Una zanfoña o zanfona[1] es un instrumento musical perteneciente a la familia de los cordófonos frotados,[2] muy extendido en la música popular europea con numerosas variantes en distintas regiones y épocas.
[2] La zanfoña se asemeja a un violín mecánico en el que varias cuerdas vibran por la fricción de una rueda (situada en la caja de resonancia del instrumento) que gira gracias a un manillar o manivela.
Con esta técnica se ajusta la altura de cada cuerda, en especial las melódicas, respecto a la rueda.
En el medievo, sin embargo, el término Sinfonía era el opuesto a diafonía; la primera indicaba consonancia, la segunda disonancia.
Unde, et margaritum medium tympanum dicitur, et ipsum ut symphonia ad virgulam percutitur.La zanfoña se desarrolló durante el siglo XII, siendo utilizado en la música religiosa y en la música profana medieval.
La primera referencia escrita es del abad Odón de Cluny en su obra Quomodo organistrum construatur (‘cómo construir un organito’) si bien su veracidad es dudosa dado que solo se conoce a través de citas muy posteriores.
A finales del siglo XVIII la zanfoña vuelve a manos populares, ya que en la música académica se imponen otros instrumentos de cuerda de mayor presencia (como los violines, las violas, los violonchelos y los contrabajos).
[cita requerida] A mediados del siglo XVIII apareció en Francia la zanfona-órgano conocida como vielle organisée, que desapareció en poco tiempo pese a que compositores como Haydn escribieran específicamente para ella.
Las señales para las cuerdas melódicas son generadas electrónicamente por las teclas y también en combinación con la rotación de la rueda.
[9] En Romance de lobos, Ramón del Valle-Inclán se refiere a la «zanfoña» en tres ocasiones, aunque bien es cierto que en la primera mención, señala que también se conoce como «zanfona» y «zanfonía».