En 1869 se le consignaban también dos cañones de 8 libras para artillar lanchas, pero en los años siguientes ya no figuraban.
En 1873, mientras estaba en mantenimiento en Inglaterra, se le agregó un cañón Whitworth en proa que fue comprado por una colecta realizada por sus tripulantes y bautizada por ellos como el "malcriado".
Debido a la presión de la diplomacia estadounidense, los cruceros fueron embargados en 1864 cuando aún no estaban completados.
La compra recién se realizó en noviembre de 1864, aunque ya desde agosto de ese año, los marinos peruanos Aurelio García y García y Miguel Grau, habían revisado las naves.
Las corbetas habían sido rechazadas para Chile por el contralmirante Roberto Simpson.
La enérgica protesta de Federico Barreda ante el conde Russel logró anular la orden de detención contra Grau, y la Unión y su gemela América pudieron continuar su viaje al Perú.
Luego de este combate, la Unión y toda la escuadra aliada se retiró a Huito.
En abril, la Unión y la América zarparon al Estrecho de Magallanes para buscar a los blindados peruanos, pero regresaron sin encontrarlos, pues estos estaban todavía en camino.
Los comandantes de los buques peruanos en Valparaíso no aceptaron esa designación y renunciaron a sus puestos.
El gobierno del General Mariano Ignacio Prado formó una División Naval para someter al monitor rebelde.
La división estaba al mando del capitán de navío Juan Guillermo More, compuesta por la fragata blindada Independencia, en donde More era el comandante, la corbeta Unión, al mando del capitán de navío Nicolás Portal, el monitor Atahualpa y el transporte Limeña, que remolcaba al monitor.
La División Naval salió del Callao el 11 de mayo y se reunió con la Pilcomayo en Iquique.
Este fue el primer encuentro de la guerra, que resultó en un tiroteo sin consecuencias.
Como las calderas de la Unión estaban en mal estado, debió regresar al Callao, permaneciendo en mantenimiento por casi tres meses.
Cuando terminó la Unión su mantenimiento en el Callao, salió a Arica llevando pertrechos de guerra, y ahí, tras reunión entre Grau, García y García y el presidente Prado se acordó hacer una expedición sobre costas chilenas como represalia contra el bombardeo de Iquique, que era un puerto indefenso.
El 22 volvieron a Chañaral y capturaron la barca Adriana Lucía, cargada de cobre, que fue enviada al Callao.
Después de tocar en Borja y San Nicolás, se siguió hasta Punta Arenas donde la Unión llegó a la vista del puerto el 16 de agosto, enarbolando bandera francesa primero para luego cambiarla a la peruana, produciendo inmensa alarma en la población de esa colonia pues se creía que iba a ser bombardeada, temor que fue desmentido por el mismo comandante peruano en conversaciones con el gobernador del puerto, el teniente coronel Carlos Wood, a quien le informó que el poblado no sufriría daños si no eran molestados pues ellos no bombardeaban poblaciones indefensas.
Los chilenos se llevaron también los cañones de grueso calibre que defendían la boca del puerto, artillería que había sido montada años atrás, cuando se temió la presencia de la escuadra argentina.
[2] Se ignoraba tanto por los peruanos como en Punta Arenas que en esos días debía llegar el vapor Genovese con otro importante cargamento de armas para Chile.
La Unión, finalmente ignorando todo ello, tornó rumbo al Pacífico el 18 de agosto.
Se dilató la travesía por tener vientos del norte y calmas que los mantenían cerca de la costa enemiga.
El Rímac dejó en Arica algunos pertrechos de guerra, al mismo tiempo que el presidente Prado y Grau discutían sobre una nueva incursión en puertos chilenos; Grau sugirió que la Unión y el Huáscar regresasen al Callao para mantenimiento de sus buques, pero como esto demoraría un mes, Prado insistió en una expedición más al sur, luego del cual irían al Callao antes del 15 de octubre.
La Unión, siguiendo las instrucciones dadas previamente para tales circunstancias, escapó en dirección a Arica, siendo perseguida por las corbetas Loa y O'Higgins, las cuales abandonaron la persecución en Huanillos, debido a la mayor velocidad de la corbeta peruana, y también porque se dieron cuenta tardìamente que lo que intentaba la nave peruana era separarlos del resto de la escuadra chilena.
La Unión, por órdenes del presidente Prado, salió del Callao el 17 de diciembre de 1879 y llegó a Mollendo el 20, donde desembarcó 1500 fusiles y uniformes para la división que estaba acantonada en Arequipa.
El Talismán llevaba un cargamento de pertrechos a Quilca y la Unión hacia Arica.
Los buques chilenos emprendieron la persecución de la Unión, pero la abandonaron al llegar la noche.
Tras esta hazaña, que asombró a propios y extraños, la Unión llegó al Callao el 20 de marzo.
Había cumplido su misión con éxito, rompiendo dos veces el bloqueo de Arica.
A mediados de 1880 se le desmontaron sus cañones y varios sirvieron para artillar el cerro San Cristóbal ante un posible desembarco chileno en Ancón.
La Unión fue varada al norte de la bahía del Callao, quemada en parte su popa y destrozada su maquinaria.