Valentín Ferraz

Nació en una familia infanzona, documentada en el valle de Benasque (Huesca) desde el siglo XII, a la que han pertenecido ilustres clérigos, políticos, juristas y militares.

Finalizada la contienda con el grado de teniente, solicitó destino en América donde los ejércitos reales se enfrentaban a los independentistas.

De los granaderos de la guardia, por su instrucción, brillantez y disciplina, decía el general Juan Ramírez Orozco "tal vez habrá muy pocos en la Península", mientras que Baldomero Espartero iba más allá y señalaba que "no cedía en nada los mejores de Europa".

[3]​ Con motivo de la invasión del general San Martín al corazón del virreinato peruano en 1820, los granaderos de Ferraz abandonaron el Alto Perú para dirigirse a Lima; durante el trayecto tuvieron que atravesar 700 leguas muchas veces por provincias sublevadas como Huamanga, Huancavelica y Tarma, sufriendo el constante acaso de las guerrillas y montoneras locales.

Reincorporado al ejército del bajo Perú, el ya comandante Ferraz tuvo ocasión de distinguirse en la incursión que el general Canterac dirigió sobre la sitiada fortaleza del Callao y en los demás hechos de armas que tuvieron lugar esos años durante los cuales ascendió a Brigadier.