[2] En casos de septicemias causadas por Pseudomonas, estas penicilinas antipseudomónicas suelen ser administradas conjuntamente con un aminoglucósido (por ejemplo, gentamicina o netilmicina), puesto que poseen un efecto sinérgico.
[2] Se han reportado pocos efectos adversos con el uso de la ticarcilina, entre ellos, malestar estomacal y diarrea.
Como todas las penicilinas, la ticarcilina tienen un anillo betalactámico, por lo tanto puede ser desnaturalizada por la enzima betalactamasa, resultando en la inactivación del antibiótico.
Aquellas bacterias que posean β-lactamasas serán, por tanto, resistentes a las acciones de estos antibióticos.
Por lo general se acostumbra acompañar a la ticarcilina con un inhibidor de las betalactamasas, tal como el ácido clavulánico.