Villa romana de Lullingstone

Está situada en el valle del Darent junto con otras seis villas, entre ellas, las de Crofton, Crayford y Dartford.

La villa estuvo habitada en distintos momentos del período romano‑británico, pero, después de su destrucción, se cree que solo volvió a ocuparse durante la Edad Media.

[2]​ En el siglo IV, una de las estancias (probablemente usada ya con fines religiosos) se convirtió en una capilla o una iglesia doméstica cristianas, en cualquier caso, con mucho la más antigua de la que se tiene constancia en las islas británicas.

[1]​ Alrededor del año 150, la villa se amplió con un bloque de dependencias para el baño caldeadas con un hipocausto; sin embargo, se reconstruyó más tarde, en torno al 290, después de haber estado abandonada durante casi un siglo.

[3]​ Los dos bustos en mármol del siglo II hallados en el sótano quizás representen a los propietarios o a los residentes de la villa, la cual podrían haber escogido como su lugar de retiro en el campo los gobernadores provinciales.

[4]​ En el siglo III, se añadieron tanto un bloque más amplio de dependencias para el baño como un horno más grande para el hipocausto, pero también un templo mausoleo y un granero de grandes dimensiones.

[7]​ La organización English Heritage ha documentado algunos hallazgos, como un «cuenco colgante» y otros pedazos de vasijas anglosajonas.

[9]​ Puesto que el ábside medía 6,25 × 4,88 m en sus puntos más anchos, el comedor era amplio, con espacio suficiente para contener un diván.

[9]​ El diván, con unas dimensiones de 1,50 × 2 m y con capacidad para sentar normalmente a tres personas, se habría colocado justo enfrente de las ilustraciones del mosaico para que todos los invitados pudiesen verlas con la orientación correcta.

[7]​ Además, conviene señalar que el término sótano no puede interpretarse en el sentido moderno de la palabra.

En cuanto a la decoración, las paredes, que tenían unos paneles naranjas, rojos y verdes, estaban pintadas de manera vistosa.

[1]​ Poco después del siglo III, se tapó este nicho, al recubrirse toda la estancia de estuco pintado con bandas rojas,[1]​ y se depositaron dos bustos de figuras masculinas en la habitación.

Algunos estudiosos sostienen la teoría de que los habitantes a la sazón centraron su culto en las divinidades domésticas y en los espíritus de los antepasados, mientras que abandonaron en gran medida el culto a las deidades acuáticas.

[1]​ En el siglo IV, parece que la estancia sobre el santuario pagano pasó a tener un uso cristiano, pues se pintaron sobre las paredes enlucidas motivos como una fila de figuras devotas en pie (orantes) o el característico crismón cristiano.

Aunque robaron el ataúd de la joven ya en la antigüedad, el otro permaneció inalterado in situ y, en la actualidad, se halla expuesto en el yacimiento.

[12]​ Teniendo en cuenta el tamaño potencial del anillo, así como los restos de otros metales preciosos como el oro sobre la gema, Martin Henig sugiere que el anillo perteneció en algún momento a un hombre adinerado y con un elevado estatus social.

[12]​ La gema representa a la diosa Victoria personificada escribiendo un mensaje de triunfo sobre un escudo.

Sin embargo, señalan que, después del período de abandono, quienes volvieron a habitar la villa tal vez decidiesen quedárselos para sus propios fines.

Plano, alrededor del año 400
Maqueta de la villa romana
Edificio exterior de la villa romana de Lullingstone construido en el siglo XX
Busto en mármol hallado en la estancia con función de santuario cuyo original se encuentra en el Museo Británico . Representa a un hombre de unos 50 años: quizás sea un miembro de la familia o quizás el emperador Pertinax cuando era gobernador de la provincia de Britania .
Mosaico de la villa de Lullingstone que representa el rapto de Europa
Fresco con crismón procedente de la villa de Lullingstone, la cual contiene las únicas pinturas cristianas de época romana de las que se tiene constancia en Gran Bretaña. [ 2 ]
Busto de la villa romana de Lullingstone hallado en el sótano. En comparación, este es el más dañado de los dos que se descubrieron.