Marchando desde La Meca hacia Medina el 11 de marzo del año 625, los habitantes de La Meca deseaban vengar sus pérdidas en Badr y contraatacar a Mahoma y sus seguidores.
También Mahoma resultó gravemente herido en el rostro, al caer en un pozo simulado con lanzas en el fondo.
Se extendió el rumor de que había muerto y muchos musulmanes, desmoralizados, huyeron.
Las mujeres lo recogieron y llevaron a una cueva cercana, donde le atendieron.
Los mecanos sufrieron también muchas bajas, aun así, y se retiraron rápidamente, sin siquiera responder ni indagar por qué les tiraban piedras desde lo alto, defendiendo la cueva.