Olympe de Gouges

[1]​ Detenida por su defensa de los girondinos fue juzgada sumariamente y murió guillotinada.

[4]​ Se casó en 1765 con un hombre mayor, quedando al cabo de un tiempo viuda y con un hijo, Pierre Aubry.

Llevaba una existencia burguesa, y frecuentaba los salones literarios parisinos donde conoció a la élite intelectual del siglo de oro francés.

Emprendió entonces una carrera literaria al igual que su padrino, el poeta Jean-Jacques Lefranc de Pompignan.

Escribió varias obras de teatro y montó una compañía teatral itinerante que recorría la región de París, sin que sus ingresos le permitieran mantenerse.

Pero rápidamente sus obras empezaron a ser representadas en teatros de toda Francia.

En 1788 publicó el ensayo Réflexions sur les hommes nègres (Reflexiones sobre los hombres negros) que le abrió las puertas del "Club des amis des noirs" (Club de los amigos de los negros) del que fue miembro.

En 1790 escribió otra obra sobre el mismo tema, Le marché des Noirs (El mercado de los negros).

Los principales dirigentes del movimiento abolicionista, el abate Grégoire y el diputado girondino Brissot, dejaron constancia en sus escritos de la admiración que sentían por Olympe de Gouges.

Para que su detención le fuera más soportable, empeñó sus joyas en el monte de piedad consiguiendo así que se la trasladara a una pensión burguesa donde se recluía a los detenidos enfermos de la alta sociedad.

Olympe de Gouges reclamó sin descanso que se la juzgara para poder defenderse de las acusaciones que pesaban sobre ella, y evitar así el expeditivo tribunal revolucionario.

Tras ello, la transladaron a la Conciergerie el día de su juicio, donde ni siquiera tuvo un abogado.

[11]​ Según la declaración de un inspector de la policía y el periódico contrarrevolucionario Le Journal del editor Perlet, Olympe de Gouges subió al cadalso con valor y dignidad, aunque el hijo del verdugo, Henri Sanson, y otros testimonios que recogió el historiador Jules Michelet afirman lo contrario.

[12]​ Esta obra podemos situarla en el marco cronológico de la Francia del siglo XVIII, es decir, la obra fue elaborada en plena Revolución francesa, en donde dentro de la sociedad francesa se podían percibir grandes diferencias entre hombres y mujeres.

El propio Rousseau consideraba que los roles genéricos estaban determinados por las relaciones naturales.

En ella, se puede ver los mismos pensamientos de Rousseau y el apoyo a éstos, además se añade la idea de que el hombre casado tiene la autoridad de su mujer e hijos debido a que posee una mayor fuerza física y una mayor inteligencia.

I - La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos.

V - Las leyes de la naturaleza y de la razón prohíben todas las acciones perjudiciales para la Sociedad: todo lo que no esté prohibido por estas leyes, prudentes y divinas, no puede ser impedido y nadie puede ser obligado a hacer lo que ellas no ordenan.

VI - La ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las Ciudadanas y Ciudadanos deben participar en su formación personalmente o por medio de sus representantes.

VII - Ninguna mujer se halla eximida de ser acusada, detenida y encarcelada en los casos determinados por la Ley.

X - Nadie debe ser molestado por sus opiniones incluso fundamentales; si la mujer tiene el derecho de subir al cadalso, debe tener también igualmente el de subir a la Tribuna con tal que sus manifestaciones no alteren el orden público establecido por la Ley.

Las Ciudadanas únicamente pueden aprobarla si se admite un reparto igual, no solo en la fortuna sino también en la administración pública, y si determinan la cuota, la base tributaria, la recaudación y la duración del impuesto.

Así mismo, defiende que la democracia de los jacobinos no excluía a las mujeres, que estas "votaban en las asambleas aldeanas y urbanas en la Edad Media" y que "numerosas mujeres eran cabezas de familia y participaban por derecho en las elecciones de las asambeas primarias del Tercer Estado".

Olympe de Gouges en 1793.