Es tía abuela del pintor Antonio de la Gándara.
Al inmueble que fuera su hogar ahora se le llama “la Casa de la Virreina”.
Fueron padrinos el coronel don Manuel José Rincón Gallardo I Marqués de Guadalupe Gallardo y doña Ignacia de la Gándara.
Después de esos hechos, Doña María Francisca se trasladó a la Ciudad de México para estar más segura, mientras su esposo se encontraba ocupado con las campañas militares contra los insurgentes.
No se sabe a ciencia cierta qué hicieron los Calleja en 1816 y 1817, aunque es de suponer que en 1817 estuvieron en Cuba, desde donde se trasladaron a Madrid.
Calleja se dio a la tarea de organizar al ejército.
Se ignora qué suerte corrieron doña María Francisca y sus hijos ese periodo, salvo que ella se estableció en Valencia.
La virreina criolla aparece ataviada con esa austeridad refinada, sólo reservada a las damas de la corte, con la cabeza cubierta por una cofia, como correspondía a una viuda de su rango.
Se encuentra sentada sobre un elegante sofá verde, sosteniendo un pañuelo blanco de rico engaje y un breviario o libro de horas, que alude a su gran religiosidad.