[1] En 1921, Arranz instaló su taller de cerámica en una capilla medio en ruinas, aledaña a la Casa del Sol, cerca del Alcázar de Segovia.
Entre los más veteranos estaban tres ilustres forasteros, catedráticos de distintos centros de la ciudad: Blas Zambrano, José Tudela y Antonio Machado.
[2] En el pequeño "Parnaso castellano" (como lo bautizó con feliz ironía el escultor Barral), también eran habituales curiosos personajes como el padre Villalba, agustino exclaustrado y ameno pianista, que formaba dueto musical con Carranza, cadete de Artillería, el ingeniero Luis Carretero o el empleado de Hacienda Ramón Juan Seva.
De la tertulia saldrían la Universidad Popular Segoviana (1919), una delegación de la Liga de los Derechos del Hombre (1922) y un patrimonio artístico, en parte desaparecido, producto del arte del ceramista Arranz y el escultor Barral y sus hermanos.
La tertulia de San Gregorio, en ese espacio concreto, se disolvió cuando en 1927, Arranz partió hacia Sudamérica y el escultor Barral trasladó su taller a Madrid.