Batalla de Badr

[nota 1]​ En la historia islámica, la batalla se ha transmitido como una victoria decisiva atribuible a la intervención divina o, por fuentes seculares, al genio de Mahoma.

Esta migración es llamada Hégira y marcó el comienzo del liderazgo de Mahoma, tanto político como religioso.

[3]​ Sin embargo, muchas de las primeras fuentes musulmanas indican que no se esperaba una lucha seria,[4]​ y el futuro califa Uthmán Ibn Affán se quedó atrás para cuidar de su esposa enferma Ruqayyah, la hija del Profeta.

[5]​ Salmán el Persa tampoco pudo sumarse a la batalla ya que todavía no era un hombre libre.

Sus motivos eran varios: algunos fueron a proteger sus intereses financieros en la caravana, otros querían vengar a Ibn al-Hadrami, el guardia asesinado en Nakhlah, y unos pocos quisieron tomar parte en la que se esperaba sería una victoria fácil contra los musulmanes.

Sin embargo, varios exploradores musulmanes fueron descubiertos por gentes de la caravana[nota 2]​ y Abu Sufyán dio un giro precipitado hacia Yanbu.

[10]​ Por otro lado, los musulmanes todavía esperaban evitar una batalla campal y continuaron la marcha hacia Badr.

[11]​ Al día siguiente, Mahoma ordenó una marcha forzada a Badr y llegaron antes que los mecanos.

Hubab ibn al-Muhdir, sin embargo, le preguntó si esa elección fue una instrucción divina o la propia opinión de Mahoma; cuando éste respondió que lo segundo, sugirió a los musulmanes ocupar la fuente más cercana al ejército Qurayshi y bloquear las demás.

Además, los Qurayshíes, aparentemente hicieron poco o ningún esfuerzo para contactar con las tribus aliadas que se habían dispersado por todo el Hiyaz.

Durante este periodo, Abu Sufyán y otros hombres de la caravana se unieron al ejército principal.

Tras descender de la misma, los mecanos establecieron otro campamento en el interior del valle, y mientras descansaban enviaron un explorador, Umair Ibn Wahb, para reconocer las líneas musulmanas.

[18]​ La batalla comenzó con campeones de ambos ejércitos emergiendo para entrar en combate; tres de los Ansar salieron desde las filas musulmanas, siendo gritados por los mecanos, que estaban nerviosos por iniciar cualquier enfrentamiento innecesario y solo querían luchar contra los musulmanes.

[20]​[21]​ El ejército musulmán gritaba «Ya mansur amit!» (¡Oh tú a quien Dios ha hecho victorioso, mata!)

Respecto a las pérdidas musulmanas, comúnmente son mencionados catorce muertos, cerca del 4 % de sus fuerzas.

Saíd y Úmar se mostraron a favor de acabar con los prisioneros pero Abu Bakr abogó por la clemencia.

Poco después, varios musulmanes, que habían sido capturados recientemente por los aliados de los mecanos, fueron llevados a La Meca y ejecutados en venganza por la derrota.

En el lado musulmán, también hubo un fuerte deseo de venganza, pues habían sido perseguidos y torturados por los mequíes qurayshíes durante años.

Sin embargo, tras las ejecuciones iniciales, los prisioneros supervivientes fueron alojados con familias musulmanas en Medina y bien tratados, como parientes.

El primero fue Mahoma, que se transformó de un paria mequí a un importante líder.

Al mismo tiempo, Abd-Allah ibn Ubayy, principal oponente de Mahoma en Medina, encontró su propia posición seriamente debilitada.

Como resultado, cuando Mahoma marchó hacia La Meca seis años después, fue Abu Sufyán quien ayudó a negociar su rendición pacífica.

Badr es también el tema de la Sura 8: Al-Anfal, que detalla la conducta militar y las operaciones.

Según el erudito musulmán Safi ur Rahman al Mubarakpuri, un verso coránico fue revelado ordenando la ejecución de Nadr bin Harith, que fue decapitado posteriormente por Alí.

Asimismo, no sufrieron deserciones antes de la batalla, aunque en la película Abu Sufyan se niega a tomar parte.

Tanto Amr Ibn Hisham como Umayyah murieron en la batalla, y su muerte marcó el punto culminante del enfrentamiento.

Mapa de la campaña de Badr.
Esquema del desarrollo de la batalla.