El agua se pierde en el cuerpo por varias causas: sudor –incluye transpiración–, pérdidas insensibles por respiración, o en las heces y en la orina.
En términos generales, refleja que existe en el organismo poca agua en relación con los niveles totales de sodio y potasio.
Esto tiende a deshidratar las neuronas del cerebro que funcionan como osmorreceptoras, o bien receptores de tonicidad.
Ocurre a menudo en los pacientes que pierden líquido hipotético, con un déficit en el agua libre y electrolitos.
Con elevaciones más graves del nivel de sodio pueden ocurrir convulsiones y el coma.
En parte la causa puede ser que raramente estos altos niveles de sodio ocurren sin condiciones médicas coexistentes graves.
Algunos pilares del tratamiento y manejo de la hipernatremia son cruciales para lograr devolver el organismo al estado isotónico.
Se recomienda: Debido a que en la hipernatremia crónica (> 48 horas de persistencia del cuadro) está establecido que la corrección debe ser más lenta, debido al mayor riesgo de edema cerebral durante el tratamiento, puesto que el encéfalo se ajustará a la hipernatremia aumentando su contenido intracelular de moléculas osmóticamente activas.
Si la tonicidad extracelular es súbitamente disminuida, la célula entrará nuevamente hacia el interior de las neuronas y producirá edema cerebral, lo que puede causar un sinfín de complicaciones permanentes como déficits neurológicos, mielinolisis y herniación.