[1] Fue dado a conocer en 2002 por los arqueólogos Juan Antonio Pachón Romero, Tadea Fuentes Vázquez y Antonio Ramón Hinojosa Pareja al producirse el hallazgo casual de un relieve antropomorfo ibérico y parte de una inscripción en piedra,[1] localizados en un área muy próxima a la zona fortificada.
El hábitat de Cerro Boyero está atestiguado a través del material cerámico superficial desde el Bronce Final, pasando por el periodo orientalizante, la época ibérica, romana y medieval.
[1] Se trata de una ciudad ibérica fortificada, con una superficie que supera las 17 hectáreas, asentada sobre una meseta inclinada hacia el norte y con una línea de muralla que se distingue en sus perfiles norte, sur y este, aprovechando en su conjunto los desniveles propios del terreno.
[1] A la época ibérica corresponden cerámicas decoradas también con motivos geométricos comunes, de pasta gris.
La presencia de cerámica vidriada medieval confirma la continuidad del yacimiento hasta este periodo histórico.
Con posterioridad, y por razones desconocidas, la zona quedó deshabitada, pasando a establecerse la población en el lugar que hoy ocupa la localidad de Valenzuela.