Mostró su capacidad en el ejército desde 1869 hasta 1883 y fue el responsable de la participación del Ejército de los Estados Unidos en las Guerras Indias durante ese período.
Su padre, Charles Robert Sherman, un exitoso abogado que trabajaba en la Suprema Corte de Ohio, murió repentinamente en 1829.
Le sobrevivió su viuda, Mary Hoyt Sherman, quien quedó a cargo de once hijos y sin herencia alguna.
Su madre adoptiva, Maria Ewing, quien era de ascendencia irlandesa, fue una devota católica.
[8] A despecho de haber sido bautizado dos veces en su juventud, Sherman no se adhirió a ninguna religión organizada durante la parte final de su vida adulta, aunque su esposa, Ellen Ewing Sherman, fue una devota católica y su hijo Thomas se hizo asimismo sacerdote católico.
De acuerdo a los relatos del propio Thomas, Sherman asistió regularmente al templo católico hasta el estallido de la Guerra Civil, pero no después.
Allí lideró a sus tropas en la captura de la ciudad de Atlanta, un éxito militar que contribuyó decisivamente para la reelección del presidente Abraham Lincoln en 1864, sobre su contendiente el exgeneral George McClellan.
Luego de la Guerra Civil, Sherman fue nombrado comandante general del ejército (1869-1883) y como tal le correspondió la conducción estadounidense en las guerras anticoloniales indígenas en el oeste de Estados Unidos.
El daño causado por Sherman estuvo limitado casi exclusivamente a la destrucción de la propiedad.
Aunque no hay cifras exactas disponibles, la pérdida de vidas humanas parece haber sido muy pequeña.
Esto parece haber tenido como origen la feroz animosidad entre los soldados nordistas y sus oficiales contra el estado que ellos señalaban como «la madriguera de la rebelión».
(...) Si los Estados Unidos permiten una división ahora, esto no parará y seguirá hasta que lleguemos al mismo destino de México, que es la guerra eterna.(...)
[16]Si bien hay quienes piensan que Sherman es el predecesor de la inhumanidad y brutalidad de las guerras en gran escala del siglo XX, otros piensan que en comparación con otros conflictos, como la guerra anglo-bóer (1899-1902) donde todos los civiles fueron objetivos militares sin distinción alguna debido a su apoyo a la resistencia armada, el historiador Hermann Giliomee declara que Sherman emerge como «un comandante que logró un mejor balance que los oficiales británicos entre severidad y contención al tomar acciones proporcionales a las necesidades legítimas de la guerra»,[17] y es visto como el precursor de una forma de guerra que está acorde con las exigencias de los conflictos armados modernos, y que en su caso fueron efectivas y justas.