Más tarde, trabajó como acróbata de circo hasta que una lesión le obligó a abandonar la profesión.
Aunque al principio la interpretación no le atraía, cuando volvió del servicio militar intentó ser actor y recibió una oferta para un papel en una obra teatral en Broadway.
No tuvo éxito, pero un agente de Hollywood se fijó en él y le consiguió, en 1946, su primer papel cinematográfico, para la película Forajidos, junto con Ava Gardner.
En esta ocasión, sí tuvo un éxito considerable, con el resultado de que al año siguiente protagonizó otras dos películas.
Lancaster fue un actor autodidacta que se hizo a pulso, intentando superarse en cada una de sus interpretaciones, y aprovechó su buena apariencia física para abrirse paso en el ambiente hollywoodiense.
UU., y El nadador (1968), un filme simbolista sobre un fracasado que adapta una obra maestra del llamado Chéjov de los suburbios, John Cheever.
En los años sesenta y setenta, trabajó en varias producciones europeas con directores como Luchino Visconti o Bernardo Bertolucci.
Una actriz y amiga suya que deseaba verlo fue rechazada por Lancaster al teléfono con el siguiente mensaje:[2] Fue una persona muy celosa de su intimidad.
Se casó con su tercera esposa, Susan Martin, en 1990 ya en el ocaso de su vida; ella lo acompañó hasta su muerte.
Más tarde, un segundo ataque cerebral le obligó a usar silla de ruedas, quedando parcialmente paralítico.