Batalla de Yamama

Ikrimah contaba con fuerzas insuficientes para atacar un enemigo abrumadoramente más numeroso.

El paso siguiente ha sido citado directamente y está escrito en forma de leyenda o épica con una moraleja final.

Escribió a Abu Bakr y le dio cuenta completa de sus acciones.

Abu Bakr se enfureció por la imprudencia de Ikrimah y su desobediencia a las órdenes dadas.

Para asegurarse que no caería en el error de Ikrimah, Abu Bakr le escribió: "Permanece donde estás y espera más instrucciones."

[1]​ A las órdenes de Khalid, el ejército  musulmán avanzó, lanzando varios ataques sucesivos.

Cuando los guerreros se retiraron a descansar, ambas fuerzas estaban en tablas.

Solo un tercio del ejército de Musaylimah se mantenía en condiciones de luchar, y esta parte se retiró  a un jardín amurallado mientras Muhakim (comandante del ala derecha) cubría su retirada con un pequeña retaguardia.

Pronto los musulmanes llegaron al jardín amurallado, donde unos 7.000 rebeldes, Musaylimah entre ellos, se habían refugiado, cerrando el portal.

Pero Musaylimah todavía luchaba: no tenía la menor intención de rendirse.

Lanzó la misma jabalina que había utilizado para matar a Hamza ibn ‘Abd al-Muttalib y se clavó en el estómago de Musaylimah; que al momento fue decapitado por Abu Dujana.

Sin embargo, más de 70 huffaz (musulmanes que habían memorizado el Corán) fueron muertos en Yamama.