Su triunfo estrepitoso se repitió en todos los escenarios donde cantó, dejando un sinnúmero de imitadoras —como Emma Albani, Arnoldson, Nellie Melba, Marcella Sembrich y Torresella—.
Su tipo de voz era soprano ligera, y su rango vocal en su apogeo era de do4 hasta fa6; si bien no poseía un volumen descomunal, era timbrada e incisiva y su técnica le permitía hacer frente a cualquier masa orquestal sin dañar su órgano.
Durante un tiempo se presentó como niña prodigio, pero pronto hizo un paréntesis para tomar serios estudios de canto con Elisa Valentini, con su medio hermano Ettore Barilli y con Emanuele Muzio.
En la temporada siguiente pudo presentarse en Il barbiere di Siviglia, Mossé, La Sonnambula, I Puritani, Don Pasquale, L'elisir d’amore, Linda di Chamounix, Don Giovanni (Zerlina), La Traviata, Rigoletto y además Ernani e Il Trovatore.
La comunidad italiana ya residente en Nueva York la adoptó como su ídolo desde un primer momento y Patti supo utilizar el favor del público para elevarse a un estatus de estrella.
Viajó a lugares tan extremos como San Petersburgo o Caracas, como también por todo Estados Unidos y Europa.
Sin embargo, en 1868 estaba presente en la casa del compositor durante su agonía y cantó en sus funerales junto a Marietta Alboni, otro fenómeno de su tiempo.
Patti pasó a la historia no solo como la mejor soprano de su generación sino también como la cantante mejor pagada de la historia, tomando en cuenta las sucesivas inflaciones y deflaciones ocurridas desde 1870 sus cachés siguen siendo los más abultados que un cantante haya recibido jamás.
En su mejor periodo Patti cobraba U$ 5.000 dólares en oro por presentación en Estados Unidos y 200 guineas en Inglaterra.
En 1875 conoció al tenor Ernesto Nicolini y comenzaron a cantar juntos en las diversas giras que la soprano organizaba.
Todos estos enormes gastos retratan a la perfección el nivel de riqueza que había alcanzado la soprano.
Patti entonces contrajo matrimonio con el barón sueco Rolf Cederström, de 28 años, quien según los rumores, era su masajista.
El documental Queen of Song de 1993 interpretada por la soprano norteamericana June Anderson traza su vida.