Tras permanecer en Madrid trece años, donde recibió la influencia de pintores como Francisco Bayeu, Mariano Salvador Maella y Mengs, regresó a Valencia en 1792, donde pintó a Fernando VII con el hábito de la Orden de Carlos III y numerosos retratos de los jefes militares franceses que ocupaban España durante la guerra de la Independencia.
El sentido realista que demuestra en estos retratos hizo que Fernando VII lo nombrase Primer Pintor de Cámara en 1815, desplazándose nuevamente a Madrid, donde se convirtió en el pintor de moda entre la aristocracia y alta burguesía madrileña.
Muy hábil en el dibujo y en la plasmación de las texturas, se mantuvo activo y en plenas facultades hasta edad muy avanzada, dominando el retrato oficial madrileño durante décadas.
[1] Sus hijos Bernardo y Luis fueron igualmente pintores.
Distintas obras suyas, incluyendo un autorretrato, ilustraron una serie de sellos españoles en 1973.