El USS William D. Porter (DD-579) fue un destructor de la Armada de los Estados Unidos perteneciente a la clase Fletcher, nombrado así en honor al comodoro William D. Porter (1808 – 1864), siendo el apodo del buque Willie Dee.
Se hizo famoso por su peculiar trayectoria de mala suerte y por lanzar un torpedo al acorazado USS Iowa, que en esos momentos transportaba al presidente de los Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt.
El 12 de noviembre se le encomendó como primera misión ubicarse en la desembocadura del río Potomac, en Chesapeake, y aguardar instrucciones.
Cuando el (teniente comandante) Wilfred Walter ordenó 'Atrás despacio' para sacar al mar su barco, se produjo un estruendo de maderas resquebrajándose.
Inmediatamente todos los barcos tocaron a zafarrancho de combate e iniciaron maniobras evasivas, hasta que el Willie Dee informó de que el culpable no había sido ningún submarino.
El almirante Ernest J. King llamó al capitán Walter a bordo del USS Iowa y lo encaró por sus continuos fallos, dejando de muy mal humor al capitán cuando retornó a su buque.
El capitán Walter ordenó zafarrancho de combate y sus artilleros abrieron fuego contra los globos.
Al recibir la orden los marineros Lawton Dawson y Tony Fazio comenzaron a simular un lanzamiento de tres torpedos.
Desafortunadamente, debido a las prisas y la inexperiencia, el joven primero transmitió que había un torpedo en el agua alejándose del Iowa, y después, cada vez más desesperado, lo intentó otra vez y en lugar de recomendar al Iowa que pusiera sus máquinas en «todo atrás» se las arregló para señalar que el Willie Dee se había atascado en marcha atrás a toda máquina, sembrando la inquietud en el USS Iowa.
Pronto la estela del torpedo fue visible desde el puente, y el gran barco viró a estribor, escorando de forma tan pronunciada que la silla de ruedas del presidente comenzó a deslizarse hacia la borda amenazando con caerse al mar.
Uno de ellos llegó a sacar su pistola, apuntar al torpedo que se acercaba y dispararle.
El almirante King no cabía en sí de furia a bordo del acorazado.
Dadas las circunstancias, sin embargo, sus esfuerzos tuvieron escaso éxito y el destructor fue expulsado del convoy.
Toda su tripulación, incluido el capitán Walter fueron arrestados por los marines al llegar a dicha base.
Su tripulación fue sometida a un consejo de guerra y se pudo establecer al final de las investigaciones que por error, al tubo lanzatorpedos no se le había retirado el detonador en el momento del simulacro.
Además se estableció que los oficiales y marineros eran inexpertos bisoños en maniobras navales.
Por su negligencia inicial y su comportamiento posterior, Dawson, que tenía solo 22 años, fue condenado a 14 años de trabajos forzados; por suerte para él, cuando Roosevelt fue informado de la sentencia otorgó un perdón presidencial al joven y ordenó a la Marina que no infligiese ningún otro castigo a Dawson, dado que todo había sido un error y nadie había sido perjudicado.
Las dos naves llegaron su destino nueve días después, y el William D. Porter comenzó cuatro meses relativamente tranquilos con la TF94.
Navegó varias veces entre la cadena de las islas Aleutianas, sirviendo sobre todo como escolta antisubmarina.
Tal rigor pronto rendiría sus frutos y parecía que la bitácora del USS William D. Porter se normalizaría.
Después de que anclara allí, los aviones japoneses se adentraron para atacar las naves en el puerto.
Dos aviones se dirigieron hacia ellos y lanzaron varias bombas cerca del convoy.
El destructor abrió fuego con su batería principal tan pronto como aparecieron los enemigos pero inútilmente.
Sus bombas fallaron sus blancos por un amplio margen, y los dos aviones japoneses no sufrieron daños consiguiendo escapar.
El segundo fue derribado debido a los esfuerzos combinados de otros destructores próximos, y los dos restantes se retiraron.
Desde ese momento hasta medianoche, los aviones enemigos sobrevolaron el convoy, pero ninguno llegó a acercarse bastante para atacar.
El duro entrenamiento había salvado al destructor de los ataques aéreos enemigos con gran solvencia.
Un Aichi D3A Val se abalanzó por el costado de estribor contra el destructor que levantó una instantánea y densa barrera antiaérea producto de las draconianos entrenamientos a que había sido sometida a la tripulación.
Esto causó el hundimiento del mal afamado destructor, resultando curiosamente sin bajas durante esas agotadoras campañas.
El William D. Porter recibió cuatro estrellas de combate por sus servicios en la Segunda Guerra Mundial.