Pedro Benigno Raulet
[4] Tras el fin de la guerra, como muchos otros oficiales bonapartistas sin colocación Pedro Raulet se trasladó a América.Sin embargo cuando Latapie y sus 32 hombres (entre ellos Raulet) arribaron a costas brazileñas en diciembre de 1817 las tropas portuguesas ya habían aplastado la rebelión siendo todos los franceses implicados arrestados.[5] Raulet se trasladó entonces a Chile donde ofreció sus servicios al ejército del general don José de San Martín tomando parte de la expedición libertadora al Perú, donde rápidamente destacó por su bravura y audacia.[7] Tras la proclamación del general Simón Bolívar como Jefe Supremo del Perú, por diferencias políticas con el nuevo libertador, fue separado por este del servicio activo, y como muchos otros oficiales que no eran de su confianza, entre ellos su camarada y amigo Federico Brandsen, fue expulsado del país, Raulet se exilió en Chile a comienzos de 1824 pero regresó sin permiso desembarcando en Ica, donde residía su familia, Bolívar ordenó al gobernador, el coronel Ramón Bernabé Estomba, que fusilara a Raulet pero este quien era su viejo camarada de armas se negó a ello por lo que, acusados de conspiración, ambos fueron conducidos al cuartel patriota en Chancay y puestos en prisión.Pese a los servicios prestados al ejército unido libertador era considerado por los grancolombianos como un mercenario francés por lo que su cuerpo fue decapitado y su cabeza inserta en una lanza fue llevada a Cuenca para ser paseada por las calles como un trofeo de la victoria.