Cuando murió su padre en 1759, su madre asumió los negocios lo que le permitió a Etta una buena educación.
Fue un matrimonio desgraciado en el que Etta perdió una hija con pocos meses y su marido la abandonó.
[2] En 1767, se instaló en Ámsterdam donde mantiene relaciones con un patriota holandés, Jan Munniks, que es nombrado cónsul en Mesina.
Haciéndose llamar "baronesa de Aelders", frecuentó los salones y círculos sociales.
Paralelamente, se compromete en una intensa actividad de « corresponsal oficiosa » - espía - que no cesará hasta 1792.
Se puso al servicio incluso a menudo de intereses antagonistas, Países Bajos, Prusia, Francia.
Los textos de Etta Palm son abiertas impugnaciones de las arbitrariedades sobre las que se funda la desigualdad entre varones y mujeres; reclama que se destruyan "los bastiones de los prejuicios, tal vez más peligrosos, porque son más nocivos para la felicidad general"; y, también, que "las leyes sean comunes a todos los seres, como el aire y el sol" .