro que el marqués de Estella pensó muy seriamente que si recibía el apoyo de sus compañeros generales y el rey se interponía en su camino, entonces estaba dispuesto a jugar la carta de la república para salvar su dictadura."
  229. ^ Quiroga 2022, p. 235... "La mayoría de los generales consultados eran ambiguos en su apoyo al dictador y firmes en su lealtad al rey".
  230. ^ Ben-Ami 2012, pág. 348.
  231. ^abc Quiroga 2022, pág. 235.
  232. ↑ ab Alía Miranda 2023, p. 188.
  233. ^Ab Ben-Ami 2012, pág. 349.
  234. ^ Quiroga 2022, pág. 235-336.
  235. ^ Tusell y García Queipo de Llano 2002, págs. 585–586.
  236. ^ Tusell & García Queipo de Llano 2002, pp. 585-586......."Solo, desconcertado, cansado y enfermo, no tenía otro deseo que el de abandonar el poder. [...] Parece que [tras la dimisión] se sintió aliviado porque había conseguido lo que deseaba desde hacía tiempo, el abandono del poder: había sido, como diagnosticó el embajador británico, un "suicidio político"".
  237. ^ Quiroga 2022, pág. 262-264,..."La narración del intento de sublevación de la guarnición de Barcelona ha sido considerada válida por muchos historiadores.... Pero la historia, tal como la cuenta Aunós, es un tanto inverosímil. En primer lugar, es difícil entender por qué Primo no advirtió a Barrera de sus planes con antelación.... En segundo lugar, la elección de Barrera también es problemática. El capitán general de Cataluña no había apoyado a Primo al cien por cien y se había puesto del lado del rey en la famosa consulta del 26 de enero. En tercer lugar, en su respuesta a la consulta, Barrera había comentado al marqués de Estella que había "malestar" contra Primo en parte de los oficiales de la guarnición de Barcelona... En definitiva, la narración de Aunós no es muy fiable, pero podemos entenderla mejor si nos fijamos en el momento histórico en el que fue escrita, es decir, en 1944, cuando el político catalán era ministro de Justicia de Franco. Al presentar a Primo como un militar providencial dispuesto a dirigir un levantamiento contra el rey y por la salvación de España, estaba justificando indirectamente la figura del general Francisco Franco, quien, en el año 1944... estaba pensando en cómo perpetuarse en el poder sin tener que pagar el peaje de una reinstauración monárquica...".
  238. ^ Tusell & García Queipo de Llano 2002, p. 587,..."Otros testimonios indican que el general Barrera le dijo que entonces era demasiado pronto para llevar a cabo un golpe de Estado desde la oposición y demasiado tarde para ejecutarlo desde el poder".
  239. ^ Quiroga 2022, pág. 264-265.
  240. ^ Alía Miranda 2023, p. 188-189... "Paradójicamente, iba a residir donde lo habían hecho los principales dirigentes de la oposición a su régimen, desde donde intentaron, sin mucho éxito, acabar con él."
  241. ^ Tusell y García Queipo de Llano 2002, págs. 587–588.
  242. ^ Barrio Alonso 2004, pág. 94.
  243. ^ Quiroga 2022, pág. 264.
  244. ^ Barrio Alonso 2004, pág. 101.
  245. ^ Juliá 1999, pág. 68.
  246. ^ González Calleja 2005, pág. 378.

Bibliografía