No solamente conocía el latín sino que hablaba con facilidad otras lenguas.
Desde el mismo momento del matrimonio instauró en su casa, en el Hôtel des Monnaies, una tertulia filosófica que fue frecuentada por grandes sabios de la época, tanto franceses como extranjeros: Turgot , D'Alembert , Charles Stanhope, David Murray, Pierre Beaumarchais, Thomas Paine, Adam Smith, e incluso Thomas Jefferson.
En 1790 nació su hija Eliza Condorcet-O'Connor quien, posteriormente se casó con el líder político irlandés exiliado Arthur O'Connor.
Durante este período, 1793-1794, compuso su obra más famosa Esquisse d'un Tableau Historique des Progrès de l'Esprit Humain.
También escribió Avis d'un Proscrit à sa Fille para su pequeña hija.