North American A-5 Vigilante

El nombre Vigilante fue asignado al poco tiempo, y la designación A3J fue pronto sustituida por la de A-5.

Avión de ataque nuclear, bimotor, grande y pesado, que podía ser transportado en un portaaviones.

Con un exterior limpio y sus potentes motores, el Vigilante era rápido a grandes altitudes, aunque las altas velocidades necesarias para evitar la pérdida de sustentación cuando se encontraba volando a baja altitud hicieron que la maniobra de aterrizaje en portaviones fuera un desafío para los pilotos, por ser muy difícil y peligrosa.

Inicialmente, el prototipo del Vigilante fue diseñado con dos derivas en la cola,[4]​ inclinadas hacia los lados, exactamente igual que el posterior diseño del MiG-25 soviético, pero finalmente en los modelos de producción en serie se optó por el diseño de una sola deriva monobloque,[2]​ como el del bombardero basado en tierra F-111 de posterior producción, pero totalmente articulada para su operación en portaaviones.

Las alas principales también podían ser levantadas en las puntas, en forma similar al caza McDonnell Douglas F-4 Phantom II, para facilitar su operación en la cubierta y en el hangar del portaaviones.

Era el avión más grande operado en portaaviones que podía interceptar varios objetivos enemigos al mismo tiempo, que por su tamaño y peso, bimotor y de cabina biplaza, parece ser un modelo derivado del Vigilante, pero su función era totalmente diferente; el Vigilante era un bombardero supersónico embarcado, y el F-14 era un caza de superioridad aérea con alas de geometría variable, diseñado para defender la escuadra naval y combatir contra otros aviones de caza a velocidad supersónica.

Esta necesidad estratégica de tener un avión bombardero supersónico más grande y pesado, de alas de geometría variable, con capacidad de transportar armas nucleares, fue completada finalmente en el diseño del bombardero Rockwell B-1 Lancer basado en tierra, que podía despegar y aterrizar desde bases aéreas militares y aeropuertos civiles de países aliados, en Japón, Corea del Sur, y en Europa desde las bases militares de la OTAN, por lo que ya no era necesario operar un bombardero nuclear desde un portaaviones, que podría acercarlo al territorio enemigo para luego lanzarlo desde la cubierta del mismo y retornar para las operaciones embarcadas.

El A-5 Vigilante presentó problemas al comienzo, y cuando estos se solucionaron, la Armada empezó a desplegar los misiles balísticos (SLBM) lanzados desde submarinos, que cumplían la misma función que los bombarderos.

El RA-5C conservó el sistema de bombardeo AN/ASB-12, y podría, en teoría, llevar armas, aunque nunca lo hizo en servicio.

Los RA-5 realizaban los arriesgados vuelos de reconocimiento pre y post ataque.

En estos últimos, las defensas aéreas estaban esperando al avión, por lo que supusieron la mayor parte de los derribos.

RA-5C y F-4J del CVW-9 sobre Hawái, 1971.
El "tren de carga" del A3J dentro de la bodega de bombas.
Un RA-5C Vigilante.
RA-5C Vigilante aterrizando en el USS Saratoga.
Un prototipo YA-5C (XA3J-3P), 1963.
Dibujo 3 vistas del A-5A.