Este apelativo se ha convertido en un nombre propio frecuente en todo el mundo islámico (con variaciones como Bubker, Babacar, Boubacar, Ebubekir, etc.).
Junto con Mahoma, Abu Bakr está enterrado en la Cúpula Verde de la mezquita Al-Masjid an-Nabawi en Medina, el segundo lugar más sagrado del islam.
La tradición chiita, en cambio, considera a Abu Bakr un usurpador del califato y un enemigo de los ahl al-bayt.
Dirigiéndose a un ídolo, Abu Bakr le habría dicho «Oh, Dios mío, necesito bellas ropas; otórgamelas».
[20] Su esposa Qutaylah bint Abd-al-Uzzá no aceptó el islam y por esto se divorció de ella.
Si bien las creencias de Abu Bakr habrían sido defendidas por su propio clan, no sería este el caso para la tribu coraichita entera.
En 620 Abu Bakr fue la primera persona en testificar a favor del Isra y Mi'raj (el viaje nocturno) de Mahoma.
Debido al peligro que mostraban los Quraysh, no tomaron el camino sino que se movieron en dirección opuesta, tomando refugio en una cueva en Yabal Thawr (el monte Tauro), a unos ocho kilómetros al sur de La Meca.
A Abu Bakr se le emparejó con Khaarijah bin Zaid Ansari (quien era Medina) como hermano en la fe.
Khaarijah bin Zaid Ansari vivía en Sunh, un suburbio de Medina, y Abu Bakr se asentó allí también.
En relación con esto, Alí al parecer le preguntó a sus asociados luego quién pensaban que era el más valiente entre los hombres.
[34] Más tarde, Abdul-Rahman se acercó a su padre y le dijo “Te expusiste ante mí como objetivo, pero me di vuelta y no te maté.” A esto Abu Bakr le respondió “Sin embargo, si tú te me hubieras expuesto como objetivo yo no me habría dado vuelta.”[35] En la segunda fase de la batalla, la caballería de Jálid ibn al-Walid atacó a los musulmanes por atrás, tornando una victoria musulmana en derrota.
Para conmemorar este evento se erigió una mezquita, conocida después como 'Masjid-i-Siddiq',[38] en el sitio en que Abu Bakr había repelido las cargas del enemigo.
Jáibar tenía ocho fortalezas, de las cuales la más fuerte y mejor custodiada se llamaba Al-Qamus.
Mahoma destinó un contingente a vigilar el paso de Hunayn y lideró al ejército principal hacia Autas.
En La Meca, Abu Bakr presidió la ceremonia del Hach, y Alí leyó la proclama en nombre de Mahoma.
(p. 2)Úmar rápidamente tomó la mano de Abu Bakr y le juró su alianza, ejemplo que siguieron los hombres reunidos.
La reunión se terminó abruptamente cuando una refriega estalló entre Úmar y el jefe de los Banu Sa'ida, Sa'd ibn Ubadah.
Esto puede indicar que la elección de Abu Bakr puede no haber sido unánime, con los ánimos exaltados como resultado del desacuerdo.
[49] Sin embargo, tras seis meses el grupo hizo las paces con Abu Bakr y Alí le ofreció su lealtad.
[49] Esta divergencia daría lugar años más tarde a la división de los musulmanes en tres ramas: suníes, chiíes y jariyíes.
Los débiles entre vosotros serán fuertes conmigo hasta que me haya asegurado de vuestros derechos, si Dios lo quiere, y los fuertes entre vosotros serán débiles conmigo hasta que os haya quitado los derechos de los otros, si Dios lo quiere.
Esto pondría en movimiento una trayectoria histórica,[55] continuada luego por Úmar y Uthmán ibn Affán, que en apenas unas cuantas décadas llevaría a uno de los imperios más grandes en la historia.
No tuvo mucho tiempo para prestar atención a la administración de estado, si bien los asuntos estatales se mantuvieron estables durante su califato.
Otros disidentes, si bien aliados inicialmente con los musulmanes, usaron la muerte de Mahoma como una oportunidad para intentar restringir el crecimiento del nuevo estado islámico.
Estos incluyen a algunos de los Rabīʿa en Baréin, los Azd en Omán, así como entre los Kindah y Khawlan en Yemen.
Como lo hiciera Mahoma antes de él, utilizó alianzas maritales e incentivos financieros para vincular a antiguos enemigos del califato.
Sean cuales fueren los motivos del califa, en el año 633 pequeños contingentes fueron enviados a Irak y Palestina, capturando varias aldeas.
Abu Bakr dictó así su último testamento a Uthmán ibn Affán con estas palabrasːEn el nombre de Dios Misericordioso.
Esta es la última voluntad y testamento de Abu Bakr bin Abu Quhafa, cuando se encuentra en la última hora del mundo y la primera del que viene, una hora en que los infieles deben creer, los malévolos deben reconocer sus malos caminos.