Entre 1907 y 1920, Bruce viajó al Ártico siete veces, principalmente para realizar prospecciones mineras en Spitsbergen, actividad esta que, sin embargo, no produjo los beneficios comerciales previstos.En 1919 su salud comenzó a complicarse, debiendo pasar varios períodos en el hospital antes de su muerte en 1921, en esa fecha ya estaba casi totalmente olvidado.[3] Estas enseñanzas, servirían, de gran manera, en su futuro para realizar las numerosas expediciones al Ártico y la Antártida.[5] Se llevarían a cabo observaciones científicas e investigaciones oceanográficas con cuatro barcos balleneros: Balaena, Active, Diana y Polar Star.[10] En una carta dirigida a la Royal Geographical Society, escribió: "En general, la disposición del capitán (Fairweather) dista mucho de ser favorables al trabajo científico".Se dedicaron a realizar un estudio detallado del archipiélago de Francisco José, que había sido descubierto, aunque no debidamente cartografiado, durante una expedición austríaca veinte años atrás.Durante las últimas etapas del viaje, Bruce se encargó de dirigir las observaciones científicas.En Red Bay, (fiordo Raudfjorden), latitud 80°N, Bruce subió al pico más alto de la zona, que el príncipe bautizó en su honor como "Ben Nevis".Afortunadamente se liberó y flotó libremente, siendo capaz de llegar hasta Tromsø para hacer reparaciones.[43] Bruce optó por invernar en la Isla Laurie perteneciente al archipiélago de las Islas Orcadas del Sur.[44] En noviembre de 1903, el Scotia se retiró a Buenos Aires para hacer reparaciones y reaprovisionarse.[50] En cambio, al finalizar la expedición, la recepción en Gran Bretaña no fue muy calurosa, aunque su labor fue altamente valorada por la comunidad científica.Bruce luchó para conseguir fondos que permitiesen publicar los resultados científicos, y culpó a Markham por la falta de reconocimiento nacional.Bruce también necesitaba disponer de un lugar en el que realizar los estudios sobre las muestras recogidas y preparar los informes científicos correspondientes para su publicación.También se reunió allí con otros renombrados exploradores, incluyendo a Nansen, Shackleton, y Roald Amundsen.[56][57] El Laboratorio Oceanográfico de Escocia continuó hasta 1919, cuando Bruce, con su salud ya muy deteriorada, se vio obligado a cerrarlo, su contenido se dispersó por el Royal Scottish Museum, la Royal Scottish Geographical Society (RSGS), y la Universidad de Edimburgo.[60] Sin embargo era un mal momento; la Royal Geographical Society en Londres estaba totalmente ocupada con la Expedición Terra Nova del Capitán Scott, y no mostró interés en los planes de Bruce.[63][64] La expedición de Shackleton fue una aventura épica, pero falló completamente en su principal objetivo, cruzar el continente.Los resultados, sin embargo fueron "decepcionantes",[70] y el viaje consumió la casi la totalidad de los fondos del consorcio.Bruce financió dos nuevas visitas a Spitsbergen, en 1912 y 1914, pero el estallido de la guerra impidió que la empresa progresase.[71] Sin embargo, a principios de 1919, el antiguo consorcio fue sustituido por una empresa más grande y mejor financiada.La nueva empresa había gastado una cantidad superior a su capital en las prospecciones, y aunque siguió existiendo con diferentes propietarios, hasta 1952 no se tuvieron noticias de una explotación rentable.[51] El asunto fue planteado, reiteradamente, aunque nadie pensaba que fuese a servir para algo.[77] Después de la muerte de Markham, en 1916, Bruce envió una larga carta a su representante en el Parlamento, Charles Price, detallando la mala intención de Sir Clements hacia él y hacia la expedición escocesa, y terminaba la carta con un sincero lamento por sus antiguos compañeros: "¡Robertson se está muriendo sin tener su bien ganada cinta blanca!, ¡el primer oficial está muerto!, ¡el ingeniero jefe está muerto!, nunca hubo mejores hombres en ninguna expedición polar, y sin embargo no han recibido la cinta blanca.En 1920 viajó a Spitsbergen para labores consultivas, no pudo participar en el trabajo de campo.[85] Brown Rudmose escribió su biografía, que fue publicada en 1923, y ese mismo año un comité conjunto de sabios escoceses instituyeron el Bruce Memorial Prize, para jóvenes científicos polares.[73] Aunque su nombre sigue siendo respetado en los círculos científicos, Bruce y sus logros fueron olvidados por el público en general.[49] Un nuevo biógrafo, Peter Speak (2003), afirma que la SNAE fue "con mucho, la más rentable y cuidadosamente planificada expedición científica de la Edad Heroica".[90] Se ganó un enemigo poderoso y duradero, Sir Clements Markham, cuya influencia repercutió en la relación que los organismos de Londres tuvieron con Bruce durante años.[92] Esta insistencia en hacer hincapié en el carácter escocés de sus empresas, pudo ser irritante para los que no compartían su pasión.